L’Elisir d’Amore vuelve al Liceu
La comedia se estrena repitiendo el éxito cosechado en sus anteriores representaciones
Una de las óperas cómicas y a la vez románticas más exitosas de la historia del género, L’elisir d’amore de Donizetti, se estrenó el 7 de enero y estará en cartel hasta el 28 de enero en el Gran Teatro del Liceo, bajo la producción de Mario Gas y la dirección musical de Ramón Tebar.
Esta comedia para todos los públicos es, sin duda, uno de los títulos más aplaudidos en el Teatro y esta vez cuenta con el aliciente del Nemorino del tenor eslovaco Pavol Breslik, acompañado de tres estrellas más como el Adina de la soprano australiana Jessica Pratt (que debuta en el rol), el Belcore del barítono Paolo Bordogna, y un veterano basso buffo como Roberto de Candia representando a Dulcamara, además de la Giannetta de Mercedes Gancedo. Cinco grandes voces que compartirán protagonismo con la Orquesta y el Coro del Gran Teatro del Liceo.
Esta producción de L’elisir d’amore es probablemente uno de los trabajos de más éxito de Mario Gas en la dirección de obras líricas y la más célebre en el género operístico. Tanto es así que su vida se remonta a 1983, cuando el director abordó por primera vez este título que contendría muchos de los elementos fundamentales de la producción actual.
Sin embargo, no sería hasta 1998 que se montaría en el Teatro Victoria y ya bajo el auspicio del Liceo, que aún se encontraba en plena reconstrucción. En 2005 y el 2012 se produjeron dos recomposiciones ya preparadas por el escenario del Gran Teatro, que dotaron de la escenografía y el resultado espectaculares que este año vuelven a verse y demuestran que no perder empuje.
Las cinco voces protagonistas destacan por encima de todo en este título emblemático del bel canto romántico italiano, cuyo Donizetti fue uno de sus principales artífices. Un buen ejemplo del género es la célebre aria que canta Nemorino en el segundo acto, «Una furtiva lagrima», y que define perfectamente la vertiente romántica de la ópera.
Situada originalmente en una aldea del País Vasco francés del siglo XIX, Mario Gas ambienta la acción en un pueblecito toscano del año 1922, con el entrañable recuerdo del cine neorrealista. Un contexto en el que Nemorino, un chico ingenuo, sigue creyendo en la eficacia de los elixires de amor para seducir su amada Adina. Esta lo hará sufrir hasta que sucumbe, enamorada del chico. Ternura y picardía van de la mano gracias a la original y fresca música de Donizetti, último gran representante de la ópera bufa italiana.