Núñez Feijóo alfombra el camino a Cospedal para presidir el PP

El paso atrás del presidente gallego abre la puerta a la candidatura de María Dolores de Cospedal y desinfla las opciones de Sáenz de Santamaría

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El paso atrás de Alberto Núñez Feijóo anunciado este lunes abre de par en par una puerta. La que tiene ante sí María Dolores de Cospedal para optar a la presidencia del PP, suceder a Mariano Rajoy y convertirse en candidata popular a La Moncloa. La actual secretaria general de los populares puede franquear ese umbral este mismo martes, para cuando hay convocada una junta directiva del PP de Castilla-La Mancha, y anunciar su candidatura. Si finalmente lo hace, tendrá el trayecto mucho más despejado sin Feijóo.

Contra pronóstico, la decisión del actual presidente de la Xunta, con tres mayorías absolutas a sus espaldas en Galicia, tiene todos los ingredientes de un pacto no escrito con la actual secretaria general, que cortaría el paso a las aspiraciones de Soraya Sáenz de Santamaría para liderar el partido.

¿Ante una guerra sucesoria?

Desde que Mariano Rajoy renunció a la presidencia del PP, han sido muchas las voces que han clamado por una candidatura única, con el objetivo de evitar abrir en canal el propio partido en una guerra sucesoria que ahora parece algo más lejana, pese a que hay otras candidaturas, pero sin la fuerza que representa uno de los grandes barones populares. Génova mantiene abierto hasta las 14.00 horas del miércoles el plazo para que se presenten los aspirantes para presidir el partido.

Al nada disimilado enfrentamiento entre Sáenz de Santamaría, sin peso territorial, y De Cospedal, que controla parte del aparato del partido, se une el recelo que entre los populares gallegos generó la vicepresidenta de Mariano Rajoy, a la que siempre se han atribuido filtraciones como las de las fotos de Núñez Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado, un conocido obstáculo en las aspiraciones del presidente gallego para desembarcar en Madrid.

La renuncia del «favorito»

Feijóo anuncia que deja el camino expedito por varios motivos. Entre ellos, en un emocionado discurso, el presidente de la Xunta ha aludido este martes a ese «contrato» con Galicia que suscribió en las últimas elecciones, las de 2016, reeditando las dos mayorías absolutas que comenzaron en 2009, cuando derrotó al bipartito del PSdeG y BNG. «Sin haber completado mi compromiso no puedo fallar a los gallegos porque sería también fallarme a mí mismo«, ha dicho un emocionado Núñez Feijóo, entre lágrimas, ante su junta directiva, reunida en los jardines de un hotel compostelano.

El dirigente gallego ya anunció en su día que el actual sería su último mandato en Galicia, que finaliza en 2020. Planificará así una sucesión tranquila, con la mirada puesta en Madrid, pero sin el reto de reconstruir desde Génova, y no desde el Congreso de los Diputados, un partido que entra ahora en una dimensión desconocida con unas primarias inéditas para los populares. Es precisamente el sistema de votación, a dos vueltas, primero los militantes y después los compromisarios, el clavo ardiendo al que se puede agarrar Sáenz de Santamaría para lanzar su candidatura.

El juego revuelto

Todo está abierto, y enrevesado,  tras el anuncio  del vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, para optar a la presidencia del PP. Este mismo lunes, el expresidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, José Luis Bayo, también ha dado el paso y ha presentado sus avales. A sus nombres se unen los del exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo, y el secretario Ejecutivo de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández. Todo es juego revuelto a la espera de los movimientos de los dos pesos pesados que quedan por pronunciarse: María Dolores de Cospedal y de Sáenz de Santamaría. Feijóo se queda en Galicia.

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