Los abuelos dejan el asilo y destinan 300 euros de la pensión para que coman sus nietos
Un informe de la Fundación Educo certifica que el 60% de los ancianos ayuda a sus familiares, y el 20% lo hace aportando la mitad de sus ingresos. Son más de 15.000 millones los que mueve al año esta cobertura intergeneracional
Se ha dicho por activa y por pasiva que la situación de crisis económica en España era insostenible y podía estallar por algún lado, con los 4 millones de parados y 1,5 millones de hogares sin ingresos. Argumentos como la existencia de un buen número de familias obteniendo recursos de la economía sumergida se suelen poner sobre la mesa, sin muchos datos que lo corroboren.
Pero hay otro asunto, el de las ayudas de los jubilados a hijos y nietos, que sí está ahí, de forma evidente en cuanto se observa un poco en las colas de los supermercados, y sobre el que la Fundación Educo acaba de aflorar unos datos, en su informe ‘Crisis y efecto dominó. ¿Quedan piezas por caer? El bienestar infantil, abuelas y abuelos en la brecha’, que ponen de manifiesto porqué los efectos de la crisis no se notan tanto.
De la residencia a la casa de los hijos
Ayudas de los abuelos que, en buena medida, están siendo factibles por el abandono de residencias de la tercera edad. Entre 2007 y 2013, el 20% de los ancianos ha salido de los centros para vivir con los familiares que necesitan de su pensión para sobrevivir. Evidentemente se trata de mayores más o menos válidos. «Los de nivel 3, de fuerte dependencia, siguen en los geriátricos», asegura Pilar Ramos, directora general de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia.
Si se tiene en cuenta que los más de 9,3 millones de jubilados españoles reciben por sus pensiones más de 70.000 millones de euros anuales y que, según el informe de la Fundación Educo elaborado en colaboración con la consultora Salvetti&Llombart, el 60% ayuda a sus familiares en la medida de sus posibilidades, serían más de 15.000 millones de euros los que cada año están ya paliando la situación de necesidades básicas de cerca de 700.000 hogares, algo menos de la mitad en los que no entra ni un euro.
Los abuelos sufragan la crisis
La elaboración del estudio tiene su origen en las peticiones de muchos trabajadores sociales realizadas a Educo para ver el alcance de esta realidad. «Nos dijimos vamos a ver qué está pasando con los abuelos», apunta Pepa Domingo, coordinadora del programa de becas de comedor de Educo. Y «vimos que claramente son ellos los que están sufragando los sufrimientos de sus familias», remacha.
Para los mayores este cambio de su vida está siendo brutal, pues «han tenido que dejar de relacionarse con personas de su edad, por ejemplo a través de la asistencia a gimnasios, para meterse en las casas de sus hijos a sufragar gastos básicos», explica la coordinadora de Educo.
Los jubilados que menos cobran, los que más aportan
Otro dato destacado del informe es que son los pensionistas que menos ingresan los que más aportan, lo que evidencia que sus familias están mucho más desestructuradas que las de aquellos jubilados de clases sociales medias o altas, cuyos hijos están aguantando mejor gracias a contar con una mayor capacitación profesional.
La mitad de los pensionistas que ayudan, unos 6 millones, destinan entre un 20% y un 30% de sus ingresos mensuales a ayudar a sus hijos y nietos. Son los que tienen unos ingresos mensuales inferiores a 1.000 euros, con lo que aproximadamente serían unos 300 euros los que aportan cada mes. Y, en muchos casos, además, la ayuda se hace extensible a más de un hijo o a todos.
Perfil del ‘abuelo solidario’
El perfil del ‘abuelo solidario’ responde al de una persona de 66 años, con dos hijos y que vive en hogares con más de 2 miembros, y las ayudas que realizan son de todo tipo. El 50% dan de comer o cenar todos los días o varios días a la semana a hijos y nietos. Uno de cada tres facilita una cantidad económica de forma regular y uno de cada diez ha acogido en su casa a la familia de su hijo.
Preguntados los 504 abuelos y abuelas que han participado en el estudio, el 36% asegura que la ayuda permite seguir adelante a sus hijos y nietos sin tener que hacer muchos sacrificios. Otro 39% cree que sin esa cobertura tendrían alimentación y vida dignas, pero con muchos sacrificios, y el restante 25% asegura categórico que sin la ayuda sus nietos no podrían tener una alimentación y vida dignas.
Las residencias capean el temporal
Respecto a cómo está incidiendo esta realidad social en el negocio de las residencias de la tercera edad, con ese 20% de jubilados que las han abandonado, el último informe de la consultora DBK, relativo al ejercicio 2014, certificaba que la facturación de algo más de 4.000 millones de euros representaba un retroceso del 0,7% respecto a 2013, año en el que la caída ya fue del 1,4%.
No obstante, la sensación que existe en el sector– liderado por Sar, Quavitae, Ballesol, Eulen, Sanitas Residencial y el Grupo Amma, y en el que también cuentan con presencia notable Sanyres, Caser, Adavir o Valdeluz– es que la situación no empeora, sino todo lo contrario, debido a que cada vez son más los mayores cuyo estado de dependencia obliga a permanecer en unos de estos centros.
Ayuda también a mantener el negocio, como apunta Pilar Ramos, directora general de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia, que el coste medio se haya prácticamente reducido a la mitad, de 3.000 a 1.800 euros al mes, en las residencias privadas.