Fernández-Couto, el intocable que sobrevivió a siete conselleiros
El director xeral de Montes, en el cargo desde 1996 con el paréntesis del bipartito, lleva dos décadas enfrentado al sector
El director xeral de Ordenación Forestal de la Consellería de Medio Rural, Tomás Fernández-Couto, es un hueso duro de roer. Lleva en la Administración autonómica más de dos décadas en las que ha compartido mesa con hasta siete conselleiros, un hito que no supera ningún otro director xeral.
Nacido en Ferrol en 1960, este ingeniero superior de Montes y funcionario de carrera llegó a su actual puesto por primera vez en 1996, de la mano del entonces conselleiro de Agricultura, Gandería e Montes, Tomás Pérez Vidal, y con Manuel Fraga de presidente de la Xunta. En 1997 su departamento pasó a depender de Medio Ambiente, donde coincidió con Carlos del Álamo (1997-2003) y Xosé Manuel Barreiro (2003-2005). Después llegaría el bipartito, con Alfredo Suárez Canal de conselleiro, con quien apenas coincidió unos meses, de agosto hasta que cesó del cargo en octubre.
Con el PP de nuevo en el Gobierno gallego, Samuel Juárez (2009-2012), volvió a confiar la gestión forestal a Fernández-Couto, ahijado político de Romay Beccaría. Su sucesora en el puesto, Rosa Quintana, también lo mantuvo, al igual que hizo la actual titular de Medio Rural, Ángeles Vázquez, desde su llegada al cargo en octubre de 2015, hace ahora dos años.
En el punto de mira
Sin embargo, tanto tiempo en el cargo y muchas tareas pendientes en lo que a gestión forestal se refiere, le han servido al responsable de Ordenación Forestal para ganarse un puesto en el disparadero. Al menos así lo ven el PSdeG y En Marea, que este lunes han pedido su dimisión.
Para el portavoz socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, la falta de ordenación y de una gestión sostenible de los montes gallegos está detrás de la mayoría de los incendios que se suceden en Galicia desde hace «muchos años». Por su parte, el portavoz de En Marea, Luis Villares, se ha sumado a la petición de dimisión de Fernández-Couto, desde el convencimiento de que la política forestal de Galicia debe “cambiar radicalmente”.
Las críticas a su gestión vienen de lejos, pero no han conseguido moverle de su sillón. De hecho parecen no afectarle, aunque sí que se le ha visto en alguna ocasión reaccionar con vehemencia, por ejemplo tras el informe del Consello de Contas sobre la política forestal gallega, en el que ponía en cuestión el elevado gasto en extinción y la escasa provisión de fondos a la gestión forestal.
Un negociador duro y astuto
Quienes han coincidido con él señalan que es una persona muy hábil en el manejo de las relaciones personales, pero de trato difícil. Fuentes del sector señalan incluso que su estrategia para mantenerse en el puesto pasa por evitar que se generen consensos valiéndose de la debilidad de algunos actores y así poder imponer su criterio, acertado o no.
En abril de 2015, tras abandonar el grupo de trabajo del Plan Forestal, la Mesa de la Madera y el Consello Forestal de Galicia, Confemadera, la patronal del sector de la madera y el mueble, estallaba. “Se acabó el tiempo de las reuniones de adoctrinamiento de la Consellería de Medio Rural”, anunciaba tras romper relaciones con la administración gallega, a la que acusaba de centrarse en los incendios y no en desarrollar políticas activas para la prevención o la planificación de la productividad del monte gallego.
Ya con Ángeles Vázquez al frente, en julio de 2016, las aguas volvieron a su cauce, pero la realidad es que Galicia continúa con un Plan Forestal que data de 1992, antes incluso de la llegada de Fernández-Couto a la Dirección Xeral de Montes, y con muchos problemas por resolver en los que apenas se ha avanzado durante las dos últimas décadas.