La Xunta retrasa una hora el toque de queda, pero mantiene las fronteras cerradas
El presidente de la Xunta anuncia que el toque de queda se fijará a las 23.00 horas y los restaurantes podrán abrir hasta esa hora si se dotan de medidores de CO2 y registros de clientes
La Xunta alivia parte de las restricciones que estaban en marcha para frenar la expansión del coronavirus. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha anunciado en la rueda de prensa posterior al comité clínico la decisión de retrasar el inicio del toque de queda de las 22.00 horas hasta las 23.00.
“Hasta las 23.00 se podrá deambular en cualquier lugar de la comunidad autónoma con independencia de la situación concreta del municipio”, ha detallado el presidente de la Xunta sobre una medida que se aplicará a partir de este viernes y que no implicará cambios sobre el fin del toque de queda, que continuará fijado a las 6.00 horas de la mañana.
Un alivio (con deberes) para los restaurantes
Además, Feijóo ha defendido que es una medida “lógica” ante la mejora de la situación epidemiológica y el cambio de hora. Este retraso en el toque de queda implicará, además, una ampliación de horarios en parte de la hostelería.
Así, los bares seguirán abriendo hasta las 21.00 horas, pero los restaurantes verán ampliado su horario hasta las 23.00 horas para servir cenas. Para ello se les exigirá que cuenten con licencia de restaurante, que funcionen con cita previa y conserven registro de clientes, así como que implanten medidores de CO2 para controlar la calidad de aire.
Sigue el cierre perimetral
Esta relajación de las restricciones no implicará por el contrario, el fin del cierre perimetral. Núñez Feijóo ha defendido la necesidad de prohibir los desplazamientos al exterior de Galicia (salvo por causa justificada) por el incremento en la incidencia acumulada por coronavirus en la mayor parte de las comunidades españoles que se ha venido constatando desde el pasado 18 de marzo.
En este sentido, Feijóo ha llamado a la prudencia y ha expresado su preocupación tanto por la proliferación de nuevas cepas como por la cuarta ola, que, a su juicio, es «una realidad en otros lugares no lejos de la comunidad».