Rajoy toma las riendas: ni cambios en el PP ni diálogo con Cataluña
La dirección del partido se conjura para remachar el mensaje de la recuperación económica aunque abierta a los posibles pactos con otras fuerzas
Una de las virtudes del PP, desde la refundación que protagonizó José María Aznar en el congreso de Sevilla de 1990, es que ha aglutinado a todo el espacio de centro-derecha de la política española. También a los sectores más conservadores. Y, aunque para algunos círculos políticos y económicos esa virtud era, en realidad, un lastre, el PP ha sabido mantener ese bloque granítico. Hasta ahora.
Mariano Rajoy, presidente del partido y del Gobierno, quiere atajar cualquier posibilidad de ruptura, y este martes tomará las riendas, pero con su particular sentido del poder: no habrá cambios hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Algunos retoques, pero los máximos dirigentes seguirán en sus puestos. Y todos a una con un mensaje que sigue sin calar en la opinión pública, el de la recuperación económica. Tampoco escuchará lo que se pueda plantear en Cataluña, con el arma del Tribunal Constitucional como máximo argumento.
Los mismos que ganaron las elecciones de 2011
El PP reúne a su Junta Directiva Nacional, que agrupa a 569 cargos, tanto orgánicos como institucionales. No se convocaba desde hace dos años, y ha llegado forzado por los resultados de las elecciones en Andalucía, en las que el PP ha pasado de 50 diputados a 33 escaños, con una pérdida de más de 500.000 votos.
Rajoy, que sigue abrazado al crecimiento del PIB, aseguró este lunes en una entrevista en RNE que no habrá cambios. «El Gobierno está funcionando muy bien. El PP también. Somos los mismos que ganamos las elecciones generales en 2011 con los mejores resultados de nuestra historia», aseguró, sin tomar en consideración la bronca interna existente, entre el entorno de dirigentes de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el núcleo del PP de Andalucía, que sigue teniendo el apoyo de Javier Arenas.
El problema del PP: todo depende de Rajoy
No habrá cambios, a no ser que alguno de los dirigentes como la propia Cospedal decida dimitir –podría dedicarse en exlusiva a su candidatura para mantener el poder en Castilla-La Mancha– porque el máximo responsable es el propio Rajoy, como apuntan fuentes del partido.
Cuando Cospedal rechazó que Juan Manuel Moreno fuera el candidato para Andalucía, –ella quería a José Luis Sanz, secretario general del PP andaluz en ese momento– se acabó imponiendo la candidatura de Moreno gracias al propio Rajoy.
La prioridad, la economía
Y lo mismo ha ocurrido en Madrid, con la decisión de Rajoy de dejar en la estacada a Ignacio González como candidato a la Comunidad de Madrid, para elegir a Cristina Cifuentes, a pesar del PP madrileño. En un partido acostumbrado a ese cesarismo, es complicado alzar la voz, al margen de Esperanza Aguirre.
«Este es un partido unido, aunque siempre pueda haber discrepancias», afirmó Rajoy este lunes, insistiendo en que la prioridad es ahora la de luchar para dejar de una vez la crisis económica.
Más parados y menos afiliados a la Seguridad Social
El problema para Rajoy es que los propios resultados de las elecciones andaluzas, y los periódicos sondeos electorales no muestran que el crecimiento económico se perciba como una realidad.
Pese a los buenos datos de los últimos meses, los parados inscritos en el INEM son ahora 4.451.939 personas, algo más todavía que los parados que dejó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011: 4.442.359.
Respecto a los afiliados a la Seguridad Social, y pese a que Rajoy quiere llegar a los 20 millones en los próximos cuatro años, los que trabajan ahora son 16.832.801 personas, frente a los 17.229.922 que dejó Zapatero en 2011.
Al margen de los números, los contratos laborales son y podrían ser ya muy diferentes a los que los españoles tenían antes de la crisis, como se ha constatado este lunes. Y el Gobierno de Mariano Rajoy no lo quiere asumir, apuntando únicamente porcentajes y estadísticas. Son temporales, precarios y con salarios más bajos, tras la reforma laboral que el propio Rajoy impulsó.
Esperando la declaración de independencia de Cataluña
Pero no se va mover. Tampoco lo hará respecto a la situación política en Cataluña. En su entrevista en RNE, el presidente del PP aseguró que si se produce una declaración de independencia en el Parlament, tras las elecciones del 27 de septiembre, «que serán unas elecciones autonómicas y no plebiscitarias», tiene muy clara la respuesta: «irá al Tribunal Constitucional, porque no se puede formular».
El único cambio que Rajoy si está dispuesto a realizar es una cierta aproximación a Ciudadanos, incluso a Podemos, para dejar de descalificar a los nuevos partidos que han entrado en la política española. «Escucharé a los que quieran aportar cosas para el conjunto de la ciudadanía», aseguró.
Y es que en plazas absolutamente determinantes como Madrid o Valencia, tanto en los parlamentos autonómicos como en los ayuntamientos, el concurso de Ciudadanos será clave. Si el PP pierde el poder, el pavor será ya intenso ante las elecciones generales de finales de año, y, en ese caso, sí que se podría intensificar la bronca con la posibilidad de cambios, una palabra que desagrada a Rajoy.