Tensa calma ante los colegios electorales en el 1-O
El soberanismo llama a colocarse a las puertas de los colegios y forzar la entrada, a la espera de la actitud de los Mossos d’Esquadra
Ha llegado el día, con una tensa calma. El soberanismo quería una gran exhibición de su poderío, al margen de si consigue o no que se pueda votar. Y ha llamado a todos los independentistas y a aquellos que quieren echar al Gobierno del PP de la Moncloa, a que se coloquen en las puertas de los colegios y fuercen la entrada, a no ser que los Mossos d’Esquadra lo impidan.
¿Lo impedirán? Los Mossos están en el centro del debate. Este domingo el independentismo buscará doblegar al estado, con un referéndum que sólo podría tener un efecto político de calado si la participación fuera alta. Pero eso depende de los cuerpos de seguridad. A lo largo de este sábado, los Mossos actuaron, y, de los 1.300 centros visitados, comprobó que sólo 163 estaban ocupados por familias con niños, que realizaron todo tipo de actividades lúdicas, con el objeto de ganar tiempo para las 9.00 horas de este domingo.
Pero el Govern de la Generalitat ha dispuesto un total de 2.315 centros de votación, con un dispositivo de 7.235 personas. Es decir, esos centros que estaban cerrados este sábado, se pueden abrir este domingo.
Los Mossos han visitado 1.300 colegios, y sólo 163 se han ocupado, pero hay un total de 2.315 centros
Esa es la duda, mientras la Guardia Civil entraba en el CTTI, el Centro de Telecomunicaciones con el objeto de impedir el registro y el recuento de los votos, el debate también se producía en el seno del soberanismo, que, a pesar de la imagen oficial, sigue dividido.
La ANC ha tenido y tiene un papel crucial. La entidad soberanista la preside Jordi Sànchez, un activista profesional, pero también un político con experiencia. La idea de la ANC es que los ciudadanos que quieran votar, si son desalojados de los colegios, no deben desobedecer. Lo que se pretende es una imagen nítida de cientos de miles de personas, que, con las papeletas de voto en la mano, dejen claro que no se puede votar. La ANC aseguró que si se consigue un millón de votos ya será “un éxito clamoroso”.
El independentismo pide que todos estén delante de los colegios, con grandes colas
Òmnium Cultural y la CUP, sin embargo, pretenden ir más allá, y reclaman que, con los votos que se consigan, se proclame la independencia, como marca la propia ley del referéndum que, vulnerando todas las reglas democráticas, votó el Parlament. Y el Pdecat no quiere saber nada de eso.
El problema real se producirá a partir del lunes, en el seno del soberanismo. Pero el objetivo del presidente Puigdemont, este mismo domingo, es lograr algo parecido a un empate: que la exhibición de gente en las calles queriendo votar sea masiva, aunque no se pueda certificar el voto, ni tenga ninguna posibilidad de ser homologado.
La ANC quiere una imagen enorme de cientos de miles de personas con papeletas a las que se les impide votar
Para el Gobierno de Mariano Rajoy el objetivo es similar. Con la seguridad de que a esa movilización, con los votos que se puedan depositar en algunos centros donde no lleguen los cuerpos de seguridad –principalmente en las comarcas de interior—no se la podrá llamar un referéndum de autodeterminación, el problema para el Ejecutivo español es que la marea social sea enorme y la presión internacional, y, en concreto de la Unión Europea, le fuerce a una negociación política rápida e intensa. Esa marea, además, se va a movilizar en contra del propio Rajoy, al lograr, hábilmente el soberanismo, que se una la voluntad de querer un referéndum de autodeterminación con el rechazo al PP bajo la bandera de la democracia.
Las familias que ocuparon los colegios dormirán este sábado en los centros. Deben abandonarlos a las seis de la mañana, cuando aparezcan los Mossos. Esa es la orden que tiene la policía autonómica. Pero una hora antes, a las cinco de la mañana, se ha convocado que todos estén en las puertas.
Los cuerpos de seguridad esperarán. Son los Mossos los que deberán pedir ayuda, en primer término, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional.
Lo que piden todos es que nadie se vea forzado a aplicar la fuerza. Y ese deseo lo comparten también los que más se la juegan este domingo: Carles Puigdemont y Mariano Rajoy.