Los barones dan síntomas de impotencia para llevar al PSOE a la abstención
Aunque en el grupo parlamentario los diputados se inclinan por impedir las terceras elecciones, el partido no sabe como salir del 'no' a través de sus órganos de gobierno
Muy poco a poco, el problema es que no hay casi tiempo. El presidente de la gestora del PSOE, el asturiano Javier Fernández, está empujando el partido hacia la abstención, pero los barones territoriales dan síntomas de impotencia para llevar al PSOE hacia esa posición, sin tener, además, garantías de que se convocarán, finalmente, terceras elecciones.
Javier Fernández logró este martes un avance, tras una larga reunión con el grupo parlamentario en el Congreso. Los diputados, en su mayoría, no desean repetir las elecciones. De las 26 intervenciones, 23 fueron en esa dirección. Otros mantuvieron el silencio. Una figura esencial puede ser Antonio Hernando, del núcleo de Pedro Sánchez, pero que ha ido viendo que el partido no puede dirigirse hacia las rocas.
Sin embargo, pese al grupo parlamentario, y la buena voluntad de Javier Fernández, los distintos barones territoriales siguen sin dar el paso definitivo: una apuesta clara por la abstención. Ni Susana Díaz, ni Ximo Puig, ni Javier Lambán o Fernández Vara se atreven a dejarlo claro.
El problema es cómo reconducir el partido desde el ‘no’, decidido en un comité federal, hacia la abstención en tres semanas, pasando, previamente, por un comité territorial que debería preparar el camino.
Sin tiempo material
Pero es que ahora ya no depende del PSOE. Es el PP quien no ve nada claro cómo podría quedar el partido socialista. Y para preparar el terreno se ocupó este martes el ministro de Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, quien insistió en que no es lo mismo lograr una investidura y, después, tratar de gobernar. «No se trata de una investidura para que haya un gobierno de 24 horas, sino para que haya un gobierno que pueda gobernar. No se trata de ser investido y de que al día siguiente te presenten una moción de censura o no tengas mayoría sobre la que sustentar una política de gobierno acordada con quienes apoyan la investidura», aseguró.
Mayoría o mayoría absoluta
Con esa circunstancia, que los barones socialistas tienen en cuenta, y con las dificultades que supone para la militancia entender ahora pasar del ‘no’ a la abstención, comienza a cundir la idea de que lo mejor es ir a elecciones, con el mejor resultado posible, y luego ya se intentará rehacer el partido. Sin embargo, Javier Fernández insiste en que no es lo mismo el PP con mayoría que «con mayoría absoluta», reiterando que en unas terceras elecciones, previsiblemente, Rajoy tendría un gran apoyo electoral.
El hecho es que existe temer a la reacción del partido. La presidenta andaluza, Susana Díaz, aseguró que ahora «no toca» decidir sobre esa abstención. El portavoz del PSOE extremeño, Miguel Ángel Morales, afirmó que en su federación «no se descarta nada». Mientras que el presidente valenciano, Ximo Puig, sentenciaba que «en este momento no se dan las circunstancias para que el PP merezca nuestro apoyo, aunque ese debate se debe producir». Par rematar todo el cuadro socialista, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, afirmó que si hay elecciones el PSOE tendrá «la candidatura más potente que se puedan imaginar».
En otras federaciones, el ‘no’ a Rajoy se mantiene con ferocidad. Es el caso del País Vasco; Baleares, Cataluña o Castilla-León. Y, respecto al PSC, se llega a considerar una ruptura del grupo parlamentario, si llega el caso de elegir entre abstención o voto en contra, como defiende Núria Parlón, que disputa la dirección a Miquel Iceta.
¿Quién asume el liderazgo?
Según los estatutos del partido, el PSOE no debería, obligatoriamente, recurrir a primarias para elegir a su candidato si se convocan nuevas elecciones. Pero la militancia castigaría esa opción, que la ve como irrenunciable. ¿Quién asume todo ese desgaste para tomar decisiones en todos los sentidos?
Sólo lo podría hacer la actual gestora, que sabe que tiene un mandato provisional. ¿Pero y los barones?
Pedro Sánchez, que había quedado relegado este martes en un escaño en la quinta fila del Congreso, acabó mejorando su posición, por delante de Eduardo Madina, previsible presidente de grupo parlamentario. La misma gestora rectificó, y es que Sánchez, pese a todo, ganó a Madina en las primarias del partido, votado por los militantes. Y esa circunstancia está teniendo más fuerza de la que querrían los barones territoriales.