Hollande obedece a Merkel y se deshace de sus críticos
Encarga a Manuel Valls un nuevo gobierno tras los reproches continuos del titular de Economía a los planes para recudir el déficit
La política europea ha caído en una gran contradicción. Si bien el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, anuncia que, tal vez, habría que abrir la mano, y dejar atrás las duras políticas de reducción del déficit, u ofrecer a los países de la zona euro más tiempo para cumplir los plazos, el Gobierno francés ha caído al completo tras las órdenes del presidente de la República, el socialista François Hollande, consciente de que no le queda más remedio que obedecer las directrices de la canciller alemana Angela Merkel.
Hollande ha encargado al primer ministro, Manuel Valls, que remodele todo su ejecutivo para poder cumplir con los planes previstos y que pasan por una fuerte reducción del déficit público y adaptar la economía francesa a los nuevos tiempos.
Economía estancada
El presidente francés llega a las mismas conclusiones, curiosamente, que el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, cuando, en mayo de 2010, sucumbió a las órdenes del gobierno alemán, a través de la Comisión Europea, y cambió radicalmente su política.
La paradoja es que a Francia le ha llegado el turno más de cuatro años después, después de muchos avisos, y, justo, cuando se comprueba que su economía está estancada.
Las cifras son elocuentes. Las destacan los medios alemanes, que siguen sin entender la escasa reacción de Francia, en un mundo que ha cambiado mucho en los últimos diez años. El PIB ha crecido un minúsculo 0,3% en 2013. La deuda pública ha llegado al 93,6% del PIB, y el país ya paga unos 50.000 millones de euros al año en intereses de esa deuda.
El coste de un trabajador frances y uno alemán
El paro supera el 10%. Pero hay más datos que han dejado a Hollande en la tesitura de traicionar sus propios postulados, los que le recuerda el ministro de Economía, Arnauld Montebourg, que rechaza de forma rotunda reducir el déficit de forma acelerada. Porque ahora Valls, con un nuevo gobierno, debe hacer efectivo el plan: recortar en 50.000 millones de euros el gasto público entre 2015 y 2017. De ellos, 18.000 deben salir de la reducción de gastos del Estado; 11.000 de las administraciones regionales y locales; 10.000 de Sanidad; y 11.000 de otras prestaciones.
La situación que recuerda Alemania una y otra vez en los últimos años es que de los 25 estados más endeudados del mundo, 17 están en Europa.
En 2000 los trabajadores franceses recibían un 8% menos de salario que los alemanes. Pero en 2011 cobraban un 10% más. Otro aspecto que recuerdan los medios de comunicación alemanes es que el déficit comercial de Francia respecto a Alemania es de 1.000 millones de euros al mes. Pero es que en 2004 esa situación era la inversa. Era Alemania la que presentaba un déficit comercial respecto a Alemania.
En Francia el gasto público representa el 54% del PIB, el mayor de Europa. En determinados círculos políticos y económicos europeos se asegura, en tono de broma, que Francia “es el único país socialista que funciona”.
Críticas despiadadas de Alemania
El rotativo Die Welt avisó en noviembre de 2012. Llegó a asegurar que “mientras, las exportaciones francesas retroceden, el paro estalla, el antisemitismo de los musulmanes causa estragos en los suburbios, la seguridad social está al borde de la ruina y la quiebra amenaza al Estado”. Una crítica despiadada que ministros como Montebourg no pueden aguantar, pero que Hollande ha acabado de asumir.
Para España es crucial que Francia pueda crecer. Es el socio comercial más importante, en todos los sentidos: exportaciones e importaciones, recepción de turismo e inversiones.
Y Francia busca el camino de Alemania. España también lo ha hecho y ha comenzado a crecer, pero no todos los países de un mismo club, la zona euro, pueden crecer al mismo tiempo haciendo lo mismo: potenciando las exportaciones, porque, ¿quién comprará?