Los cambios de Feijóo en la Xunta: la hora de los tecnócratas
Feijóo aborda el mandato del Covid-19 con cambios de calado en la Xunta y sin recurrir a fichajes estrella, sino a cargos con experiencia de gestión
«A gobernar se viene aprendido«. La frase es de Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta que encara su cuarto mandato consecutivo al frente de una Galicia golpeada por la pandemia del Covid-19 y sus derivadas en el terreno económico y social. Ese mantra es el que ha puesto en práctica a la hora de conformar el nuevo Ejecutivo que lo ha de acompañar, en principio, hasta 2024. A diferencia de Pedro Sánchez, el de Os Peares no suele apostar por ‘fichajes estrella‘. Tampoco lo ha hecho esta vez. Los cambios de calado que ha introducido están protagonizados por perfiles de tipo técnico. Por hombres y mujeres ‘de la casa’, con años de experiencia en el servicio público y que, ahora, deben ponerse al frente de una crisis en la que Feijóo apuesta no solo por dar la batalla sanitaria contra el virus, sino también por evitar la sangría laboral que trae aparejada.
En mitad de la crisis del coronavirus, Feijóo ha realizado dos cambios de importancia en su Gobierno. Ha decidido prescindir de dos conselleiros, Jesús Vázquez Almuiña y Carmen Pomar, que, hasta ahora, defendían dos carteras claves para el futuro de la comunidad: Sanidad y Educación. El relevo de Almuiña ha sorprendido incluso dentro de las filas del partido (si bien distintas fuentes especulaban con el en los últimos días, aludiendo a una decisión de carácter personal del ya exconselleiro). En el caso de Pomar, debido a las últimas polémicas relacionadas con la gestión de la vuelta al cole, su nombre estaba dentro de las quinielas de previsibles cambios.
Adiós a Almuiña y a Pomar
Almuiña es sustituido por Julio García Comesaña, hasta ahora gerente del área sanitaria de Vigo. Se trata de un gestor sanitario de amplio recorrido, cercano al líder del PP gallego y al que se le atribuye la autoría de muchas de las medidas estrella puestas en marcha por el Gobierno de la Xunta durante la pandemia, como el Covid-auto y, ahora, el nuevo test masivo de saliva, anunciado por Feijóo en el propio debate de investidura como un plan novedoso que servirá para frenar la expansión del virus y disparará las pruebas entre la población.
Las competencias de Pomar al frente de Educación volverán a manos del conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, que ve, de nuevo, engordada su cartera de Gobierno. Los sindicatos del ámbito de la enseñanza han acogido de buen grado el cambio. Rodríguez es un hombre con experiencia en el cargo y, además, se le presupone un talante «más dialogante«. Pomar, que se incorporó al Gabinete de la Xunta de Galicia en 2018, es relevada de su puesto a tan solo cuatro días del inicio de curso, un hecho que ha sido aprovechado por la oposición, en manos de Ana Pontón (BNG) y Gonzalo Caballero (PSdeG), para cargar contra la gestión hecha por el Ejecutivo conservador. «Supongo que tanto con este cambio como con el de Sanidad, Feijóo evidencia el malestar que hay», decía la nacionalista este domingo.
La economía y la lucha contra el paro ganan peso
No obstante, no son estos los dos únicos cambios significativos que el mandatario gallego impone en su Gobierno. Distintas fuentes políticas consultadas por este medio afirman que «Feijóo ha jugado fuerte», ya que precinde de dos conselleiros de carteras especialmente relevantes en la pandemia. Sin embargo, la maniobra del líder de los populares gallegos se complementa con el ascenso de Francisco Conde. El área de Economía gana peso y se eleva hasta alcanzar la Vicepresidencia Segunda de la Xunta. También en este caso, Feijóo premia a un conselleiro de marcado perfil técnico y muy próximo al presidente. El reto que ahora asume no es pequeño. Fuentes del Ejecutivo aclaran que, en esta nueva etapa, su cartera será clave, ya que tendrá que coordinar desde el punto de vista económico y «de manera trasversal» cada paso del Ejecutivo.
La configuración de esta nueva Xunta de Galicia también evidencia la preocupación de Feijóo por la situación económica y por evitar que la comunidad caiga en una crisis de desempleo, motivada por el Covid-19, mayor que la vivida en 2008. Dentro de esa línea de actuación se enmarca la aparición de una nueva consellería, la de Emprego e Igualdade. La encargada de dirigirla, de nuevo, una técnica con años de experiencia. María Jesús Lorenzana, Chus, que desempeña cargos en la administración gallega desde 2007. Quienes trabajaron con ella destacan, precisamente, la «meticulosidad» de una mujer que tiene en su curriculum el haber sido asesora jurídica de Presidencia y haber ocupado puestos técnicos relevantes tanto en la Consellería de Traballo como en la de Medio Ambiente en la etapa de la exconselleira Bea Mato, así como en la de Medio Rural, con el actual conselleiro, José González.
Sin cuotas de poder
Tildado de continuista por la oposición, más allá de las novedades aplicadas, el nuevo Ejecutivo gallego está en línea con la propia idiosincrasia de Feijóo, expuesta a lo largo de los años al frente de la Xunta. El ourensano, al contrario que Manuel Fraga, nunca ha sido amigo de reservar cuotas de poder provinciales (lo que alguna que otra vez le ha generado problemas con las baronías, especialmente con la de Ourense).
Este domingo, fuentes no oficiales del partido consultadas por este medio indicaban que el reparto de consellerías no contentaba especiamente al sector lucense que, aunque representado por Francisco Conde, esperaba un puesto para Elena Candiá, exalcaldesa de Mondoñedo y número uno al Parlamento por Lugo en las elecciones de junio. Al fin y al cabo, la propia noche electoral, Feijóo destacó que los buenos resultados cosechados por el PP en las provincias de Lugo y A Coruña habían sido claves en la victoria.
Un Gobierno que no piensa en la sucesión
Esas mismas voces también indican que el nuevo Gobierno de Feijóo no se ha conformado en clave sucesoria. El presidente gallego ya ha advertido que esta será su última legislatura y que no se presentará a una quinta reelección. Dentro del PP, la creencia extendida es que, superado el ecuador de la legislatura, el político gallego abordará una nueva crisis de Gobierno que servirá para señalar a su sucesor o sucesora. De momento, la conformación del nuevo Ejecutivo no está diseñada en una clave de relevo político.
De hecho, la ascensión de Conde a una segunda vicepresidencia desdibuja en cierta medida el peso de Alfonso Rueda, hasta ahora único vicepresidente del Gobierno gallego, que mantiene sus competencias en esta nueva etapa al frente de Presidencia y de Justicia y que gana, además, las de Turismo, hasta ahora en manos de Cultura. Rueda, uno de los hombres fuertes del partido y, de hecho, el único cargo junto con Rosa Quintana (Mar) que se mantiene en la Xunta desde el primer Gobierno de Feijóo, tendrá que encargarse, junto con Nava Castro, del Xacobeo del Covid-19.
Así se conforma la nueva Xunta de Galicia de Alberto Núñez Feijóo. Un gobierno de gente ‘de la casa’ que, de momento, no piensa en sucesiones, sino en atajar la crisis sanitaria y económica de la pandemia.