Cachitos II, o Cachitos Diagonal, que en realidad debería llamarse Cachazos porque su tamaño no admite diminutivos; más bien todo lo contrario. Costa Este, la empresa de los hermanos Javier y Ramón Bordas, ha inaugurado la segunda versión de esta oferta en un gran local de Diagonal barcelonesa.
En cuanto el alcalde Trías deje de remover calles y aceras y de levantar polvo –lo que no pasará antes de las municipales– , el local estrenará una terraza en el lado montaña de la avenida, enfocada al mediodía, que promete ser de las mejores de la ciudad.
Tapas y tapillas
La cocina del establecimiento parte de la base de las tapas y los platillos, así como de platos tradicionales disponibles el máximo de horas: desde las 12 del mediodía hasta las tres de la madrugada: desayuno, aperitivo, comida, merienda, cenas y copas. Es una combinación de restaurante, con una barra dedicada a los alimentos crudos –como las ostras–, y bar de combinados y copas.
El local es amplísimo y está decorado por Estrella Salietti y Pepe López, como su hermano menor de la Rambla. Aunque no deja un centímetro cuadrado libre, el ambiente no resulta cargante. Algunas ramas contra la pared y sobre las lámparas, a modo de pantalla, contribuyen a dar un aire como de patio al salón principal, el comedor del fondo.
Pesebre periodístico
La casa ha invitado hoy a la prensa para hacer la presentación oficial, aunque el negocio abrió sus puertas hace semanas. De momento, el público es heterogéneo. Había mesas de negocios y de amigos, pero sobre todo mesas de mujeres con mujeres, no todas en edad de trabajar. En una de ellas, la más joven de las comensales ha tenido el buen gusto de rematar la comida con un gin tonic de Bombay.
A los periodistas nos han servido lo que cabe suponer son sus mejores platos. Un aperitivo de buen jamón, recién cortado a cuchillo; una ensaladilla rusa que parecía andaluza de bien resuelta que iba con sus picos jerezanos.
El tartar de ternera sobre coca de pan estaba bien logrado, más que los huevos estrellados que le siguieron, servidos sobre patatas fritas, que también acompañaban las albóndigas de carne en salsa. Todo bueno.
Un buen arroz
Los platos contundentes han sido una lubina al vapor con verduras cocidas de la misma forma –totalmente en su punto– y una paella de arroz con alcachofas (estamos en la época) y sepia. Sabroso, al dente y en la proporción exacta. Lo mejor del ágape.
Luego han puesto tres postres de crema catalana, helado y la bomba de chocolate.
Si comer en la casa resulta siempre tan satisfactorio, es del todo recomendable. Volveremos para hacer una segunda prueba con más tranquilidad. Y miraremos a ver qué es eso de los 55 tipos de sangría.