Galicia, objeto de deseo en la oscura herencia de Carmen Franco
La muerte de Carmen Franco reabre el debate sobre la propiedad de algunos bienes de la familia
Carmen Franco, la única hija y heredera del dictador Francisco Franco, falleció este viernes en Madrid a los 91 años de edad. Deja siete vástagos y un sinfín de propiedades, títulos y otros enseres cuya titularidad no solo es codiciada por sus hijos. Las administraciones también tienen algo que decir.
El más oscuro objeto de deseo de la fortuna de los Franco, que algunos estiman por encima de los 500 millones de euros, es el Pazo de Meirás, en la localidad coruñesa de Sada. Esta edificación, de finales del XIX, emplazada en un terreno de 6,6 hectáreas, fue declarada Bien de Interés Cultural en 2008, lo que obliga a la familia del dictador a abrir las puertas a los visitantes al menos cuatro días al mes.
Esta decisión no hizo demasiada gracia a los herederos, que comenzaron un tira y afloja con la Xunta de Galicia, que no dudó en sancionarles este mismo verano por cancelar sin justificación las visitas a la propiedad, que en su día perteneció a la escritora Emilia Pardo Bazán. Pero la cosa no quedó ahí. El presidente Alberto Núñez Feijóo, que no oculta su deseo de recuperar el pazo, anunció una investigación para tratar de acreditar “vicios ocultos” que permitan dejar sin efecto la “donación” que en su día realizaron los coruñeses al dictador.
Otras propiedades
Meirás no es la única propiedad que corre el riesgo de caerse de la lista de bienes heredables. Sin salir de Galicia, la familia tiene otras propiedades que las administraciones reclaman para sí. Se trata de la Casa Cornide, en pleno centro histórico de A Coruña, y dos esculturas –que representan a Isaac y Abraham– del Mestre Mateo que reclaman desde Compostela. Precisamente, el Juzgado de Primera Instancia número 41 de Madrid admitía a trámite este jueves la demanda civil presentada por el Concello de Santiago para recuperarlas.
El único bien cuya titularidad no se cuestiona es la casa natal del dictador en Ferrol, un pequeño inmueble situado en el barrio de A Magdalena de una urbe en horas bajas.
Ya fuera de Galicia, las otras joyas de la herencia de Carmen Franco, además de las alhajas, obras de arte y mobiliario que la familia acumuló durante la dictadura, son los 4.800 metros cuadrados del inmueble situado en la calle Hermanos Bécquer de Madrid, en pleno barrio de Salamanca, en el que están radicadas varias de las sociedades de los Franco, y la finca de Valdefuentes, en Arroyomolinos, con casi diez millones de metros cuadrados, donde el dictador se dedicó a la explotación ganadera y agrícola.
La otra vía
La titularidad de las propiedades, que incluyen viviendas, fincas rústicas y plazas de garaje que controlan a través de un complejo entramado societario, no es lo único que está en juego tras la muerte de la rica heredera. Los títulos son también codiciados por sus hijos.
De cumplirse la legislación vigente, Carmen Martínez-Bordiú, como primogénita, sería la legataria del Ducado de Franco, con grandeza de España, y del título de señora de Meirás. El de marqués de Villaverde, que ostentaba Carmen Franco en calidad de consorte, lo legó su marido directamente a su hijo Francis.
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El primogénito varón, que ya se había preparado para recibir el resto de títulos, llegando incluso a cambiarse el orden de los apellidos, vio en 2006 como el cambio de la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios truncaba sus expectativas, al acabar con la prevalencia del varón.
En cualquier caso, hasta que se abra el testamento no se sabrá a ciencia cierta como es el reparto. Quizá en algún caso, al igual que sucedía en la película de Buñuel Ese oscuro objeto de deseo, puede que los herederos se queden solo con las ganas.