La ANC se anula a sí misma y CiU respira tranquila
La entidad independentista debe elegir a su presidente, tras la salida de Carme Forcadell, pero no hay un liderazgo claro para presionar a los partidos
Las cosas han cambiado. La potente Asamblea Nacional Catalana (ANC), que ha demostrado en los últimos tres años una enorme capacidad de convocatoria, y que ha presionado como nadie a los partidos políticos, adoptará ahora otro perfil. Tras la marcha, como marcan los estatutos, de Carme Forcadell, la entidad elige este sábado en Cardona a una nueva dirección, con la idea de mantener un consenso que no ha resultado.
La dirección saliente quería un relevo práctico, que encantaba a los partidos soberanistas. Se había llegado a un cierto acuerdo sobre la figura de Jordi Sànchez, el adjunto al Síndic de Greuges, ex dirigente de la Crida per la Solidaritat. «Si Sànchez dirige la ANC, la entidad entrará en una fase de normalidad», aseguraba, cuando la decisión se veía definitiva, un dirigente de CiU.
Es decir, se entendía que la ANC no iba a presionar a CiU para forzar el proceso soberanista más allá de lo ya anunciado por el President Artur Mas. Se consideraba que Sànchez, un hombre «institucionalizado» no crearía problemas.
Un casi empate a cuatro no previsto
El consenso sobre Sànchez no se ha producido. Pero no por la aparición de un nuevo líder, sino por el empate, casi, entre cuatro candidatos que ofrecen una sensación extraña para el futuro de la ANC, y que no inquieta a los partidos. Hasta el último minuto se intentará que los militantes voten una presidencia consensuada, pero han surgido las diferencias.
El plan inicial se vio alterado el pasado sábado, cuando se votaron a los candidatos. La más votada fue Liz Castro, editora y traductora norteamericana, con 5.186 votos. Le siguió Rosa Alentorn, que era miembro del secretariado de la entidad que le toca ahora dejar los cargos, con 5.049 votos.
En tercer lugar apareció Agustí Alcoberro, militante de ERC, ex director del Museu d’Història de Catalunya, con 4.926 votos, y en cuatro lugar Jordi Sànchez, el supuestamente elegido para sustituir a Forcadell, con 4.692 votos.
El que gana se lo cree
Lo que ocurrió, y pasa en todos los ámbitos, es que Liz Castro, que ganó contra pronóstico, cree ahora que sí puede liderar la ANC, aunque buscando una pareja de baile, con el apoyo de alguno de los otros tres candidatos.
Sànchez, en las horas previas a la votación de este sábado, sigue teniendo opciones, y dependerá de las negociaciones que se puedan establecer.
Más caras, menos dirigismo
La nueva ANC pretende ejercer otro papel, dando voz a más dirigentes, y ofreciendo la imagen de mayor transversalidad. Para los partidos, y, en concreto, para CiU puede ser un alivio, aunque Artur Mas había conseguido en el último tramo del mandato de Forcadell que la ANC apostara por su lista unitaria, provocando los nervios de ERC.
Habrá voluntarismo, ganas de impulsar de nuevo el movimiento, y oficio para organizar una nueva Diada, con la concentración en la Meridiana de Barcelona, coincidiendo con el inicio de la campaña electoral del 27S.
Pero las cosas han cambiado. Forcadell, que obedecía, en ocasiones, a su propio impulso, con aquel «President, ponga las urnas», ha pasado a un segundo plano.