La asfixia de Cifuentes provoca seísmos en el PSOE y Podemos
El caso Cifuentes muestra el preludio de duelos y quebrantos en el PSOE y en Podemos, y vaticina una política de todo menos aburrida en Madrid
El pasado viernes, cuando estaba finalizando la sesión en la Comisión de Transportes, Vivienda e Infraestructuras de la Asamblea de Madrid, el diputado del PSOE Daniel Viondi y el de Podemos Alberto Oliver estuvieron a punto de llegar a las manos. Algunos parlamentarios tuvieron que intervenir para apaciguar la disputa que terminó con una amenaza directa de Viondi al parlamentario de Podemos: «¡Te voy a arrancar la cabeza!», sentenció.
Tal vez tan sólo sea una anécdota, pero da cuenta de un clima, sin duda tenso, entre los dos partidos de la izquierda madrileña. Ocurre en medio de la situación creada con el escándalo, todavía pendiente de desenlace, del falso máster de la todavía presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. Un asunto que debiera hacer las delicias de los partidos de oposición cuando falta un año para que se celebren elecciones municipales, autonómicas y europeas.
Cifuentes permanece anclada con una ventosa a su puesto, escoltada por policías de paisano por los pasillos de la asamblea para impedir que los periodistas puedan acceder a ella. Mariano Rajoy, tal vez con la boca pequeña, la sostiene todavía, en medio de una fuerte división en el PP entre quienes quieren que Cifuentes dimita y quienes son partidarios de que resista en su puesto.
Lo que parecía un paseo triunfal sobre las cenizas de Cifuentes se llenó de zarzas y alambradas
El cronómetro para la moción de censura presentada por el PSOE y que defenderá Ángel Gabilondo se ha puesto en marcha. Pendientes de negociación formal de los apoyos, cuenta en principio con los votos de Podemos y con el anuncio de que, si Cifuentes no dimite y no se produce una nueva sesión de investidura con otro candidato del PP, Ciudadanos también dará su apoyo a Gabilondo por pura higiene democrática.
Al PSOE le hacen falta, para que la moción salga adelante, además de sus propios votos, los de Podemos y por lo menos uno de Ciudadanos.
Rajoy decide si quiere salvar la presidencia de Madrid para el PP o mantener a Cifuentes hasta que caiga en la moción de censura. La situación del PSOE y Podemos se ha enrarecido por causas ajenas a la crisis de Cifuentes. Lo que parecía un paseo triunfal sobre las cenizas de la actual presidenta de Madrid, se ha llenado de zarzas y alambradas.
Lo sucedido en Podemos podría ser material para un excelente culebrón político
Podemos se había enzarzado en un precipitado proceso de primarias para legitimar y poner condiciones a Iñigo Errejón, pre designado para competir para la presidencia de la comunidad. Una vez más, los personalismos han enfangado un proceso participativo del partido morado. Finalmente, Errejón encabezará la candidatura escoltado por una guardia pretoriana de Pablo Iglesias encabezada por Ramón Espinar.
Por el camino, ha caído en combate Carolina Bescansa, que inexplicablemente auto filtró un detallado plan para liquidar a Iglesias cuando ya se había anunciado que acompañaría a Errejón en la candidatura madrileña. Ahora Bescansa está pendiente de conocer si solamente se borrará su fotografía de la fundación de Podemos, a la manera de León Trotsky, si será obligada a renunciar al acta de gallinero que tiene en el Congreso o si escapará buscando refugio en el grupo mixto del Parlamento.
De momento, el complicado proceso de la candidatura de Podemos en Madrid se ha cerrado, no sabemos si en falso, con la designación de Tania Sánchez como número dos de la candidatura de Errejón, precediendo a Espinar, que tendrá la obligación de defender los intereses de Iglesias en Madrid. Un puzle sin duda complicado que augura muchas convulsiones.
Los protagonistas están más concentrados en desgastar a Ciudadanos que por mostrar proyectos sólidos
Lo sucedido en Podemos podría ser material para un excelente culebrón político. Errejón anuncia su candidatura con Bescansa, instantes previos a que se conozca una conspiración contra Iglesias de los dos, cuidadosamente detallada en un documento privado de Bescansa, que ella misma filtra aparentemente por error.
La caída de Bescansa de la candidatura se cubre con la presencia de Tania Sánchez, que fue compañera sentimental de Iglesias y que fue castigada también al gallinero del Congreso. Unos ingredientes con los que sin duda el llorado Rafael Azcona hubiera sido récord de taquilla.
El PSOE también se desgasta en Madrid
En el PSOE, lo sucedido después del anuncio de la moción de censura, sin llegar a los dramáticos momentos de Podemos, también ha promovido situaciones de desgaste. La crisis de Cifuentes y el anuncio de la moción de censura había resucitado a los socialistas madrileños de un sueño que parecía eterno. Y, de repente, las entrañas del partido promovieron una sucesión de hechos que enturbió la operación.
Primero, el conocimiento de que el secretario general del partido en Madrid, José Manuel Franco, tuvo su currículo hinchado y adulterado durante años con una licenciatura en matemáticas que nunca cursó ni aprobó. Y para colmo, en pleno proceso de resurrección, se ha conocido que el mismo Franco, por lo menos, sondeó a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid con Podemos, para que fuera candidata del PSOE a ese mismo puesto en las próximas elecciones.
Un desliz que evidencia las carencias del PSOE para confeccionar sus listas electorales en un momento en que la organización trataba de recuperar iniciativa y mostrar fortaleza. Todos estos sucesos desencadenados por la crisis de Cifuentes demuestran que los protagonistas están teniendo más preocupación por desgastar a Ciudadanos que por mostrar unidad, fortaleza y proyectos sólidos.
Naturalmente estamos asistiendo a un aluvión de encuestas, muchas de ellas encargadas por los respectivos partidos, que solo coinciden en una cosa clara. Las opciones políticas de Madrid se reparten en cuatro porciones que se mueven en entornos entre el 20% y el 30%.
Falta un año para las elecciones municipales y autonómicas pero la campaña se ha iniciado en Madrid
Todos estos vapores en la política madrileña no son suficientes en modo alguno para salvar a Cifuentes. Pero han creado un clima de confusión en sus competidores en el momento en que ella misma y su partido ponían en marcha el ventilador para restar importancia al fraude de su master.
Falta un año para las elecciones municipales y autonómicas pero la campaña se ha iniciado en Madrid. La creencia de que Ciudadanos sufriría desgaste por apoyar una moción de censura con Podemos se ha diluido precisamente por la resistencia a quitarse de en medio de Cifuentes. Coartada perfecta para que el partido de Albert Rivera apoye por razones exclusivamente de regeneración democrática un gobierno presidido por Gabilondo que intentarán que no tenga consejeros de Podemos.
La amenaza del parlamentario Viondi de arrancar la cabeza a Oliver puede ser el preludio de duelos y quebrantos en Podemos y en el PSOE, solos los unos y los otros, en comandita o en compañía de terceros. Todo vaticina que la política de Madrid será muchas cosas menos aburrida.