PSOE, BNG, Podemos, Anova… Condenados a entenderse

El adelanto electoral pilla a un BNG en subida, a un PSdeG que aún se aprovecha del ‘efecto Sánchez’ y a un espacio ‘rupturista’ descompuesto

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PSdeG, BNG, Unidas Podemos y Anova saben que para hacer frente a la maquinaria del PP de Alberto Núñez Feijóo en las próximas elecciones gallegas están, literalmente, condenados a entenderse. Es la primera vez en muchos años que los números podrían sumar de cara a desalojar al político de Os Peares de San Caetano, pero para eso aún es necesario atar aún muchos flecos. El secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, debe ser capaz de rentabilizar el Gobierno de Pedro Sánchez. Su objetivo inmediato, más allá de la Xunta, pasa porque los socialistas se consoliden como segunda fuerza en el Parlamento gallego (en 2016 fueron superados por la ahora desgajada En Marea). El BNG, por su parte, debe continuar al alza y convertir en realidad el ascenso que le auguran las encuestas. Por su parte, el espacio denominado ‘rupturista’ es el que, a priori, tiene el camino más complicado por andar.  Actualmente descompuesto, debe ser capaz de rearmarse en menos de 10 días, el plazo que la ley electoral marca a las coaliciones para presentarse una vez que la fecha para la cita con las urnas se hace firme. Aunque en esta ocasión la voluntad es distinta, cabe recordar que Anova decidió no concurrir a los últimos comicios generales al no llegar a un acuerdo con Unidas Podemos. Este es, grosso modo, el escenario que tienen ante sí los principales actores de la oposición al PP gallego de cara al 5 de abril.

El PSdeG está en un momento dulce. En los últimos comicios municipales fue capaz de recuperar las alcaldías de Lugo, A Coruña, Ferrol y Compostela, además de mantener el bastión vigués del todopoderoso Abel Caballero y conseguir tres de las cuatro diputaciones provinciales. El último barómetro del CIS, además, dice que, si se repitieran las generales, los socialistas serían la primera fuerza en Galicia. Esta coyuntura podría colocar a Gonzalo Caballero como eventual presidente de un Gobierno autonómico de coalición. 

El PSOE de Gonzalo Caballero

Su estrategia está clara. Es la formación que gobierna en Madrid y en la mayoría de los grandes concellos gallegos, por lo que tienen ‘hilo directo’ con Sánchez. Para muestra, un botón: este lunes, Caballero mantuvo una reunión con la ministra de Industria, Reyes Maroto, para abordar el estatuto de las empresas electrointensivas que este martes sale a exposición pública. 

No obstante, en su fortaleza está también su principal debilidad, ya que, a lo largo de los últimos meses, el presidente gallego se ha esforzado en presentar a Gonzalo Caballero como un “rehén” de Madrid que, además, no cuenta con el respaldo de los pesos pesados del socialismo gallego. Lo cierto es que, al margen de un Abel Caballero cuya mayoría absolutísima le permite actuar por libre, por el momento, tanto las alcaldesas de Lugo y de A Coruña como los presidentes de las diputaciones de ambas provincias, se han manifestado en contra de la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez de no devolver el IVA autonómico correspondiente al año 2017. “A pesar de eso, hay que tener en cuenta que en las pasadas elecciones municipales, se votó más pensando en Pedro Sánchez que en los candidatos, algunos prácticamente desconocidos, por lo que, ahora, la estrategia es similar”, comentan fuentes cercanas al partido.

El alza de Pontón

Tras años de travesía por el desierto, el BNG vuelve a estar al alza. Su ascenso comenzó antes de las últimas elecciones generales, cuando la formación nacionalista fue capaz de recuperar presencia en Madrid y atar a Néstor Rego como diputado (su máximo en el Congreso, no obstante, fue de tres escaños). Las encuestas les dicen que volverán a subir en el Parlamento gallego, principalmente, recuperando los votos del espectro nacionalista y galleguista que se marcharon en los últimos años a Anova y a las confluencias.  Aseguran que, de la oposición, es la formación que más ha hecho los deberes (Ana Pontón ya está confirmada como candidata a las autonómicas). Además, los nacionalistas gallegos supieron sacar rédito a su sí a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y arrancaron compromisos como el traspaso de la AP-9 y las rebajas de los peajes.

No obstante, el Bloque también trae mochila. Su principal referente y candidata, Ana Pontón, se encuentra de baja por maternidad. Este lunes tuiteaba: “Parece que no podré estar tanto tiempo de permiso por maternidad como tenía previsto”. Los tiempos hacen que, cuanto menos, vaya a perderse parte de la precampaña.

Por otro lado, tanto el PP como el resto de formaciones de espectro de la derecha han comenzado ya cargar contra el Bloque por sus relaciones con formaciones independentistas. Las críticas arreciaron cuando el BNG junto con Esquerra, Junts y Bildu decidieron no acudir al acto de apertura de la Legislatura en el Congreso, al estar este presidido por el rey Felipe VI. Este hecho fue, de nuevo, aprovechado por las filas de la formación de Alberto Núñez Feijóo, que preguntaron al PSOE que les parecía la actitud de su ‘socio natural en Galicia’ (PSOE y BNG conformaron el Gobierno bipartito que lideró la Xunta entre 2005 y 2009).

La difícil ecuación de la izquierda rupturista

Pero, si alguien va contrarreloj en esta cita electoral, es el denominado espacio rupturista. La publicación este martes de la convocatoria oficial de las elecciones autonómicas en Galicia para el 5 de abril abrirá un plazo de diez días para el registro de coaliciones electorales, que quedará cerrado en la medianoche del 21 de febrero. Así que tanto Unidas Podemos como Anova y las confluencias municipalistas tienen 10 días para llegar a un acuerdo. Acuerdo en el que no parece posible que se integre la actual En Marea de Luís Villares, que el pasado año pasó a formar parte del grupo Mixto del Parlamento gallego tras los desencuentros de este sector con el resto de formaciones integrantes del partido instrumental.

A 55 días de la cita con las urnas, la forma en la que concurrirá la izquierda rupturista permanece en el aire, si bien todas las organizaciones que componen el espacio político han expresado su voluntad de presentarse. Desde Anova indican que harán «todo lo posible» por llegar a un acuerdo para conformar la mayoría más amplia posible. Fuentes de la formación explican que el diálogo entre los grupos (que ya se ha iniciado de manera informal desde hace semanas) se incrementará estos días. «Por nosotros no va a quedar», indican desde la formación que designó al exalcalde santiagués Martiño Noriega como encargado de las negociaciones para una posible alianza electoral.

En esas negociaciones también deben estar presentes las mareas municipalistas, que en 2015 consiguieron las alcaldías de Ferrol, A Coruña y Santiago de Compostela (espacios, eso sí, que pedieron en la cita de 2019). Marea Atlántica remitía este lunes un comunicado a los medios en el que realiza un llamamiento «a las diversas fuerzas políticas del espacio del cambio en Galicia y a las mareas municipalistas de todo el país» de cara a «acelerar el calendario» para la definición de una «única candidatura» para las autonómicas.

El pasado domingo, Podemos Galicia anunció la convocatoria de primarias para elegir sus candidatos, aunque ahora el calendario tendrá que modificarse ante el adelanto de las elecciones. Saben que la ausencia a estas alturas de un candidato (cosa que sí tienen el resto de formaciones, a la espera de la confirmación oficial de Núñez Feijóo) es uno de sus mayores hándicaps, si bien esperan paliarlo con la figura de Yolanda Díaz, la nueva ministra de Trabajo del Gobierno central, salida de sus filas.

 

 

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