Felipe González: “España produjo centenares de miles de menas en América Latina”
El expresidente del Gobierno clama contra los “inquisidores” de todas las ideologías, pero señala que le molesta especialmente el ataque de Vox contra los menores: “De nuestros menas no nos quejábamos”
“Mucha gente tiene la sensación de que vivíamos más libres en los ochenta y en los noventa que ahora”, dijo Felipe González finalizando su intervención en el Foro La Toja Vínculo Atlántico, el evento organizado por el presidente de Hotusa, el gallego Amancio López, en la pontevedresa Illa da Toxa, donde gestiona dos hoteles de lujo. El expresidente del Gobierno había repasado junto a Mariano Rajoy la política exterior europea y la necesidad del “multilateralismo”, concepto latente en todas las intervenciones del foro desde la jornada inaugural.
Pero González acabó con una reflexión sobre el clima político en España, tomando la misma idea de Rajoy de que en España hay “torquemadas poliédricos” ante los que “ser políticamente conveniente es callarse”. “Más aún si eres viejo”, añadió.
“Durante el tiempo de Franco, ser español era lo que decía Franco que era ser español. Ahora hay muchos que te dicen cómo ser español, catalán o vasco. Gallego no, porque se puede ser gallego de muchas maneras. Pero hay un montón de inquisidores que te echan los caballos encima”, insistió González.
Para el exdirigente socialista, esta situación no es patrimonio de ninguna ideología, sino que está en la izquierda, en la derecha y en los extremos. De hecho, poco antes había abogado por el “espacio de la centralidad”, ya que, a su juicio, “excluye a las posiciones que tensan la convivencia desde los extremos”.
Pero González destacó que le molesta especialmente el ataque contra los ‘menas’, los menores no acompañados que Vox pone en la diana cada vez que tiene ocasión. “España ha producido centenares de miles de menas en América Latina porque las madres se venían a cuidar a los mayores, a la gente como yo, y los hijos se quedaban allí. Pero de esos menas no nos quejábamos”, dijo el expresidente español.
Una política de defensa europea
Fue el remate de un debate que en su última parte analizó la situación de la Unión Europea en el mundo y la conveniencia de desarrollar una política común de defensa. Por ello apostó claramente Mariano Rajoy. “El papel de la UE en Afganistan fue el que fue, ninguno. Fue la OTAN la que decidió a la hora de ir y a la hora de marcharnos, es decir, básicamente decidió EEUU, aunque haya muchos países europeos implicados. Biden ha hecho unas declaraciones sorprendentes, diciendo que nos vamos porque derrotamos el terrorismo sin que parezca que hubiera intención alguna de implantar allí una constitución o una democracia. Creo que es un buen momento para trabajar en una política exterior tras 60 años trabajando en un proyecto europeo”, dijo el exdirigente gallego.
“Europa, si quiere ser un agente activo, necesita una política exterior de seguridad y defensa común. Dicho esto, creo que hay que seguir en la OTAN y tener la mejor relación con EEUU porque compartimos los mismos valores: la democracia, la libertad, los derechos humanos… es nuestro mundo y nuestro sitio. Creo que es perfectamente compatible y no veo ninguna alternativa a eso. El problema no va a venir de EEUU, pero nos puede venir de otros lugares del mundo”, razonó Rajoy.
González coincidió y replicó con una paradoja: “Europa ha envejecido, está vieja y, al mismo tiempo, no está mayor para defenderse, no tiene una política de defensa con cierto grado de autonomía. Se puede hacer y hay instrumentos para ello, sin que choquen con la OTAN.
El expresidente afirmó que cree en el multilateralismo, “pero con elementos de compensación” y como “equilibrio de poderes” frente a la tendencia histórica de un imperio ascendente y otro declinante, es decir, frente a la dinámica de dos potencias globales que, normalmente, tienen intereses contrapuestos.
“Para que haya un multilateralismo como factor de gobernanza de un mundo interdependiente es importante que pensemos que un regionalismo abierto sirve de contrapeso a la hegemonía casi siempre polarizada de las superpotencias globales. Nosotros no somos una potencia global, ni somos tan pequeños para que no nos tengan en cuenta. Una de nuestras prioridades es decir que está inacabada la construcción europea”, reflexionó.