Rajoy sube su oferta al PSOE con una reforma constitucional aunque no apoye su investidura
El PP entiende la posición de los socialistas, pero reclama una negociación rápida para poder gobernar en minoría
Rápido. Muy rápido. Antes de las vacaciones. Antes, incluso, de que se constituya el Congreso el 19 de julio. Mariano Rajoy no quiere que se enfríen los resultados del 26J, y desea abordar una negociación con el PSOE con una oferta con la que ha ido jugando en la campaña electoral: una reforma de la Constitución, además de dar marcha atrás a la ley mordaza, a la Lomce, a algunas cuestiones de la reforma laboral, y con la recuperación del Pacto de Toledo para asegurar las pensiones a medio y largo plazo, como avanzó Ecomomía Digital.
¿Será todo ello suficiente? El PP quiere al PSOE. Rajoy entiende que sólo los socialistas le pueden garantizar la estabilidad. Pero los conservadores asumen la posición del PSOE. Entre otras cosas, a pesar de que dirigentes como Jorge Fernández Díaz, apuntaran lo contrario en la campaña electoral, porque el PP también se comportaría de la misma forma.
Son los dos partidos que vertebran España, que han demostrado que siguen en pie, tras el fracaso de Podemos y de Ciudadanos. Pero eso no quita la petición al PSOE de que se abstenga en la investidura de Rajoy, que aceptará el encargo del rey Felipe y se someterá al debate en el Congreso, con el objetivo de ser elegido presidente del Gobierno en la segunda votación.
Con repercusiones en el proceso soberanista
La oferta de la reforma constitucional pasará por la creación de una comisión en el Congreso que aborde «qué se quiere retocar y cómo», y supone un paso de gigante para el PP, remiso por completo a cualquier cambio en la pasada legislatura. Ello abre un escenario totalmente nuevo. Por dos razones: porque supone que la legislatura será corta, y porque implicaría un referéndum que podría superar el proceso soberanista que se vive en Cataluña, que se puede animar con la cuestión de Escocia, que preocupa seriamente a Rajoy.
El PSOE es consciente, por muchos anuncios y proyectos de reforma que pueda realizar, que sin el PP no podrá avanzar en nada. Si esa posibilidad se brinda, Pedro Sánchez no la podría rechazar, apuntan dirigentes del PP.
Ahora bien, esa buena recepción por parte del PSOE no puede comportar el apoyo en la investidura, ni un gobierno de coalición. Los socialistas están determinados a ejercer el papel de principal partido de la oposición, para dejar claro que Podemos ha fracasado, y que el PSOE es la gran referencia de la izquierda y la alternativa en el gobierno de España.
Jordi Sevilla clarifica las cosas
El dirigente que se ha asignado el papel más clarificador en el PSOE es Jordi Sevilla. La idea es diáfana. Que Rajoy explore otros caminos, (el acercamiento a Ciudadanos y al PNV), que se perciba que negocia, que «se lo curra», en frase coloquial de Sevilla, y si no consigue nada, ya se hablará, y habrá otras posibilidades.
El PSOE sabe que la presión es muy alta, que el mundo económico desea un gobierno cuanto antes, que el conjunto de la sociedad española reaccionaría con cajas destempladas ante unas terceras elecciones, pero también quiere proteger sus intereses. «Que se quite la chaqueta (Rajoy) y que trabaje sus apoyos, y que lo haga en otras zonas distintas al PSOE y si no es capaz de hacerlo ya veremos qué pasa, pero al menos hay que exigirle que lo intente», consideró Sevilla, dispuesto, entre otras cosas, a negociar los presupuestos de 2017.
El PSOE llegará, cuando toque
Es decir, la intención del PSOE, y también la del PP (aunque lo ideal para Rajoy sería un acuerdo firmado de goberanibilidad) es la de colaborar en el Congreso, ley a ley, reforma a reforma, cada uno en su posición, pero con capacidad de llegar a acuerdos.
El PSOE desea aprovechar el tiempo. Tiene un comité federal el 9 de julio, que puede ser determinante, aunque las posiciones van quedando claras. Pedro Sánchez será el hombre del PSOE hasta que el congreso del partido, que se convocará para septiembre u octubre, diga lo contrario. Y con el mismo líder o con uno (o una) nuevo, afrontar la renovación del proyecto político. Sí, todo eso parece claro. Pero Rajoy quiere asegurarse ya que sus 137 diputados le permitirán, por lo menos, ser presidente, aunque sea con un gobierno en minoría.
Y tendrá al PSOE, pero cuando toque.