Rajoy se abraza a la unidad de España para ser investido
El presidente en funciones asegura que el independentismo catalán representa el principal problema de estado e insiste en que el ''único pueblo soberano es el español''
Mariano Rajoy no se escondió esta vez. En su discurso de investidura, y, a pesar de manifestar de forma clara, a través de sus gestos y su tono de voz, que no podrá ser investido este viernes, exhibió energía para erigirse en el gran defensor de la unidad de España.
Abordó el problema del movimiento independentista en Cataluña con contundencia, al presentarlo como el principal que debe combatir el estado español. Y se abrazó como nunca al principal argumento del PP en los últimos años cuando ha intentado responder a las demandas de los soberanistas catalanes: «El único pueblo soberano es el español». Lo que ofreció es un nuevo modelo de financiación para todas las comunidades, «justo con todos los españoles», y seguir atendiendo las obligaciones del estado con Cataluña y otras autonomías con graves problemas en sus finanzas públicas.
Con ello quiso buscar la complicidad del PSOE, al entender que sólo el bloque de los llamados partidos constitucionalistas pueden hacer frente a la situación que se plantea en Cataluña, cuando, además, se acerca el 11 de septiembre, y los independentistas tratarán de acelerar la hoja de ruta hacia la independencia impulsados por los actos de la Diada de Cataluña.
El cabreo del PNV y el «nuevo frente abierto»
Ese es el guiño que Rajoy le plantea a Pedro Sánchez, para buscar la abstención del PSOE en la segunda votación del debate de investidura, que tendrá lugar el viernes.
Pero también el candidato del PP a la presidencia del Gobierno quiso blindar el acuerdo con Ciudadanos, para abordar la legislatura. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, buscó que en el acuerdo con el PP esa cuestión, el frente constitucional contra el independentismo, fuera central y prioritario. Y Rajoy lo destacó en su discurso con gran intensidad, aludiendo a las Cortes de Cádiz, y la Constitución que dio pie a la soberanía del pueblo español.
La defensa, en reiteradas ocasiones, de la unidad de España, y de la «unidad de derechos de todos los españoles», logró algo inesperado para Rajoy. Y es que enojó al PNV, del que espera sus votos, por lo menos tras las elecciones vascas del 25 de septiembre.
Aitor Esteban, el portavoz del PNV, fue explícito: «Con ataque al independentismo catalán, Rajoy se ha pasado de frenada, y se trata de una segunda Loapa», en alusión al proyecto recentralizador que trató de impulsar la UCD en la transición. «Rajoy ha abierto un segundo frente», aseguró Esteban, que admitió que estaba «cabreado» por el discurso del candidato del PP. Con ello, el PNV se aleja del PP, aunque todo dependerá de los resultados de las elecciones vascas.
Rechazo a la reforma de la Constitución
Rajoy mantuvo esa posición férrea en toda su intervención, cerrando, incluso, la puerta a la reforma de la Constitución, al no entender por qué se plantea. «Ni queremos ni nos conviene cambiarla, porque juntos estamos mejor, porque la unidad garantiza además la igualdad y la solidaridad entre españoles», aseguró. Añadió que el soberanismo catalán representa «una amenaza explícita contra la unidad territorial de España, contra la igualdad de los españoles y contra su convivencia».
El gran objetivo de Rajoy fue el de buscar la complicidad del PSOE para poder ser investido, pero no aludió de forma directa a los socialistas. Sólo constató que para poder ejercer de «oposición» debe haber un gobierno.
Ciudadanos le pide «más entusiasmo»
El problema para el candidato del PP es que tampoco se entusiasmó con su discurso el socio con el que ha alcanzado un primer acuerdo, Ciudadanos. Su portavoz, Juan Carlos Girauta, le pidió «más entusiasmo» para buscar el apoyo o la abstención del PSOE. «No entendemos que no se insista en ello», precisó Girauta.
Rajoy no se movió. Afrontó con más decisión su combate contra el independentismo, motivado también por ese acuerdo con Ciudadanos, y justificó su candidatura porque «no hay otra alternativa». Pero Rajoy, que sabe que no saldrá elegido, piensa ya en las elecciones gallegas y vascas para doblegar al PSOE.
Este miércoles, sin embargo, deberá afrontar la primera votación, con la intervención de todos los grupos, que supondrá para el presidente del Gobierno en funciones un duro trago.