La actitud institucional de Colau irrita al independentismo
Junqueras pidió a Pablo Iglesias una entrevista para que convenciera a Colau de la necesidad de poner urnas en Barcelona, pero la alcaldesa mantiene su rechazo
El éxito del soberanismo, en un pulso inusitado con el Gobierno de Mariano Rajoy, y, en realidad, a todo el Estado español, depende en gran medida de la participación en el referéndum del 1-O en las grandes ciudades. Y el enorme obstáculo para el independentismo se centra en Barcelona, y en la alcaldesa Ada Colau, que irrita a todo el soberanismo. Colau sigue firme. No facilitará las urnas en la capital catalana, ni cometerá “ninguna ilegalidad”, según fuentes de Catalunya en Comú.
Junts pel Sí y la CUP son plenamente conscientes de ello. Eso explica la reunión entre Oriol Junqueras y Pablo Iglesias, el pasado sábado, tras la manifestación contra los atentados terroristas, con la mediación del presidente de Mediapro, Jaume Roures. La entrevista se produjo a petición de Junqueras, y la insistencia fue grande para que Iglesias se pusiera de lado del soberanismo, con la idea de que Ada Colau facilite las urnas, y apoye el referéndum.
Junqueras quiso que Iglesias convenciera, sin éxito, a Colau para que apoye el 1-O
En la reunión figuraba el diputado Xavier Domènech, el hombre en el que confía Colau para dirigir su partido, Catalunya en Comú. Iglesias no quiere tomar ninguna iniciativa respecto a Cataluña sin el concurso de Domènech, y éste está plenamente alineado con Colau. ¿Conclusión? Ni Colau, ni Catalunya en Comú, apoyarán un referéndum que se le ha dado el carácter de vinculante, por parte del presidente Carles Puigdemont.
La premisa de Colau, aseguran fuentes cercanas a la alcaldesa, es que ni ella ni los funcionarios municipales correrán ningún riesgo en la organización del 1-O. Sólo se mostraría un fervoroso apoyo si el 1-O se conviertiera, finalmente, en una gran movilización contra el Gobierno del PP, y en apoyo de la soberanía de Cataluña. Esa es la idea, precisamente, del acto que Colau e Iglesias protagonizarán en la Diada, el 11 de septiembre. Pero no esa la pretensión de Puigdemont, que insiste en que habrá urnas, que se votará “como siempre”, también según las palabras de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y que se aplicará el resultado.
Colau no quiere exponer a los funcionarios municipales a ninguna ilegalidad que comporte el 1-O
Con esa perspectiva, el independentismo, y el gobierno de Puigdemont deberá buscar alternativas rápidas para la ciudad de Barcelona. ¿colegios de la Generalitat, entidades cívicas? Pero el problema no acaba ahí. Es en las ciudades del área metropolitana, con la mayoría de alcaldes del PSC, donde el soberanismo se la juega. En L’Hospitalet, la alcaldesa Núria Marín, del PSC, lo tiene muy claro, y bajo la dirección del primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, la orden es taxativa: no se facilitará nada que comporte la votación en el 1-0.
Todo eso es clave, y es, en realidad, en lo que piensa el Gobierno de Mariano Rajoy. Las expresiones de los dirigentes del Gobierno y del PP han ido variando. Aunque Rajoy ha reiterado que “no habrá urnas”, el mensaje ha derivado hacia “no habrá un referéndum con garantías”. Es decir, el Ejecutivo central es consciente de la dificultad de impedir que se pueda votar en una parte del territorio catalán, aunque se ha comprometido a ello. Pero considera que el resultado será muy desigual, y para nada homologable, teniendo en cuenta que la votación en las grandes ciudades, si se llega a producir, puede ser muy deficiente.
Sin las grandes ciudades, el soberanismo lo tiene complicado para lograr una gran participación en el 1-O
Por eso, el independentismo depende, en gran medida, de Barcelona y de la actitud final de Catalunya en Comú. La rama de Podemos en Cataluña es más débil. Su máximo dirigente, Dante Fachín, cuestionado por las bases, pide ahora que se deje negociar la ley del referéndum, que se votará este miércoles por parte de Junts pel Sí y la CUP. Podemos, dentro del grupo Catalunya Sí que es pot, querría presentar enmiendas para eliminar el carácter vinculante del referéndum. En ese caso, apoyaría el referéndum. Pero se aprobará por lectura única, sin debate ni concurso de la oposición. PSC, Ciudadanos y PP se ausentarán de la cámara en el momento de la votación. Catalunya Sí que es pot pretende quedarse en la votación y abstenerse.
De cara al 1-O, el partido que dirige Fachín celebrará una consulta interna para decidir si se llama a una movilización o no en el referéndum. Será entre el 15 y el 18 de septiembre. Las bases quieren aprovechar esa consulta interna para derrocar a Fachín.
La paradoja, por tanto, es que el líder de Podemos en toda España, Pablo Iglesias, tiene como referente en Cataluña a Ada Colau, que cuenta con su propio partido, Catalunya en Comú. Y ésta lo tiene claro: no habrá colegios municipales para el referéndum. Lo que supone un auténtico dolor de cabeza para el independentismo, que se la juega en función de la participación que consiga, si es que el Gobierno no impide del todo la votación.