González Casares: “Por qué conformarnos si la luz cuesta el doble que en 2019”
El eurodiputado gallego del PSOE Nicolás González Casares, negociador de la Eurocámara para la reforma del mercado eléctrico, advierte en esta entrevista que “los ciudadanos se sienten incómodos cuando ellos pagan mucho y otros hacen mucho dinero con su dinero”
Un gallego pinta mucho en el futuro de la energía en Europa. Es el eurodiputado del PSOE Nicolás González Casares, negociador jefe de la Eurocámara en la reforma del mercado eléctrico de la Unión Europea, que ha generado cierto revuelo con propuestas como limitar los ingresos de renovables, hidráulica y nuclear en caso de crisis de precios sostenida o blindar a los hogares vulnerables.
Su borrador se ha empezado a debatir este martes en la comisión de Industria, Investigación y Energía de la Eurocámara. Si nada descarrilla, el Parlamento adoptará su posición en septiembre y los Estados miembros la suya en junio para enfilar la negociación definitiva en otoño, durante la presidencia española del Consejo de la UE.
González Casares (A Coruña, 1972) explica en esta entrevista los detalles de su propuesta para una reforma que debería aprobarse antes de las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024, aunque el calendario es muy ajustado y la industria y algunos Estados miembros no tienen mucho apetito de cambios.
¿Teme que se ralentice la negociación para arrastrarla hasta el cambio de legislatura?
Corre un riesgo, y es que la volatilidad está en el mercado. Ahora estamos más calmados, pero el precio de la electricidad sigue siendo aproximadamente el doble que antes de la pandemia (47,71 euros el megavatio/hora de media en 2019 en España frente a 73,73 euros/megavatio el pasado abril). ¿Nos vamos a conformar con eso si nuestra competitividad europea se ve lastrada por ello? Creo que tenemos que ser ambiciosos.
Las empresas energéticas ¿han estado a la altura durante la crisis de precios de la energía?
Han estado a la altura en una cuestión muy importante: a pesar de las dificultades, hemos mantenido un suministro impecable entre ciudadanos y empresas. Ahora, el precio ha sido elevado. No me gusta penalizar, pero sí que es cierto que los ciudadanos se sienten incómodos cuando ellos pagan mucho y otros hacen mucho dinero con su dinero. Creo que eso necesita un equilibrio. No quiero decir que lo hayan hecho deliberadamente, pero el resultado es ése.
Usted ha pasado casi de golpe de la unidad de cuidados intensivos de un hospital como sanitario a la reforma del mercado eléctrico como eurodiputado. ¿Tan mal estaba el paciente?
El paciente no estaba moribundo, pero sí estaba en mal estado y había momentos en los que empeoraba mucho. Esto nos ha enseñado que hay que poner medidas que nos permitan prevenir esas situaciones en el futuro. Siguiendo con la analogía, si sabemos que el tratamiento ha funcionado… ¿por qué no lo dejamos en el ‘stock’ en vez de retirarlo?
Su borrador plantea un «techo» de ingresos para las renovables, la nuclear o la hidráulica que amenaza la lógica del sistema de precios marginalista. ¿Cómo funcionaría?
La medida no entraría cuando se sobrepasan los 180 euros el megavatio-hora. Nos están queriendo contar eso y no es cierto. La medida entra en vigor cuando los precios aumentan de forma continuada durante meses. Podría estar a 200 euros/megavatio un mes o a 250 euros dos semanas que no entraría en funcionamiento. Los precios tienen que subir dos veces durante tres meses la media de los últimos cinco años. Cuando es mantenido, la Comisión declararía esa situación de emergencia y es cuando los Estados miembros podrían coger esos beneficios de las inframarginales y dedicarlos a aliviar las facturas de los ciudadanos. Y 180 euros de remuneración para esas tecnologías, es ganar dinero.
¿Los beneficios irían a financiar medidas como prohibir la desconexión de los hogares que no puedan asumir las facturas y proteger a los consumidores vulnerables en verano y en invierno?
Estarían fundamentalmente dirigidos a vulnerables, a gente con pobreza energética y a disminuir el precio de los recibos. La Comisión propone que llegada una crisis de precios, los Estados puedan dar ayuda a sus ciudadanos. Pero muy pocos tienen la capacidad de hacerlo. Yo quiero que todos tengan herramientas para que se puedan proteger. ¿La competitividad otra vez en base al pulmón financiero? Eso sí que rompe el mercado interior. No lo rompe una medida igual para todos, lo rompe que uno se lance a dar subsidios y los demás no puedan.
También reclama más ambición en almacenamiento o interconexiones. Ahí parece haber más consenso, pero es difícil de implementar. ¿Cómo se puede desatascar?
Invirtiendo en interconexiones e impidiendo que haya países que pongan barreras. Y el almacenamiento, fomentando que esas tecnologías sean reconocidas como parte del mercado, porque estaban un poco apartadas.
La negociación va a coincidir con la presidencia española del Consejo. ¿Allanará el debate o espera fuego amigo?
No podemos negar que España ha tenido un liderazgo en esta crisis. Por lo tanto, las ideas que vienen de España o de Portugal y Grecia o de otros, ¿por qué no tenerlas en cuenta si han funcionado? Ahora, yo tengo que representar al Parlamento. Si en algún momento me tengo que encontrar con la Presidencia del Consejo y tenemos diferencias, pues habrá que solventarlas negociando.