Mas reabre el melón: reclama ahora «cambiar las leyes» que sean necesarias
El President crítica "la miopía" del Gobierno desde su "orgullo imperial", pero sigue abierto a una negociación tras las elecciones del 27 de septiembre
El movimiento independentista sigue recelando de Artur Mas. Si desde el Gobierno del PP Mas es el único culpable del proceso, los socios de Esquerra Republicana, y las entidades soberanistas en su conjunto, creen que Mas ofrecerá una oportunidad al Estado para llegar a un acuerdo.
La paradoja es que todos tienen algo de razón. Sin Mas, el independentismo nunca habría llegado tan lejos en Cataluña. Pero con él al frente, los sectores más moderados consideran que tienen una garantía para que las cosas no se salgan de madre.
La campaña electoral se inició este viernes, con la Diada –porque así lo decidió Mas- y con una nueva exhición independentista, esta vez en la avenida Meridiana de Barcelona, que recorre barrios obreros y poco inclinados, a priori, al proyecto de la candidatura Junts pel Si, en la que figura el president de número cuatro.
Orgullo mundial
La manifestación representó un nuevo éxito, aunque se había dado por amortizada, porque el bloque independentista está muy motivado, y, por cuarto año consecutivo, ha demostrado su poder.
Con esa victoria en la calle, «que influye, pero donde se decide es en las urnas», como aseguró Mas en un mensaje institucional al final del día, el jefe del ejecutivo catalán quiso que el Gobierno del PP reflexionara de nuevo. Tras duras palabras, por «su miopía, desde el orgullo imperial», Mas reclamó el «derecho a ser escuchados», con la propuesta de que «si es necesario cambiar una ley, la cambiamos entre todos», en una velada alusión a la reforma de la Constitución.
Ahora bien, hasta ese punto llegó Mas. No fue más lejos. Porque a continuación defendió su derecho, si obtiene una victoria electoral, por mayoría absoluta, a «implementar el mandato democrático que nos hemos dado».
¿Qué puede esperar el PP y el PSOE?
¿Qué quiere decir? ¿Qué pueden esperar los dos grandes partidos de ámbito estatal? El PP sigue viendo el proceso como un proyecto de Artur Mas, pero, en función de los resultados, Mas ya no podrá pilotarlo. Si Junts pel Si no tiene la mayoría absoluta, y depende de cuatro o cinco, o los ocho diputados que las encuestas le otorgan a la CUP, todo puede cambiar de la noche a la mañana.
Y se puede acelerar una declaración de independencia, o la ruptura interna de la toda la coalición.
Por ello, Mas sigue jugando sus cartas. Todavía él es la garantía de conducir un proceso con orden, con la idea de lograr un gran acuerdo entre Cataluña y España, como apuntaba a Economía Digital el presidente de Caixabank, Isidro Fainé. Lo constató este viernes, tras una enorme manifestación en la Diada, y lo hizo la pasada semana en un acto con empresarios en la Cambra de Comerç.
Un viaje desde 2012
Sólo Junts pel Si, es decir, sólo él, como interlocutor todavía reconocido de los sectores económicos y políticos del Estado, podría forzar un cambio en la relación de Cataluña con España, que no debería pasar por una ruptura traumática.
La campaña ha comenzado, pero Mas abre de nuevo la mano, consciente del apoyo que este viernes tuvo en las calles, y con el deseo declarado de que las urnas avalen el viaje que inició en 2012. Se lo juega todo, con un alto riesto, ya no sólo para él, sino para el conjunto de Cataluña, bloqueada, y sin gobierno. Como él admite, «todavía estoy vivo».