Iglesias marca el camino a Sánchez: ni Franco ni cloacas
El líder de Podemos reaparece para despejar dudas sobre su relación con el Gobierno, sin olvidar las líneas rojas todavía vigentes
La de Pablo Iglesias ha sido una reaparición estelar después de la larga ausencia por paternidad por el nacimiento prematuro de sus dos hijos. Podemos retoma su presencia en los escenarios que nadie había ocupado con la desaparición de sus dos figuras, Irene Montero y él mismo.
Ha sido el Iglesias de siempre, contento del balance de cuatro meses de apoyo al Gobierno después de la moción de censura. Incluso recuperó viejos tics, como su compromiso de “dejarse la piel”, al que ha recurrido muchas veces en el pasado.
Quizá la novedad más destacada es que para Podemos ya no existen “líneas rojas”, porque han sido sustituidas por “líneas moradas”.
Iglesias despeja toda duda sobre su relación con el Gobierno
Las relaciones de Podemos con el Gobierno gozan de excelente salud, según confesó su líder en el discurso pronunciado ante el Consejo Ciudadano Estatal del partido.
Sacó pecho con los logros obtenidos en poco más de cien días, como la sanidad universal, que ya existía, ampliada ahora a los “sin papeles” y el final de los recortes en educación. El blindaje de la revaluación de las pensiones y poco más. Adornó un balance más bien escaso, pero los periodistas, cuando compareció, no estaban para amargarle la tarde.
Criticó a Quim Torra por su ultimátum a la estabilidad del Gobierno al que reclamó “mesura y responsabilidad” y le conminó a “evitar peleas entre demócratas que devuelvan a los reaccionarios al gobierno”, una manifestación tácita de pesimismo si hubiera un adelanto electoral. Estableció su prioridad en un acuerdo con el Gobierno para elaborar unos presupuestos.
Podemos se mantiene optimista: asegura que logrará un acuerdo presupuestario pronto
A partir de ahí, definió su objetivo de cogobernar desde el Parlamento para preparar el asalto al gobierno en las próximas elecciones. Aclaró que sería un “gobierno de coalición”, porque a su entender “nunca más habrá en España un gobierno en solitario”.
Informó que el maratón de reuniones con el Ejecutivo para confeccionar los presupuestos le genera optimismo en lograr un acuerdo en los próximos días.
No aclaró como pueden conciliarse el incremento del Presupuesto con las limitaciones de Bruselas ni como se podría aprobar una nueva senda del déficit. En síntesis, nuevos impuestos a la banca, un nuevo impuesto de sociedades, a las transacciones financieras, a las empresas eléctricas, además de volver a reclamar que Pedro Sánchez publique la lista de los que se beneficiaron de la última amnistía fiscal.
Franco, la primera línea roja de Podemos
Iglesias cambió el tono de autocomplacencia con la enumeración de las líneas rojas vigentes con el Gobierno.
La primera, el olor de las cloacas, absolutamente intolerable. Alusión directa a las complicadas relaciones de la ministra de Justicia con el ex comisario Villarejo, ahora en prisión, al que apoyó el PSOE. Sin renovar la exigencia de dimisión de Dolores Delgado, quiso dejar claro que ese tema no está ni mucho menos cerrado.
Subió el tono al exigir responsabilidades al Gobierno por la presencia del policía torturador, Billy el Niño, en un acto oficial en una comisaría madrileña y exigió el cese inmediato del comisario que le invitó al acto.
Y cómo no, también sacó a coalición el posible enterramiento de los restos de Franco en la cripta de la catedral de La Almudena, y reclamó valentía a un Gobierno democrático porque “no lo puede consentir». Enterrar a Franco en la Almudena no va en la línea antifascista que defiende el Papa Francisco, dijo.
Con el futuro emplazamiento de los restos del dictador, Iglesias puso el dedo en una llaga de la que nadie quiere dar cuenta.
La complicada situación actual se achaca una vez más a la improvisación y a la falta de un plan detallado del Gobierno
El obispo de Madrid, monseñor Osoro, en una declaración no oficial indicó que en su criterio la Iglesia no podría oponerse a que los restos de Franco descansen en La Almudena.
Pero, aunque en el entorno de la Moncloa nadie dice nada de este tema, hay preocupación porque no se pueda evitar que Franco acabe en La Almudena. En el procedimiento en marcha para exhumar a Franco del Valle de los Caídos, está previsto entregar los restos a la familia del dictador para que los traslade a un cementerio que no sea patrimonio del Estado.
La familia Franco es propietaria de un panteón en la cripta de la Almudena con espacio para cuatro tumbas. Dos están ocupadas por Carmencita, la hija de Franco y su marido Cristóbal Martínez Bordiú. Y quedan dos libres donde la familia piensa instalar los restos del dictador.
Una situación complicada, porque solo la Iglesia podría oponerse, nada fácil habida cuenta del carácter católico del dictador y su derecho a ocupar un enterramiento que es de su propiedad.
Algunas fuentes críticas en el PSOE consideran que sería el colmo que Franco acabase en una catedral en el centro de Madrid. Y la complicada situación actual se achaca una vez más a la improvisación y a la falta de un plan detallado del Gobierno para abordar este espinoso asunto.
Las aristas de las relaciones PSOE-Podemos
Las buenas relaciones del PSOE pueden tener algunas aristas a la vista.
La primera, las próximas elecciones andaluzas, donde las relaciones de la secretaria general del PSOE con Podemos no son precisamente ni cordiales ni fluidas. La negociación para formar gobierno, en el caso de victoria del PSOE, podría chirriar con los acuerdos de gobierno que existen entre Podemos y el PSOE en Madrid.
Tampoco pasa desapercibido a muchos observadores el cuidado que tiene Sánchez para no prodigar reuniones públicas y fotografías con Iglesias. Y también con las exigencias presupuestarias que deberán conciliar las exigencias de Europa con el listón que pretende el líder de Podemos.
Independientemente de las encuestas electorales, Iglesias ha elegido presumir de acuerdo con el PSOE y en modo alguno le interesa causar impresión de que pone una rama entre las ruedas.