Juan Carlos I ya navega en Sanxenxo entre aplausos y gritos de «ladrón»
El emérito fue recibido por un nutrido grupo en el puerto deportivo que rompió en aplausos a su llegada; el 'Bribón' soltó amarras cerca de las 13 horas
Juan Carlos I ya navega en Sanxenxo. El emérito ha llegado este jueves al puerto deportivo de la localidad pontevedresa para salir a navegar a bordo del Bribón con el que se prepara para participar este fin de semana en la regata XXIV Trofeo Hotel Carlos I Silgar. A las 12,15 horas ha entrado directamente al puerto deportivo, sin parar en el Real Club Náutico de Sanxenxo (RCNS) y con la ventanilla subida. Allí lo ha esperado una gran multitud de gente que ha aplaudido a medida que se ha aproximado el coche en el que iba. En el lugar, tampoco han faltado los medios de comunicación que, desde primera hora de la mañana, se han situado en el espigón del Puerto Deportivo.
Una vez fuera del coche, vestido con un pantalón largo negro, chaqueta, gorra y gafas de sol, el emérito ha bajado las escaleras del muelle con ayuda de un asistente, sin bastón, y agarrado a la barandilla. Al llegar al pantalán se ha detenido para saludar a un grupo de niños del RCNS que, a bordo de la embarcación auxiliar, lo han esperado para su recepción. Tras ello, han bajado al muelle para que la lancha semirrígida saliese a navegar con el rey. Posteriormente, con la ayuda de su bastón para caminar, ha hecho lo propio con la tripulación que lo acompañó en la singladura.
Aplausos y gritos de «ladrón»
Juan Carlos I se ha subido en la embarcación situada en el pantalán justo debajo de la escaleras por donde bajó en las últimas visitas. A las 12,48 horas el Bribón ha soltado amarras. Desde la embarcación, y sentado en el lado babor, el rey ha saludado a la multitud que le ha aplaudido, al tiempo que se han escuchado gritos de «Viva el Rey». Con todo, también se han oído gritos de «ladrón«. Por estribor, el Bribón, ha ido atado a la embarcación auxiliar Cristina hasta que ha dado la vuelta al espigón. Tras esto, ha soltado cabos e izado velas, y ha emprendido su travesía.
Es el segundo día del rey emérito en Galicia después de llegar en un vuelo privado procedente de Abu Dabi y tras casi ocho horas en el aire a Vigo este miércoles, a las 14 horas. Una vez en tierra, bajó del avión directamente a pista vestido con una camisa azul y una americana marina. Allí lo esperaba, como es habitual, su amigo el empresario Pedro Campos, que lo recogió en su coche y lo traslada en estos instantes hasta su casa de Sanxenxo, donde se hospedará estos días. La jornada del miércoles transcurrió en un clima tranquilo en el que su visita para muchos pasó desapercibida.