De dudas y sospechas
Malos tiempos para la lírica, que diría aquél. Días de plomo y de señoritos en furgones de la Guardia Civil, de apellidos ilustres adjetivados sin reparo como saqueadores. Tiempo de dudas y de sospechas. De dudas sobre el alcance real de la corrupción, de la extensión de la metástasis.
De sospechas sobre hasta qué punto hay una clase política demasiado cómodamente instalada en un status quo con síntomas de agotamiento. Tan injusto sería la descalificación generalizada de la actividad política, como resultaría necio no reconocer la gravedad de los sucesos que vienen monopolizando estos días las aperturas de la mayoría de medios de comunicación. Quizás ya no baste con condenas más o menos contundentes cuando los casos de corrupción estallan, quizás ya sea el tiempo de liderar iniciativas regeneradoras en el sistema.