Feijóo estudia dejar la Xunta a Rueda y auparlo como sucesor

El dirigente gallego analiza jurídicamente cómo entregar la presidencia a su número dos para dar el salto a Madrid al ver muy difícil compatibilizar el cargo con la dirección del PP, que era su primera opción

Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta, y Alberto Núñez Feijóo / Xunta

Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta, y Alberto Núñez Feijóo / Xoan Crespo

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Alberto Núñez Feijóo puede extraer al menos dos conclusiones de la reunión de los presidentes del PP en las autonomías con Pablo Casado: tiene un amplio apoyo para liderar el partido y va a ser muy difícil, y muy costoso, negarse a dar el paso. Este miércoles, también en la madrugada del jueves, los barones lo elogiaron, lo conminaron a presentarse al congreso del 2 y 3 de abril y lo situaron como el candidato ideal para coser el partido tras una semana de guerra, dimisiones y profundo desgaste.

Una negativa a dar el paso no solo provocaría un considerable enfado en los cuadros del partido que acabaría con toda la influencia del barón gallego más allá de Galicia, sino que sumiría de nuevo al PP en una crisis de liderazgo. La escena, que el propio Feijóo contribuyó a construir, es la de una aclamación o la de una encerrona, en función de las ganas que tenga uno de liderar a los populares.

Aunque el presidente de la Xunta no confirmará si se presenta o no hasta pasada la junta directiva de la próxima semana, los preparativos para el viaje a Madrid comenzaron hace días entre la presión creciente de dirigentes y exdirigentes del partido para que asuma el puesto. La primera opción para Feijóo era la de mantener su puesto en la Xunta, algo compatible con la presidencia del PP aunque no demasiado práctico. La que está estudiando ahora es la de pasar el testigo y activar su sucesión dos años antes de lo previsto.

La transición natural en Galicia y en Madrid

Si Feijóo es por curriculum el candidato más obvio para tomar el relevo en la dirección del PP avalado por cuatro mayorías absolutas, el camino natural para el Gobierno gallego es el de dejar el bastón de mando a Alfonso Rueda, el vicepresidente que lo acompañó durante más de una década. Rueda fue la persona en la que pensó el dirigente gallego cuando meditaba en 2018 dar el salto a Madrid, la que puede ofrecer una mayor estabilidad interna y la previsible, una cuestión nada desdeñable en la escala de valores de Feijóo. Pero, sobre todo, es la opción que se está estudiando, principalmente, para blindar jurídicamente el traspaso de poderes sin que la oposición de BNG y PSdeG puedan impugnarlo.

Aunque nadie lo diría después de la última semana, tomar el relevo en el PP es, lógicamente, más sencillo que en el Gobierno gallego, donde Feijóo debería renunciar y cesar a los conselleiros para dejarlos en funciones hasta la conformación de un nuevo Ejecutivo. El nuevo presidente debería pasar otra vez por el Parlamento para ser investido, pero la mayoría absoluta de los populares les permitiría designar al sucesor y refrendarlo en votación.

La opción de colocar ya a Rueda tiene lógica electoral, pues otorgaría al actual vicepresidente de la Xunta mucho tiempo de visibilidad de cara a las próximas elecciones. Sin embargo, no deja de ser lo que popularmente se denomina dedazo, evidenciando la inclinación del presidente para su sucesión y dificultando la presentación de otras candidaturas a un futuro congreso, que deberá realizarse independientemente de lo que suceda ahora.

Sería el caso de la posible candidatura de Manuel Baltar, que mostró su apoyo a Casado en plena crisis para luego matizarlo y que ya en 2018 trasladó su deseo de pelear por la presidencia del PP gallego si Feijóo se marchaba. La lógica indica que el líder de los populares gallegos debería optar por la solución de Manuel Fraga que acabó con él como sucesor, convocar un congreso y que los candidatos se peleen. Sin embargo, la crisis del partido ha echado por tierra cualquier planificación.

Marcar los tiempos

El movimiento, sin embargo, no tiene por qué producirse de inmediato. El presidente de la Xunta podría compatibilizar durante un tiempo los dos cargos para luego ceder los galones a su vicepresidente, ya que parece difícil sostener esa situación a medio plazo. Además, un cambio similar tendría que operar en el PP gallego, que habría de elegir un nuevo presidente al ser incompatible el cargo con el que ocuparía Feijóo en el PP estatal.

Rueda, que tiene acta de diputado por lo que podría ocupar la presidencia en caso de renuncia de Feijóo, se refirió este miércoles a esa posibilidad para decir que son «futuribles sin ninguna base». «Hablar de cosas que ni tienen pasado ni se tienen planteado a día de hoy, hasta ver cómo se soluciona todo lo demás, no tiene mucho sentido desde mi punto de vista», añadió.

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