La Galicia rural se reparte en 11 millones de fincas y más de 1,7 millones de propietarios

Los fondos de inversión se interesan por grandes parcelas en Galicia, pero encuentran mayormente minifundio en ocasiones de propietario desconocido

Vista Aérea de la pueblo Ribas Pequeñas, en Bóveda (Lugo). Cada semana se abandona una aldea en Galicia y muchas otras solo resisten con uno o dos habitantes. Con todo, dos ayuntamientos gallegos buscan nuevos pobladores, con alquileres baratos y atractivos turísticos. Parada do Sil, en la Ribeira Sacra, en Ourense, es uno, y el otro, Bóveda, en Lugo. Los dos aspiran a ser los nuevos brotes verdes de la Galicia envejecida que se resiste a abandonar a su suerte al rural. Por el momento, sus responsables municipales aseguran que ya han recibido numerosas llamadas de personas interesadas en venirse a estas zonas, un pequeño alivio en la Galicia rural, que cada año se enfrenta a la dramática pérdida de población. EFE/Eliseo Trigo

Vista Aérea de la pueblo Ribas Pequeñas, en Bóveda (Lugo). Cada semana se abandona una aldea en Galicia y muchas otras solo resisten con uno o dos habitantes. Con todo, dos ayuntamientos gallegos buscan nuevos pobladores, con alquileres baratos y atractivos turísticos. Parada do Sil, en la Ribeira Sacra, en Ourense, es uno, y el otro, Bóveda, en Lugo. Los dos aspiran a ser los nuevos brotes verdes de la Galicia envejecida que se resiste a abandonar a su suerte al rural. Por el momento, sus responsables municipales aseguran que ya han recibido numerosas llamadas de personas interesadas en venirse a estas zonas, un pequeño alivio en la Galicia rural, que cada año se enfrenta a la dramática pérdida de población. EFE/Eliseo Trigo

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Galicia tiene más de 11 millones de fincas rústicas repartidas entre una multitud de propietarios. La provincia de Ourense es la que más parcelas tiene, con 3,6 millones, pero también en la que tienen menos valor, pues apenas alcanzan entre todas los 534 millones. Es la provincia de España con menor valor catastral atribuido a sus fincas rústicas, lo que da una idea de la fragmentación de la propiedad y también del escaso atractivo que genera el rural ourensano debido a la falta de dinamismo económico y de peso demográfico.

En A Coruña hay 2,7 millones de parcelas con un valor de 2.556 millones; en Pontevedra suman 2,4 millones, con valor catastral de 988 millones; y en Lugo superan los 2,2 millones de fincas y los 1.000 millones de valor.

Estos terrenos se reparten entre 1,7 millones de propietarios, según los datos recopilados por la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias a partir del Registro Catastral.


Pontevedra

Número de propietarios: 501.130 €
Número de parcelas: 2.436.471 €
Valor del total catastral: 988.230.000 €


Ourense

Número de propietarios: 406.947 €
Número de parcelas: 3.595.084 €
Valor del total catastral: 533.960.000 €


A Coruña

Número de propietarios: 533.720 €
Número de parcelas: 2.710.794 €
Valor del total catastral: 2.556.128.000 €


Lugo

Número de propietarios: 305.287 €
Número de parcelas: 2.285.597 €
Valor del total catastral: 1.021.047.000€

Muchas fincas heredadas y pocas ventas

Pese a que las parcelas y los propietarios son numerosos, las ocasiones en que los terrenos cambian de manos son pocas y en la mayor parte de casos no es por fruto de una venta. Según los datos de Fegein, en los últimos 12 meses se registraron 31.800 transacciones. Sin embargo, únicamente el 28% de las fincas transmitidas lo son por compraventa, mientras que el resto cambia de dueño mayoritariamente por herencia o, en otros casos, por donación o permuta. El sector forestal, personas que buscan parcelas con árboles para aprovechar la madera, y el agroganadero acaparan la práctica totalidad de las operaciones.

«La mayoría de las fincas rústicas transmitidas en compraventa lo son por usos de caza, ganaderas, agrícolas o de recreo y ocio, o para complementar fincas ya en propiedad. El perfil de vendedor habitual son herederos de esas fincas, donde el interés por parte de muchos de ellos en mantenerlas es reducido. Muchos de ellos ni siquiera saben su ubicación localización o incluso que son propietarios de las mismas, al transmitirse muchas de ellas por hijuelas cuyo nombre del propietario catastralmente es de padres, abuelos o incluso bisabuelos. Lo cual complica mucho documentalmente los trámites cuando de trasmiten a través de una compraventa», explica Benito Iglesias, presidente de Fegein.

Fondos de inversión al acecho

El empresario lamenta que «muchos alcaldes con dedicación exclusiva» en municipios ourensanos con baja población no sean capaces de impulsar una concentración que ponga en valor «su propio territorio» para así corregir la depreciación de los terrenos que sitúa a Ourense a la cola de España en la valoración de sus fincas rústicas. Iglesias señala que «sin empleo y trabajo local jamás se fijará población por muchas bonificaciones fiscales que se creen», en referencia a la política de impuestos cero en el rural de la Xunta.

«La gran asignatura pendiente de nuestro rural es la concentración parcelaria para buscar rentabilidades y oportunidades reales de negocio. Me estoy refiriendo a diversos fondos de inversión que buscan grandes extensiones de terreno para su transformación en negocios relacionados con la explotación agrícola, ganadera, agroindustrial o de placas fotovoltaicas», asegura el presidente de Fegein.

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