Rajoy utiliza al rey para someter a la máxima presión a Rivera y Sánchez
El líder del PP recibe el encargo para la investidura, pero amaga con retirarse si en ''un plazo razonable'' no tiene los votos necesarios
Mariano Rajoy utiliza al rey para someter en las próximas semanas a la máxima presión a Albert Rivera y Pedro Sánchez. Este jueves, el líder del PP recibió el encargo del rey Felipe para ser presidente del Gobierno, y Rajoy, a diferencia de lo que ocurrió tras las elecciones del 20 de diciembre, lo aceptó.
El encargo es claro. Lo regula el artículo 99 de la Constitución. En el punto 99.1 se define que el rey, previa consulta con todos los representantes políticos, «propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno». Ya lo ha hecho. Rajoy ha sido emplazado a ello.
Sin embargo, el líder del PP se tomará su tiempo. Tiene el encargo, y con ello presionará todo lo que pueda a Albert Rivera y a Pedro Sánchez para lograr los apoyos necesarios de Ciudadanos y del PSOE con una premisa.
Rajoy aseguró, tras la reunión con el rey Felipe, que se ve capaz de «gobernar sólo con los votos de mi partido», con 137 diputados, pero que esa misma reflexión no servía para la investidura. Su objetivo es claro: el sí de Ciudadanos y la abstención del PSOE. Con ello lograría 169 escaños, sin contar con los 85 diputados socialistas en contra.
Pero no se someterá al debate de investidura de inmediato. No puede. Al margen de la necesidad de contar con algo de tiempo, Rajoy no se comprometió a ser, realmente, el candidato a la presidencia, amagando con retirarse. Y ahí dejó en el aire el propio mandato constitucional.
En el mismo artículo 99.2, la Constitución lo deja claro: «El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara».
Rajoy: »Quiero gobernar»
Por tanto, Rajoy juega con ese mandato del rey. Lo utiliza para avanzar, un paso más, hacia la presidencia del Gobierno, después de constatar que sólo él quiere gobernar. «No he escuchado del resto de dirigentes lo mismo, y yo lo reitero, quiero gobernar», aseguró.
La cuestión es que Mariano Rajoy ha mantenido diversos contactos con todos los dirigentes políticos, más allá de los encuentros oficiales. El respaldo del rey obecede, por tanto, a una primera constatación: es quien ganó las elecciones, él, logrando más votos y escaños para el PP que en el 20D. Eso le avala para rechazar la petición de Ciudadanos y del PSOE de retirarse y ofrecer otro candidato conservador.
Pero hay otra consideración: Rajoy se ve capaz de tener los apoyos necesarios porque ya ha comprobado una cierta predisposición de Rivera y Sánchez, al margen de la posición oficial del rechazo total a apoyarle. Es decir, ya sabé que sucederá.
Asumir los compromisos
Y, aunque debería haber asegurado que se someterá al debate de investidura, sin más subterfugios, siguiendo los preceptos constitucionales, lo que hace Rajoy es cumplir una etapa más de su propio guión: poco a poco va cercando a sus adversarios. Ahora ya tiene el encargo del rey.
En los próximos días iniciará una nueva ronda de entrevistas, principalmente con Ciudadanos y el PSOE, para lograr su gran objetivo: «que se pueda formar un gobierno estable, de carácter moderado, capaz de asumir los compromisos adquiridos», y que pasan por aprobar el techo de gasto para 2017, la elaboración de los presupuestos, y el paquete de medidas para atajar el déficit, tal y como le pide Bruselas.
Bruselas lo condiciona todo
La vigilancia de la Unión Europea, por tanto, es decisiva. Para el 15 de octubre, España debe entregar sus planes macroeconómicos hasta 2018. Bruselas ha permitido a España dos cosas: no multa al Gobierno, por el exceso de déficit, y le ofrece dos años más para que quede por debajo del 3%.
Pero, a cambio, pide medidas drásticas, y un déficit del 2,8% en 2018. Según Rajoy, para el 15 de octubre «tiene que estar todo aprobado», y eso pasa, claro, por tener un gobierno algunas semanas antes. Y pasa por contar con la complicidad de otros grupos para asumir que deberá dejar sus promesas en el cajón y plantear una subida de impuestos.
El caso es que Rajoy nunca se define, nunca completa una frase con una aseveración contundente. Y este jueves dejó esta perla. «No conviene adelantar acontecimientos, mucho menos en circunstancias como ésta», en relación a la pregunta sobre si iba a renunciar o no a la investidura si Rivera y Sánchez persisten en su rechazo.
Rajoy, ¿ya tiene los apoyos?
¿A qué se agarra entonces Rajoy? Ciudadanos insiste en que no ha visto ningún gesto ni medida sobre «regeneración democrática» que le pueda llevar de la abstención al voto afirmativo. Pero Rajoy dice que ahora se empleará «a fondo».
En el caso de los socialistas, existe un debate interno. En el último segundo, y para no caminar hacia unas terceras elecciones, algunos barones territoriales defienden la abstención. ¿Ya cuenta con ello Rajoy?
El tanque del líder del PP
Para rematar la jugada, para ir acercando posiciones hacia el objetivo, como si fuera un ejército que avanza lentamente con grandes tanques, la decisión de Rajoy obedece a su convencimiento de que lo tiene en la mano.
La prueba definitiva es que dirigentes de su núcleo político, aunque a veces se ha distanciado de ellos, como José Manuel García-Margallo, le aconsejaron que era mejor no aceptar ir a la investidura si se veía «imposible» reunir los apoyos.
Rajoy, esta vez, en cambio, cree que los tiene muy cerca. Y por eso acepta el encargo del rey. En las próximas semanas madurará esos apoyos, aunque se sustancien a finales de agosto, o en las primeras semanas de septiembre.
Lo habrá conseguido.