El chino que probó (y triunfó) con la alta cocina
Quiso diferenciarse de los restaurantes chinos y sólo consiguió un camino para lograrlo: la alta cocina. Alumno del Celler de Can Roca, Huadong Dai es el dueño de Feliç 2, el restaurante de Alella (Barcelona) que se ha convertido en referencia de buena mesa
Hace unos 12 años Huadong Dai, un empresario chino con 25 años en España, comenzó a trabajar para que su negocio dejara de ser un restaurante chino convencional, con rollitos de primavera y pollo tres delicias, sin diferenciación alguna del resto de locales que se multiplicaban por toda España.
En plena burbuja económica, se dio cuenta que el auge de restaurantes chinos no tardaría en estallar. Entonces decidió aportar mayor calidad a su cocina e ingresar a la Asociación de Cocineros y Reposteros de Catalunya. “Quería cambiar la mala imagen de los restaurantes chinos en España. Fui el primer chino que entró allí. Después estudié en la Escuela de Hostelería de Sant Pau y en el Celler de Can Roca”, explica Dai, conocido popularmente como Luis.
La fusión
En ese momento transformó su restaurante chino tradicional en un rincón de la buena gastronomía china con precios accesibles: entre 20 y 35 euros por persona. Su plato estrella es el pato laqueado pero también ha tenido éxito con su apuesta de comida fusión, como la sopa de escudella, el bogavante con sal y pimienta o la berenjena con lomo al estilo chino.
Para ganar reputación entre la clientela (por allí pasan con cierta frecuencia políticos como Xavier Trias, Felip Puig o deportistas como Ricky Rubio y muchos dueños de restaurantes) ha incorporado más de 200 vinos a la carta. Su fama hizo que el presentador de televisión Jorge Javier Vázquez lo llevara un día a su plató de Madrid a cocinar en vivo a los periodistas de la prensa rosa.
El aprendizaje
Durante su formación en los diferentes centros, y con los años de experiencia sumados desde que su abuela lo enseó a cocinar las primeras recetas, Luis aprendió cosas sencillas pero básicas: el bogavante tiene que ser más crujiente que en China, la verdura no puede estar al punto, y los palillos necesitan estar envueltos y con una buena presentación. “Es algo que ningún otro restaurante chino sabía. También he visitado a todos los buenos restaurantes para aprender de ellos y observar el servicio que prestaban”, añade Dai.
Tras el éxito de Feliç 2, que ya ha ganado varios premios gastronómicos, Dai decidió sus otros dos restaurantes chinos convencionales para concentrarse en seguir aprendiendo y ofreciendo calidad. Hasta ahora la crisis no lo ha afectado, pero quiere seguir creciendo y cosechando reconocimiento en el sector. “Conocí a Ferran Adrià cuando me entregaron el premio por mejor restaurante de comida fusión”, declara orgulloso. “Él mismo reconoce que buena parte de su éxito le viene por utilizar productos chinos”, remata.