Simón usó el método que ahora desdeña para contar los muertos de gripe
Fernando Simón no da credibilidad al exceso de muertes que registra el MoMo, ya de 43.000, pero sí lo usó para medir el impacto de la gripe en 2012
Fernando Simón se ha convertido en la cara visible del Gobierno en la gestión del coronavirus. Diariamente, con solo algunos días de baja pues él mismo contrajo el virus, ha informado de la evolución de la pandemia y ha dado explicaciones sobre las discrepancias en el número de muertos según distintas fuentes. Defensor del conteo del Ministerio de Sanidad, ha ignorado y quitado importancia al exceso de muertes del MoMo. Pero él mismo sí uso esos datos en el pasado para medir el impacto de la gripe.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, junto con otros siete académicos, firmó un estudio realizado en 2014 y publicado en revistas científicas en 2015 en el que analizaba el “Exceso de mortalidad relacionado con la gripe en Espana en el invierno de 2012”. Así se titulaba el trabajo, que usó como base el exceso de muertes MoMo, cuya validez niega ahora para saber las víctimas reales de la Covid-19.
El MoMo del que ahora muchos hablan es el sistema de “Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas”, que publica prácticamente a diario el Instituto de Salud Carlos III (ISC) bajo el control del Centro Nacional de Epidemiología, dependiente del Ministerio de Sanidad. Compara los fallecimientos durante un periodo determinado de tiempo con lo que sería de esperar en esas fechas, basándose en las medias desde 2008.
Gráfico de las muertes entre marzo y mayo, según el MoMo del ISC
El ISC no siempre realiza este conteo, solo en épocas en las que puede haber causas extraordinarias, como es ante brotes de gripe o, ahora, de Covid-19, para conocer su impacto. De hecho, el MoMo se creó en 2003 para evaluar precisamente un incremento extraordinario de muertes, en concreto las provocadas por la ola de calor de ese año.
Este informe recoge la información de los más de 3.900 registros civiles informatizados, que llegan al 93% de la población española, y arroja un exceso de muertes respecto a lo que sería predecible de 43.260 entre el 13 de marzo y el 22 de mayo, según los últimos datos disponibles este viernes. Puesto que la cifra oficial de víctimas de Covid-19 es de 27.134, el MoMo observa casi 16.000 víctimas que no contempla el Gobierno.
Exceso de muertos entre marzo y mayo, según el MoMo del ISC
Las explicaciones de Salvador Illa y Fernando Simón
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, defendió de nuevo este viernes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el método de cálculo oficial: se cuentan aquellos fallecidos que fueron diagnosticados mediante un test PCR, también los que perdieron la vida en las residencias de la tercera edad. Ni Illa ni Simón se desvían de este discurso y no dan credibilidad a ninguna de las otras fuentes, sean el MoMo, la Seguridad Social o el INE.
Simón sí que ha admitido que en realidad nunca se sabrá la cifra exacta, pero ha cerrado filas con Illa. Es más, desde que en abril aparecieran las primeras informaciones respecto a la desviación extraordinaria observada por el Instituto Carlos III, y en varias ocasiones tras ser preguntado por las mismas, las ha desautorizado sistemáticamente.
Los argumentos del epidemiólogo oficial del Gobierno es que el MoMo no recoge las causas, solo las cifras: “No podemos decir a qué se deben esos incrementos. No sabemos si se deben a un accidente de tráfico enorme, no sabemos si se deben a un incremento de la mortalidad por infartos, no sabemos si se deben al coronavirus o por cualquier otra enfermedad. Cuando se desglose por causas sabremos cuántos son por coronavirus y cuántos no».
Simón asegura que el exceso de muertes entre marzo y mayo pude deberse a otras efermedades además de Covid-19
Simón hizo estas declaraciones a principios de mayo, cuando la desviación respecto de los datos de Sanidad eran unas 5.000 personas. Ahora mismo son 16.000 y es difícil de creer que se deban a otras causas, pues ni se ha conocidoun brote de otra enfermedad ni un auge de infartos ni mucho menos accidentes de tráfico por un volumen similar.
De hecho, las cifras de víctimas mortales de accidentes de tráfico han bajado a menos de la mitad entre marzo y principios de junio, según los datos de la DGT: en vías interurbanas, de 265 hasta 128. Es lógico teniendo en cuenta que el estado de alarma restringió la movilidad, que todavía no se encuentra al 100%. Los datos de accidentes de trabajo tampoco registraron un incremento, por lo que cuesta encontrar causas de mortalidad extraordinarias.
Luego hay que dilucidar qué caso se considera un fallecimiento por coronavirus y qué caso no. Un hospitalizado de otra enfermedad y que el virus aceleró su muerte, ¿es considerado víctima de Covid-19? ¿Y alguien que no pudo ser atendido debidamente de una enfermedad grave sobrevenida, como un infarto, porque los hospitales estaban saturados?
El propio Simón admitió que se habían dado casos como estos últimos, para explicar el exceso de muertes, dejando claro que no les consideraba victimas del coronavirus: «Sí que sabemos que, por culpa de la Covid-19, en algunos lugares ha habido retraso de los servicios sanitarios por miedo al riesgo de contagio. Esto también ha podido tener un impacto en la mortalidad asociada a otras enfermedades”.
El informe que desenmascara a Simón
Fernando Simón debe haber cambiado de opinión respecto al MoMo en los últimos seis años. En 2014 firmó un trabajo que analizaba el impacto del virus de la gripe en el invierno de 2012 en España y la base del estudio era la desviación de fallecimientos observada por el Instituto de Salud Carlos III, del que él mismo formó parte.
En esas fechas, el epidemiólogo más conocido de España ya era director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, pues fue nombrado en 2012 por la ministra popular Ana Mato, con Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
El informe parte de la base de que en el invierno de ese año “se detectó un aumento significativo de la mortalidad” entre la población mayor de 64 años, por lo que tratan de saber los causados por la gripe. Para cifrarlo, los ocho académicos que firman el estudio usan el MoMo y su equivalente europeo, llamado EuroMoMo, con un proyecto experimental en ese momento, también a nivel comunitario, llamado FluMoMo.
Los autores del estudio cruzaron varios datos pero partieron de la desviación que ofrece el Instituto Carlos III a partir del registro civil. Esta metodología de conteo no se tiene en cuenta ahora, cuando Sanidad se limita a los datos de los hospitales sobre fallecidos tras test PCR positivos y desdeña una fuente y un cálculo que tiene ya 17 años, que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología y que se creó precisamente para momentos como el actual.
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