El futuro de Juan Rosell

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Nunca, tal vez, como en estos momentos, el futuro del presidente de la patronal catalana y vicepresidente de la CEOE se encuentre ante un dilema en el que hay múltiples elementos de decisión que ni siquiera dependen de él. En circunstancias similares, pero de bastante menos intensidad, Juan Rosell ha conseguido salirse, y nada mal, por cierto, simplemente dejando pasar el tiempo. Ahora, a lo mejor le vuelve a funcionar.

Si en algo hay una cierta unanimidad es que a Gerardo Díaz Ferrán, el actual presidente de la CEOE le quedan dos telediarios. La práctica totalidad de los medios ya le ha condenado y hasta en diarios tan cercanos a la cúpula patronal, como Expansión, se lucen artículos de opinión como el firmado hace poco por José Ignacio Wert en el que de forma meridiana se le pide que presente su dimisión “a la mayor brevedad posible”.

Más discretamente, aunque cada vez menos, dirigentes de la CEOE que hasta ahora le mostraban su apoyo y le ofrecían sin recato su solidaridad, convirtiéndole en una especie de mártir al alimón de la ignominia zapaterista y la crisis económica, hoy no dudan en conversaciones privadas en confiar en su pronta marcha: “está cometiendo ya demasiados errores, es incapaz de manejar a la prensa y cada vez que sale su imagen se deteriora más; además en su propio entorno están hasta el moño del poco tiempo que dedica a asuntos personales”.

Otros van más lejos: “Está muy debilitado. ¿Cómo puede negociar con Gobierno y sindicatos, sabiendo que a la salida de la reunión puede recibir llamadas que empeoren la situación de sus negocios o que no la mejoren?”

Así las cosas, las apuestas no le dan más allá de la propia Junta Directiva de la patronal a celebrar a mediados de este mes, aunque todo puede pasar. Si se enroca, va a ser muy difícil sacarle de la poltrona presidencial. Pero si triunfa la lógica su dimisión dará paso al cónclave de los 21 vicepresidentes de donde saldría un nuevo papa empresarial que gobernaría la CEOE hasta el final del actual mandato.

En ese colegio electoral hay hasta ahora dos nombres que tienen fuerza y peso para suceder a Díaz Ferrán: el andaluz Santiago Herrero y el catalán Juan Rosell. Y de estos dos parece evidente que en un hipotético concurso de méritos sería este último el que conquistara la plaza.

Rosell ya intentó un asalto a la presidencia de la CEOE. Fue el último, y casi único, contrincante que tuvo José María Cuevas, el antecesor de Díaz Ferrán. Entre que no lanzó toda la caballería y que eran los tiempos de “la opa a la catalana” de Gas Natural sobre Endesa que tan torticeramente fue manipulada por algunos sectores empresarial de la capital, Rosell decidió hacer mutis por el foro antes que someterse a una derrota.

Él se retiró, pero su propuesta de modernización de la patronal quedó sobre la mesa y cuando Díaz Ferrán asumió el liderazgo de la CEOE recurrió al presidente de Foment como uno de los bastiones en que apoyaría su mandato. Desde entonces, Rosell no ha dejado de ganar peso en la patronal española.

Últimamente, a raíz de la crisis desatada por la ruptura del diálogo social y la entrada en barrena de los negocios de Díaz Ferrán, Rosell ha estado además muy activo en los órganos de gobierno de la CEOE, interviene prácticamente en todas las reuniones y sus opiniones son respetadas.

Juan Rosell tiene además una virtud en el actual momento. En el debate abierto en el mundo patronal entre el camino a seguir: unos añoran el modelo Cuevas –una presidencia ejecutiva no empresaria y, por lo tanto, al margen de coyunturas económicas difíciles- y otros optan por un presidente empresario que ejerza una función ejemplarizante ante la sociedad, Rosell sería un empresario pero en el que una buena parte de su modus vivendi proviene de consejos de administración de empresas bastante al margen de ciertas eventualidades (La Caixa, Agbar, Gas Natural, Criteria…).

Una envidiable posición que, además, quién sabe, podría verse reforzada en un próximo futuro si el actual presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró (74 años), dejara la presidencia de la multinacional de la energía, un puesto al que podría aspirar en plenitud de condiciones el hombre que podría suceder a Díaz Ferrán al frente de la CEOE, algo que sería visto con buenos ojos tanto por el PP con quién ha tenido históricamente unas magníficas relaciones como por socialistas y nacionalistas con quienes ha convivido en una eficaz armonía en Catalunya.

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