¿Por qué Mas convoca elecciones el 27 de septiembre?
La campaña electoral se iniciará el 11 de septiembre y culminará en el puente de la Mercè, festivo en buena parte del área metropolitana para "desmovilizar al electorado urbano"
El President Artur Mas juega una y otra vez con elementos simbólicos. Es cartesiano, una virtud o un defecto, según la interpretación de cada uno. Pero en la política catalana la elección de las fechas responde a un claro diseño que persigue un objetivo determinado.
El equipo de Mas, capitaneado por el consejero de Presidència, Francesc Homs, no deja nada al azar. Y las elecciones serán el 27 de septiembre, el mismo día que, un año antes, en 2014, supuso la firma en el Palau de la Generalitat del decreto de convocatoria de la consulta del 9 de noviembre, «la primera vez en 300 años, que los catalanes podían decidir su futuro», como el propio President aseguró.
Esa fecha, como Mas ha asegurado, permite que la campaña electoral –y ello tampoco es producto de la casualidad– se inicie a las 00.00 horas del 11 de septiembre, la Diada Nacional de Cataluña. Preguntado por esa circunstancia, y por las críticas que se han formulado, al entender que es un día de fiesta y no de lucha partidista, Mas aseguró este viernes en una entrevista en Rac1 que «todos podrán hacer campaña», y por tanto no hay un favoritismo para unos u otros.
Fiestas en Barcelona y en ciudades como L’Hospitalet
Pero existe una cuestión que Mas ha dejado en un segundo plano. La campaña electoral, en su tramo final, coincidirá con el puente de la festividad de la Mercè, unas fiestas que los barceloneses disfrutan con especial interés en torno al 24 de septiembre. Es un jueves, y se celebra en Barcelona y en otras localidades del área metropolitana, como L’Hospitalet, la segunda ciudad de Cataluña.
El entorno de Mas juega, como lo hizo en las elecciones de 2012, con una estrategia clara, según los expertos consultados: movilizar a los sectores soberanistas, y tratar de que no hagan lo propio los no independentistas, divididos en diversas fuerzas políticas, como el PSC, PP, Ciutadans, y, está vez, Podemos.
Joan Botella, catedrático de Ciencia Política, asegura que «la decisión de Mas se ha calculado con alevosía, porque el soberanismo lleva meses intentando esa división entre territorios, entre campo y ciudad». Botella añade que «es evidente que se pretende fomentar la abstención de las zonas urbanas».
Una lucha por 300.000 soberanistas dubitativos
Para el polítólogo Oriol Bertomeu, la batalla que le interesa al soberanismo es la que se establece entre CiU y ERC por «unos 300.000 electores que no tienen decidido su voto, y que oscilan entre las dos formaciones, y quien los gane muy problablemente ganará el Govern».
Los partidos políticos no independentistas no han entrado con fuerza, todavía, en ese debate sobre la fecha electoral, aunque podría ser crucial.
Ocho meses para organizarse
Al margen del gran interés que suscitarán esas elecciones al Parlament, el electorado llegará cansado por tantos meses de campaña, y justo después de las elecciones municipales. Muchos electores, y, principalmente, los urbanos, podrían decantarse por una abstención que daría la mayoría absoluta a los independentistas.
El vicepresidente de Sociedad Civil Catalana, Joaquim Coll, afirma que «es inmoral» que el inicio de la campaña coincida con la Diada, y jugar con ese «fetichismo» de las fechas, algo muy del gusto del President Mas, al margen de despreciar el puente de la Mercè.
Y es que Mas no deja nada sin atar, aunque eso no es garantía de que pueda tener éxito. Quedan más de ocho meses de larga campaña para que todos se puedan organizar.