Regreso a un Courel hecho cenizas: «Esto era un paraíso»
La mayoría de los desalojados por los incendios en O Courel regresan a sus casas con el recuerdo de un rural "hermoso" que se ha "fundido a negro"
La vuelta al hogar de las personas desalojadas a consecuencia de la ola de incendios está siendo especialmente dura. «La gente está en pánico, está en shock. Llevamos muchos días con los incendios y estamos a punto de explotar», ha destacado este lunes la alcaldesa de Folgoso do Courel, Lola Castro, quien apuntó que la población del municipio está 2agotada después de muchos días con el fuego a la puerta de sus casas».
Gran parte de los vecinos de Courel desalojadas han regresado en las últimas horas a sus domicilios. Alrededor de setenta personas fueron realojadas en los últimos días en el municipio de Triacastela, a la espera que de pasase el peligro que suponía para sus vidas la proximidad del fuego a sus casas y el humo generado por los incendios, que han arrasado ya unas 8.700 hectáreas.
Muchas de esas personas, alrededor de medio centenar, hicieron noche en el pabellón municipal de Triacastela, mientras que unas veinte, la mayoría gente mayor, con otras necesidades, fueron reubicadas en otros alojamientos. A lo largo de la tarde del miércoles, la gran parte de los vecinos pudieron regresar a sus domicilios.
Profunda «tristeza y desolación»
Natalia, de la aldea de Baldomir, una mujer que fue desalojada, ha contado en declaraciones a medios que hace tres días salió de su domicilio «con lo puesto» y con una profunda «tristeza» y «desolación». «Esto era un paraíso y esto es inaudito. Marcará un antes y un después. Los mayores no recuerdan semejante magnitud. No se entiende».
A su lado, Javier ha confesado sentir «mucha impotencia» y, por qué no, también «acojone». «Es tu vida. Lo pasamos muy mal. Necesitamos prevención y más medios. Que nos den medios. A esto hay que darle un meneo. Necesitamos aldeas limpias, caminos limpios y abiertos. La gente es muy mayor, ya no se limpia como antes, y esto está muy vacío todo».
Natalia sufre por el estado actual del «paraíso» y Javier lamenta que el rural «hermoso» se haya fundido a «negro»