Luis Garicano: «Lo que piden los independentistas lo vamos hacer para toda España»
El economista que marca el modelo económico de Ciudadanos asegura que el terreno de juego en cuestiones como la fiscalidad "está muy inclinado a favor de las grandes empresas"
Luis Garicano, (Valladolid, 1967), catedrático de Economía y Estrategia en la London School of Economics, representa un punto de inflexión en la percepción de Ciudadanos como un partido capaz de disputar el poder al PP y al PSOE. Su incorporación, con un programa económico que busca una revolución de la productividad en España, causó estragos en el PP. Mariano Rajoy le llamó a la Moncloa, en septiembre de 2012. Vino acompañado de Guillermo de la Dehesa.
Y ante Rajoy, después de un verano horroroso, con la prima de riesgo por las nubes, y con España en el precipicio, Garicano justificó sus críticas al Gobierno del PP. Había pedido, incluso, un rescate, que, en parte, se acabó produciendo. Aunque ahora Garicano pueda ser descalificado por el PP, no deja de ser sintomático que Rajoy le llamara, porque era y es un referente, que en aquel momento se reflejaba en sus artículos en el blog de Fedea, Nada es Gratis.
Mejores marcos regulatorios
Pero las cosas han cambiado. Garicano llega a la entrevista con Economía Digital junto al también economista Antonio Roldán, (Barcelona, 1983). Los dos acaban de publicar Recuperar el futuro (Península), el libro en el que diagnostican los problemas de la economía española y desgranan medidas de reactivación con el objetivo de regenerar España.
Roldán, hijo de Santiago Roldán, Curri, uno de los economistas que fue referente para toda una época en el PSOE de los años ochenta, fundador del PSC, habla rápido, con pasión, mientras Luis Garicano recoge el guante para presentar una auténtica paradoja: «Lo que piden los independentistas en Cataluña lo vamos a hacer para toda España, ese es nuestro objetivo».
Esa afirmación provoca asombro. Pero se entiende rápido. «Ahora, hemos pensado mucho en un artículo que publicó Jordi Galí, (catedrático de economía, liberal, y partidario del estado catalán), sobre para qué quería la independencia, y vemos que es ¡nuestro programa electoral!», exclama Garicano.
Un proyecto para los catalanes
Y es que Galí dejaba constancia de que «si la independencia tiene que convertir a Cataluña en una nueva Cuba o una Corea del Norte en el Mediterráneo, pienso que más vale que lo dejemos estar». En cambio, lo que reclamaba, en octubre de 2012, es que la independencia podía ser la oportunidad para definir políticas propias, un nuevo marco regulatorio, un mejor funcionamiento de la administración pública, ofrecer más y mejores oportunidades a los ciudadanos, en definitiva un programa de regeneración que Garicano y Roldán aseguran que se puede proyectar para toda España, y que sería más efectivo, porque se trata de un país de un tamaño considerable en Europa.
«Esa ambición de regeneración se debe y se puede aplicar en España, con lo que los primeros que ganarían con ello son los catalanes, preocupados, y con razón, con el modelo productivo del conjunto de España», afirma Garicano.
Eliminar duplicidades
Eso pasa por «eliminar las duplicidades de las administraciones, por políticas fiscales más justas y razonables, por mejorar las instituciones, que es uno de los grandes problemas, y mejorar los niveles educativos», insiste Garicano, con la ayuda de Roldán, que sitúa el problema en un contexto europeo: «En Suecia no tienen ahora una situación mucho mejor por casualidad, han partido de problemas similares, pero reformaron sus instituciones, exigieron cambios y los han conseguido, no se trata de que en España exista una fatalidad como país, sino de la voluntad de hacerlo».
Los puntos de Galí los defiende Garicano: un nuevo modelo de administración pública, que se base en los principios de la austeridad; la importancia de facilitar los procedimientos administrativos; la necesidad de un marco laboral flexible; la fiscalidad que favorezca inversión extranjera, y que ponga fin a la dualidad entre contratos fijos y laborales, «que la reforma del PP no ha conseguido cambiar»; el inglés como lengua en la que nos deberíamos obsesionar; o la lucha contra el fraude.
Los palcos del Madrid y del Barça
Garicano insiste en que uno de los problemas centrales de España es la fiscalidad. «En la fiscalidad, y en otros ámbitos más generales, el terreno de juego en España está bastante inclinado en favor de las grandes empresas, las del Ibex, que acaban pagando mucho menos por impuestos como el de Sociedades, pese a la cuestión que atañe a las inversiones en el extranjero, por la que tienen bonificaciones», asegura el economista referente de Ciudadanos, que se distancia de ese latiguillo que lanza Podemos o el PSOE según el cual el partido de Albert Rivera está apoyado por el Ibex.
E insiste en que ese «capitalismo de amiguetes» se debería superar. «Hay que acabar con el pacto del palco del Bernabéu, pero también con el del palco del Nou Camp», asegura.
Reforma, reforma
El triángulo en el que se mueve Garicano parte de un esquema que, desde el punto de vista teórico, se entiende de forma fácil. Otra cosa será si este economista acaba teniendo responsabilidades políticas, en el caso de que Ciudadanos sea imprescindible para garantizar la estabilidad del próximo Gobierno de España. Ese es un factor que le critica el PP, al entender que la gestión política debe preocuparse de otros factores. «Cualquier propuesta de reforma sensata deberá actuar sobre tres pilares: el incremento del PIB, el control del gasto y la mejora de la recaudación», se recalca.
Garicano se muestra esperanzado con la posible influencia de Ciudadanos en el próximo Ejecutivo español. No aventura pactos. Ahora sólo quiere difundir su reforma. Y vuelve, con Roldán, sobre Galí. «Se puede realizar lo que quieren los independentistas, pero para toda España, para todos los ciudadanos, en un proyecto que nos haga mejores».