Pedro Sánchez se condena a un otoño caliente
Pedro Sánchez emprendió un camino sin un plan más allá de sacar el cadáver de Franco; la luna de miel con Torra se acaba para calentar el próxima 1-O
Comienzan a circular chistes en Twitter sobre el destino final del Valle de los Caídos. Pedro Sánchez emprendió un camino sin un plan más allá de sacar el cadáver del dictador.
Ahora ya no cree que la utilización de la obra faraónica sea un lugar de reconciliación. A falta de proyecto propio, tal vez debiera convocar un concurso de ideas.
No debe ser fácil encontrar acomodo para una mega construcción levantada sobre la sangre de esclavos prisioneros políticos. La cruz enorme es un problema añadido. ¿Se atreverá Sánchez a demolerla?
Nadie quiere que le cuelguen el sambenito de “franquista”
El Gobierno asegura que la exhumación de Franco se llevará a cabo en Navidad. En medio, pleitos anunciados de la familia del dictador que vaticinan resistencia antes de llegar a lo inevitable. Probablemente, el destino será el panteón en el cementerio de El Pardo, junto a una veintena de cargos y empresarios del franquismo.
No hay resistencia activa de ningún partido parlamentario. Como mucho, abstención. Nadie quiere que le cuelguen el sambenito de “franquista”. Un escudo efectivo para que nadie apueste directamente por mantener a Franco en un lugar en donde nunca debió ser enterrado y que será trasladado más de 40 años después.
El Rey de España ordenó su entierro en el Valle de los Caídos y su hijo firmará el decreto ley que lo traslade a otro sitio. Final de ciclo.
Fin de la luna de miel con Torra
La luna de miel de Pedro Sánchez con Quim Torra ha tocado a su fin. Incluso una advertencia velada a que el cartucho del 155 podría repetirse.
Torra y Carles Puigdemont –o Puigdemont y Torra– activan las calderas para el aniversario del 1-O. El president Torra ha elevado la voz para afirmar que su única obediencia es al pueblo de Cataluña, del que se considera interprete exclusivo previa homogenización de una sociedad plural.
Sin duda, está en una encrucijada que le va a conducir inevitablemente a una escalada de tensión. Cataluña se ha introducido en una crisis, paralización institucional sistémica. Parálisis en la acción legislativa y en la acción de gobierno.
Borrell y Pumpido hicieron rectificar a Sánchez respecto a la defensa de Llarena
La hoja de ruta abierta por el presidente de Gobierno es un boomerang que conduce a más crispación. Pero ahora, la mitad de los catalanes, los no nacionalistas, se sienten desprotegidos por el Gobierno de España.
Lo ocurrido con los gastos de defensa del juez Pablo Llarena frente a la demanda fraudulenta de Puigdemont es muy significativo. En primera instancia, Sánchez prefirió desentenderse de lo que entonces consideraba un asunto privado.
Según distintas fuentes, Josep Borrell y el magistrado y ex fiscal general Conde Pumpido le hicieron rectificar y entrar en razón. Ahora, la defensa de Llarena es un asunto de Estado.
Pero este debate ha dejado pelos en la gatera. Para mayor desastre, la ministra de Justicia ha filtrado las cifras del coste de los abogados contratados en Bélgica. Más de medio millón de euros.
Con el incremento de la tensión, la estrategia de Sánchez amenaza con deshincharse
En las próximas semanas, la ofensiva secesionista va a desnudar la posición del Gobierno. Sánchez no tiene nada que ofrecer que satisfaga las demandas y necesidades de los secesionistas. Con el incremento de la tensión, su estrategia amenaza con deshincharse.
Ahora, el presidente de Gobierno le reclama por primera vez a Torra que distensione el clima de enfrentamiento con los no nacionalistas.
Pocas esperanzas de que eso vaya a ocurrir.
Las negociaciones con Podemos
El otoño se completa con las negociaciones con Podemos. El techo de gasto, la subida fiscal o la supresión de las desgravaciones de las pensiones provocarán fisuras en las filas socialistas. Y Podemos necesita demostrar que puede mantener sus pretensiones para poner en valor su apoyo al gobierno de Sánchez.
Un comienzo de curso muy complicado para las posiciones precarias de un gobierno con ochenta y cuatro diputados.
La aparente calma chicha de agosto va a tener continuidad en unos meses que pondrán a prueba la capacidad de supervivencia del Gobierno cuando se avecina un año con muchos compromisos electorales.
Ahora empiezan, de verdad, los grandes retos políticos.