Puigdemont busca un limbo jurídico para ser presidente telemático

El reglamento del Parlament no contempla la investidura de un diputado afincado en el extranjero. Puigdemont multiplica sus contactos en Bruselas

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Los partidos independentistas han dado sobradas muestras de su capacidad creativa para hacer política. A lo largo de los últimos dos años se han sucedido las «astucias», cuando no los trucos. El último conejo de su chistera se oculta ahora en Bruselas, donde Carles Puigdemont trama su investidura telemática como presidente de la Generalitat.

Puigdemont se resiste a regresar a Barcelona porque sabe que a su llegada le espera la detención y, posiblemente, la prisión preventiva a continuación. Así las cosas, el líder independentista ha tomado la decisión de no volver sin ser antes investido presidente. Con esta maniobra política pretende forzar a la justicia española a manejar un caso más complejo y, sobre todo, a ganar repercusión internacional, una de sus grandes obsesiones.

El problema, como siempre, es la tozuda realidad y, en concreto, los límites del reglamento del Parlament, que no contemplan nada parecido a la investidura telemática. Sin embargo, su entorno lo ve de otra forma: el reglamento  tampoco la impide. El artículo 146 tan sólo ordena los pasos de la sesión de la investidura y los límites de tiempo del debate, pero no concreta nada acerca de la presencia ni de la ausencia del presidenciable. Y a eso se quiere agarrar Puigdemont para ser investido mientras permanece en Bruselas.

El PP anuncia que recurrirá la investidura telemática

Los independentistas también han comenzado a estudiar el artículo 83 del reglamento, que contempla que «cualquier diputado con derecho a hablar pueda ser sustituido por cualquier otra persona de su mismo grupo». Eso sí, previamente debe comunicarse al presidente del Parlament. De ahi que los soberanistas estén centrando sus esfuerzos de esta semana en cerrar un acuerdo para controlar la Mesa del Parlament.

ERC evitó polemizar abiertamente con la «teleinvestidura» de Puigdemont, pero se cuidó de dejar en manos de los letrados del Parlament el aval a esta posibilidad. Mientras ERC se puso de perfil respecto a las pretensiones de Puigdemont, los partidos constitucionalistas arremetieron contra el invento de una investidura sin la presencia del candidato. El PP fue quien fue más allá al anunciar que la recurrirá llegado el caso.

En paralelo a todo ello, Puigdemont prosiguió con sus contactos. Este lunes se reunió en Bruselas con representantes de la ANC y de Òmnium, con quienes compartió ideas para culminar la elección de la presidencia del Parlament y del resto de miembros de la Mesa. A lo largo de esta semana, también piensa mantener conversaciones en persona con los diputados de Junts per Catalunya.

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