Díaz Ferrán no debería seguir
En este país, donde las banderas tapan tantas vergüenzas, Díaz Ferrán no quiere ser el último de la clase y se ha aprendido bien la lección. Cuando arrecian los problemas derivados de una gestión más que dudosa, el presidente de la CEOE se envuelve en terciopelo: “Estar tan dañado por la crisis me hace entender lo que están pasando los empresarios”, parece que declaró anoche al diario El Mundo.
Cuando las escenas de viajeros en tierra salpicaban con insistencia los medios de comunicación y traían a la memoria recuerdos de lo que ocurrió cuando Air Madrid dejó de operar, provocando la rabia y la frustración de miles de personas humildes que habían comprado sus billetes, Díaz Ferrán se lava las manos y sitúa el problema en la crisis. ¡Cómo no!
Con demasiada frecuencia, lamentablemente funciona. En cuantas ocasiones hemos vistos a algún político evadir sus presuntas responsabilidades lanzando la sospecha de un posible ataque al país, cuya representación aspiraba a arrogarse en solitario. Banderas de un territorio, de un partido, hasta de un club de fútbol, como sucedió recientemente en el Barça, para que bajo su manto se eludan culpabilidades.
Ahora Díaz Ferrán empieza a mostrarnos sus destrezas en el asunto. Si Air Comet acaba en cierre con miles de pasajeros indignados, más de 600 trabajadores en la calle y sin cobrar sus salarios desde hace meses; si su aseguradora Mercurio está bajo la vigilancia de la Dirección General del sector y bajo amenazas de una posible intervención; si es consejero de Caja Madrid y a pesar de eso, o quizás por ello, deja impagado un crédito de más de 26 millones de euros; si Trapsa está en venta, aunque no encuentre comprador…. Díaz Ferrán no tiene nada de lo que avergonzarse ni de que responder: es la crisis, le pasa por ser un empresario como los demás.
Pero no es verdad. En la crisis hay muchos empresarios que no están en su situación. Aún en situaciones en las que la crisis ataca con más dureza hay empresarios que toman la iniciativa, cogen el toro por los cuernos y evitan situaciones tan deterioradas y lamentables como las que están atravesando los trabajadores y proveedores de Air Comet.
No, don Gerardo, no estoy de acuerdo con usted. Ignoro la situación interna de sus empresas, pero en cualquier caso la manera en que ha manejado el asunto de la aerolínea es absolutamente impropia de alguien que aspire a liderar el tejido empresarial.
Usted no debería continuar ni un minuto más al frente de la CEOE. Sus problemas empresariales le acucian y su gestión le invalida para esa alta responsabilidad. Dice usted que no dimite porque ahora se va a dedicar “más que nunca a buscar desde la CEOE soluciones para todos, especialmente para los que tienen dificultades de financiación para que no tengan que cerrar más empresas”. A muchos empresarios nos gustaría llorar con sus ojos, porque no todos tenemos desgraciadamente el acceso que usted ha tenido a un buen crédito en Caja Madrid, por ejemplo.