Guerra civil en el PSOE: ni dirección ni congreso
Los fieles a Pedro Sánchez se atrincheran en Ferraz, y rechazan que se deba dejar el partido en manos de una gestora, pese a la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva
¿Pueden las cosas empeorar? Siempre. La guerra civil ha estallado en el seno del PSOE, con todo tipo de acusaciones cruzadas, y sin que nadie sepa cómo se deben interpretar los estatutos, ante un desafío total de los críticos a la dirección de Pedro Sánchez. La rebelión interna cobró fuerza tras las explosivas afirmaciones de Felipe Gónzalez. A partir de ahí todo el partido se movilizó.
Los afines al todavía secretario general se han atrincherado en la calle Ferraz de Madrid, la sede los socialistas, con el argumento de que los estatutos no clarifican que Sánchez deba dimitir, a pesar de que 17 miembros de su ejecutiva hayan abandonado sus cargos. La disputa es jurídica. Si son la mitad más uno de los integrantes, se considera que el secretario general debe dimitir. Pero la ejecutiva original, tras el congreso en el que se impuso Sánchez en julio de 2014, era de 38 miembros. Dos lo dejaron. Otro, Pedro Zerolo, falleció. El sector crítico entiende que con 17 bajas se cumple ese requisito.
En todo caso, la dirección que queda ha convocado una reunión de la comisión ejecutiva, para que convoque un congreso, que es lo que quiere Pedro Sánchez, con la pretensión de que lo salve la militancia directamente, de la misma forma que fue elegido a través de unas primarias abiertas a todos los militantes.
Para los críticos, Luena ya no tiene cargo
El secretario de organización, César Luena, aseguró, en la noche de este miércoles, que se mantenían los planes. «La dirección va a cumplir y hacer cumplir las normas del partido. Ha llegado el momento de debatir, decidir y que haya una única voz en el PSOE, respaldada por la mayoría de militantes y votantes, y el líder del PSOE sigue siendo su secretario general, que es Pedro Sánchez», aseguró.
El caso es que para los críticos, Luena «ya no es secretario de organización». Los afines a Susana Díaz, como el diputado en el Congreso, Antonio Pradas, que entregó en Ferraz las bajas de los miembros de la dirección, rechaza cualquier legitimidad a los dirigentes que se han quedado. Pradas, visiblemente afectado, afirmó que no le habían dejado entrar en su despacho en Ferraz para «recoger la foto» de su hijo y sus cosas personales. Lo que defendió Pradas, y el resto de dimisionarios es que se constituya una gestora.
¿Quién convoca un congreso?
La bronca ya es sobre los propios instrumentos del partido para poder convocar o no un congreso, centrados en el artículo 36 de los estatutos federales. Todo dependerá de lo que decida este jueves esa comisión ejecutiva. Luena insistió en que ahora se trata ya de convocar un congreso extraordinario que elija a una nueva ejecutiva. «Nosotros vamos a defender siempre la democracia y el voto de los militantes», se enrocó Luena.
Lo que ocurre es que el comité federal se convocará para que convoque un congreso. El escollo ahora es saber quién puede o no convocar a los órganos de dirección del partido, y cómo se puede organizar un congreso, para elegir a una nueva ejecutiva, porque la actual ha sido pulverizada. Un embrollo que demuestra cómo las cuestiones orgánicas han acabado ahogando a los socialistas.
Rajoy, ¿investido en breve?
En el caso de que se constituya una gestora, ésta deberá decidir si permite o no la investidura de Mariano Rajoy. Si se mantiene en el ‘no’, y se fuerzan unas terceras elecciones, el PSOE deberá improvisar un candidato.
La frase de Javier Solana, que colocó en su cuenta de twitter, resuena ahora con mucha fuerza en los oídos de todos los implicados: «Cuando se tome conciencia del destrozo, todos preferirán 85 diputados».
Eso implica que Rajoy será investido. Y que el PSOE tratará de recomponerse en una situación de extrema debilidad, y con Podemos rearmado.