Rajoy y Sánchez se preparan para una legislatura constituyente tras las generales de 2015
La irrupción de Podemos, con un Congreso muy fragmentado, facilitará la búsqueda de consensos para reformar la Constitución y resolver el problema catalán
La paradoja es enorme. Pero es lo que ocurre en las relaciones de poder. El PP tiene mayoría absoluta, y el PSOE le reclama a gritos que reaccione para abordar, en el año que queda de legislatura, un gran acuerdo, que podría pasar por una reforma de la Constitución.
El PSC empuja al PSOE en esa dirección, porque es consciente de que sólo un gran acuerdo de Estado podría resolver el problema catalán, con el añadido –para nada menor—de desbordar al movimiento independentista.
Pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como demostró este sábado, en el día de la Constitución, no quiere saber nada de ello. Por ahora.
Acuerdos con Podemos, UPyD o Izquierda Unida
Y es que los acuerdos llegan cuando son imprescindibles. Rajoy y Pedro Sánchez, el líder del PSOE, se preparan ya para una legislatura constituyente tras las elecciones generales. Lo hacen porque vislumbran que la fragmentación en el Congreso les obligará a entenderse, aunque esta vez deberán contar con otras fuerzas políticas, especialmente Podemos, pero también Izquierda Unida, o UPyD.
Y también con el conjunto de fuerzas nacionalistas, las catalanas –que podrían elaborar candidaturas unitarias—o las del País Vasco.
¿Demasiado confuso? No quedará más remedio. Así lo aseguran dirigentes de diversas formaciones consultados, que no ven otra solución para que España pueda remontar el vuelo.
El vértigo de Rajoy a moverse
En gran medida la situación que se ha creado responde a la actitud del presidente Rajoy. En su descargo, tanto dirigentes de ámbito nacional como de Cataluña, entienden que el líder del PP ha estado totalmente superado por las obligaciones de carácter económico.
España, con la ayuda del Banco Central Europeo, –con más o menos apoyo del Gobierno alemán- ha superado un enorme escollo. La crisis económica persiste, pero se admite que el peligro de verdad se vivió en el verano de 2012, cuando los mercados no querían financiar la deuda española, y por ello exigieron tipos de interés inasumibles si hubieran perdurado algunos meses más.
En cualquier caso, Rajoy, —«soy como soy», repitió en su último acto de partido la pasada semana en Barcelona—ha sentido vértigo ante la posibilidad de moverse. «No se atreve, no sabe cómo se podría actuar, porque hay muchos imponderables», asegura un dirigente nacional.
Podemos desbarata todos los planes
El ascenso de Podemos lo ha cambiado todo. Las encuestas –son sólo encuestas, es verdad—muestran un ascenso imparable, tanto en el conjunto del Estado como en Cataluña, donde se podrían convocar elecciones en los tres próximos meses.
Por ello, nadie quiere actuar antes de hora. Rajoy aseguró este sábado que está en contra de reformar la Constitución si no se produce un consenso previo sobre qué se debe cambiar.
Es decir, si Rajoy no es capaz de lograr un acercamiento previo con Sánchez, o con el resto de dirigentes políticos, incluido Artur Mas, si no existe un punto de encuentro antes de abordar la cuestión, abrir una subcomisión en el Congreso para reformar la Constitución, como ha propuesto Sánchez sin pensárselo mucho, «no servirá de nada», reitera la fuente consultada.
Abrir el melón para abordar todas las cuestiones
La aproximación entre el PP y el PSOE es real, pero no se podrá concretar hasta después de las elecciones, y en función del equilibrio de fuerzas, y de quien de los dos, Rajoy o Sánchez, quede primero. Todo esto, claro, entendiendo que difícilmente Pablo Iglesias, el líder de Podemos, sea el ganador.
La líder de UPyD, Rosa Díez, ex dirigente socialista, y con una amplia experiencia en el Congreso, defendió este sábado que la reforma de la Constitución «será obligada», y que se deberá superar ese temor atávico en la política española que se refiere siempre al problema con la expresión «abrir el melón».
La espera de Mas, en función de la reforma de España
La sociedad española, y eso también lo muestran las distintas encuestas del CIS, quiere abrir ese melón para abordar todas las cuestiones que han fallado, desde la administración de Justicia, hasta la falta de conexión entre los políticos y los representados –ley electoral—pasando por la cuestión territorial.
Prueba de que el movimiento independentista lo ve venir es que desea convocar elecciones de carácter plebiscitario de inmediato. Si coloca el problema catalán antes de las elecciones generales, ganará tiempo para que se sepa que es prioritario.
Si Mas se espera a las elecciones generales, entrará, como el resto de fuerzas políticas, en una negociación general para reformar España, incluida Cataluña. Es lo que sigue valorando, teniendo en cuenta que las encuestas dejan una situación caótica en el Parlament, en el que el bloque independentista no tiene asegurada la mayoría absoluta.