Mas quema las naves: lanza un plebicisto con la Diada como enganche y sin partido
El President asegura que "ningún demócrata puede obviar este clamor pacífico" sobre el reconocimiento de Cataluña como nación
El jefe del gobierno catalán, Artur Mas, se presentó en 2012 como el dirigente que «acompañaba» un movimiento popular a favor de la independencia. Insiste a quien quiere escucharlo que no podía dejar de lado una manifestación masiva como la que se produjo en la Diada de 2012.
Y ha ido cumpliendo todas las etapas, una a una. Para los dirigentes de los grandes partidos de ámbito estatal, el PP y el PSOE, él es el máximo responsable. Pero Mas insiste en que necesita saber qué desea la sociedad catalana en el futuro, y que no está solo.
El ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, salió demudado de su entrevista con Mas en el Palau de la Generalitat cuando trató de acercar posiciones. Aseguró a los suyos que Mas no quiso saber nada, que estaba dispuesto a seguir adelante. Y que era inútil plantear una salida política, porque Mas sólo quería que se sometiera a votación de los catalanes el futuro de Cataluña, incluida una posible propuesta que hubiera planteado el Gobierno del PP, o del conjunto de los poderes del Estado, junto a la Corona.
Utilización de la Diada
Y hasta aquí ha llegado. Mas ha tomado decisiones arriesgadas, tomando como rehén la Diada Nacional de Catalunya, el 11 de septiembre, el día en el que se inicia la campaña electoral. En su discurso institucional, el todavía President de la Generalitat afirmó que todo depende del voto de los catalanes, insistiendo en el carácter plebiscitario de unas elecciones que son autonómicas. «En vuestras manos está la fuerza y el instrumento que marcará el futuro político de esta nación: el voto», sentenció.
No dejó de lado la manifestación de este viernes, en la Meridiana, una avenida en Barcelona que recorre barrios populares, muy alejados de la realidad independentista que se vive en otras ciudades y pueblos catalanes, como Vic o Girona.
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) quiso elegir ese emplazamiento, para exhibir un acto de fuerza, y buscar la complicidad de personas que podrían ver con mucha distancia todo ese proceso soberanista. Se trata de otra jugada de alto voltaje, que será rentransmitida por TV3, la televisión autonómica catalana, y que ha provocado una disposición de la Junta Electoral Central en la que se obliga a dedicar un espacio similar al resto de fuerzas políticas no independentistas, porque se entiende que es publicidad gratuita para la candidatura Junts pel Si.
Negociar o seguir adelante
El hecho es que Mas ha quemado todas las naves en beneficio de una posible mayoría absoluta del bloque independendista. ¿Con qué objetivo? Esa es la gran incógnita.
Mas insistió en su discurso institucional en que «ningún demócrata puede obviar el clamor pacífico» en favor del reconocimiento de Cataluña como nación. Con diversos reproches al PP y al PSOE, insistió en que es «grave» que se «haya menospreciado y se haya tergiversado y ofendido la voluntad de muchos catalanes de votar para decidir el futuro político del país, y se niegue de forma tan interesada como mezquina nuestra condición de nación».
El problema para Mas es que quiere encauzar toda la fuerza que reciba de las urnas sin perder el ADN de su condición de dirigente de un partido como Convergència. Ante los empresarios reunidos en la Cambra de Comerç, este miércoles, incidió en que su candidatura es la «única» capaz de forzar un cambio con España y de España. Es decir, está dispuesto a abrir un diálogo, que pueda acabar en un gran pacto de Estado. Pero no dependerá ya todo de él.
Junqueras tiene un partido, Mas, no
El presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, despreció la pregunta de Economía Digital en un desayuno informativo este jueves. «Se preguntará lo mismo en repetidas ocasiones y se podrá pedir que nos esperemos hasta el siglo XXII», aseguró, en respuesta a la posibilidad de que si Junts pel Si obtiene la victoria electoral el 27 de septiembre, se esperará a las elecciones generales de diciembre.
Mas quiere esperar. Junqueras no. Mas no tiene partido, diluido en la candidatura Junts pel Si. Junqueras sí tiene una fuerza política detrás, Esquerra Republicana.
Ese es el escenario que se abre a partir de este viernes. No se podrá decir que Mas, pase lo que pase, no lo habrá intentado. Ha utilizado, incluso, una Diada para iniciar la campaña electoral, con una manifestación que apoya claramente a la candidatura Junts pel Si.