El dinero no da la felicidad (o por qué tu móvil te hace infeliz)
Químicamente, la tecnología produce dopamina, que nos puede complacer, pero la felicidad (serotonina) tiene que llegar de otro lado
Las personas que intentan venderte un coche nuevo, un teléfono de lujo o una casa probablemente quieran hacerte creer que el dinero puede comprar la felicidad. Sin embargo, tu cerebro sabe que eso no es verdad. El dinero puede complacerte, pero la felicidad tiene que venir de otro lado.
Si confundes la felicidad y el placer, no estás solo. Después de todo, hemos sido condicionados para creer que la felicidad proviene de comprar algo nuevo, satisfacer el deseo de comer o de estar a la última moda.
Incluso los diccionarios y los motores de búsqueda se confunden un poco: si buscamos pleasure (placer en inglés), el Diccionario de Oxford lo define como «un sentimiento feliz de disfrute y satisfacción».
Nuestro cerebro puede diferenciar entre una oleada de placer y la felicidad duradera
Pero los científicos que estudian las hormonas dicen que nuestro cerebro puede diferenciar entre una oleada de placer acelerada y la felicidad duradera que es la definición real de felicidad. Y es una gran diferencia.
«Si toda tu vida te han dicho que el placer es la felicidad, entonces, ya sabes, estás jodido», explica Robert Lustig.
Lustig es endocrinólogo y autor de ‘The Hacking of the American Mind: The science behind the corporate takeover of our bodies and brains’. Fue uno de los primeros en estudiar los efectos del consumo de azúcar refinado en los niños, y ahora le preocupa que la tecnología pueda estar funcionando en nuestros cerebros de forma similar, casi adictiva.
Él sostiene que la tecnología no es exactamente como una droga, sino que alimenta un sistema potencialmente peligroso de motivaciones y recompensas en nuestro cerebro, que nos hace desear otro subidón.
Dependencia de la tecnología
«La tecnología es un estimulador de la dopamina», explica Lustig a Business Insider. «Todo lo que causa la elevación de la dopamina tiene, como punto final, la adicción».
Eso no quiere decir que la tecnología tenga en nuestro cerebro los mismos efectos que el alcohol o drogas, porque con la tecnología, hasta donde sabemos, no hay síntomas físicos de abstinencia, como temblores o dolores de cabeza, si se apaga el teléfono.
Actualmente tenemos dependencia de la tecnología
Aun así, hemos desarrollado una dependencia de nuestros teléfonos que es diferente de una sensación de satisfacción o tranquilidad.
¿Ese zumbido en el bolsillo? Está alimentando la liberación de más hormonas del estrés y del neurotransmisor del placer de nuestro cerebro relacionado con el sistema de recompensa, la dopamina.
Resulta que la dopamina toca áreas de nuestro cerebro diferentes a las de la serotonina, involucrada en disminuir la ansiedad y contrarrestar la depresión. La serotonina está tan relacionada con la felicidad que es uno de los ingredientes clave de muchos medicamentos antidepresivos.
Cómo funciona el cerebro
Echa un vistazo a la diferencia entre cómo la serotonina —relacionada con la felicidad— y la dopamina —relacionada con la adicción— circulan en nuestro cerebro.
Fuente: Business Insider
Como se puede ver en el gráfico anterior, la serotonina propaga señales de felicidad a muchas partes diferentes del cerebro, tocando al menos 14 receptores diferentes.
Científicos como Lustig piensan que esto es parte de la razón por la cual la felicidad puede sentirse de muchas maneras diferentes: las sensaciones de alegría, amor y satisfacción pueden surgir durante las diferentes interacciones que tiene la serotonina con los receptores en diferentes partes del cerebro.
La dopamina funciona con un ciclo de motivación – recompensa que nunca nos hará completamente felices
La dopamina, por otro lado, solo tiene cinco de receptores. El neurotransmisor interactúa con esos receptores para alimentar sentimientos de deseo y motivación. La dopamina está implicada en la regulación de muchas cosas en nuestro cerebro: recompensas, motivación, placer e incluso hay alguna evidencia de que está implicada en las denominadas alucinaciones saludables.
Pero como alimenta un ciclo de motivación y recompensa, nunca nos hará verdaderamente felices sabiendo que tenemos suficiente.
Nuestros teléfonos se han construído para que siempre anhelemos algo más
En cambio, nuestros teléfonos se han construido para que siempre anhelemos algo más. No son intrínsecamente malos, pero es algo de lo que todos deberíamos ser conscientes.
¿El único antídoto? Guardar nuestros teléfonos, limitar las alertas que nos envían y pasar tiempo con otras personas, en lugar de mirar constantemente nuestras pantallas.
Noticia original de Business Insider. Autor: Hilary Brueck y Samantha Lee