Feijóo acelera la sucesión en Galicia y el ascenso de Ayuso en el PP de Madrid

Con indisimulado mutismo, Alberto Núñez Feijóo prepara su sucesión en Galicia entre el nerviosismo del partido, que espera a que el presidente de la Xunta aclare el futuro del Gobierno que dejará a medio mandato para presidir el PP, así como la fórmula para ceder la presidencia de los populares gallegos debido a la incompatibilidad entre ambos cargos.

Los tiempos se han acelerado para el dirigente gallego, que esperaba simultanear la Xunta con Génova durante unos meses para asegurar un relevo más o menos tranquilo, a pesar del precipitado derrocamiento de Pablo Casado. Cargos del partido dan por hecho que entregará el testigo del Gobierno gallego antes del verano, previsiblemente en mayo. El propio Feijóo dio a entender eso el pasado jueves al señalar que se iría en “unas semanas” tras el congreso de Sevilla del 1 y el 2 de abril, donde será el único candidato.

Alfonso Rueda, señalan las mismas fuentes, sigue siendo el mejor posicionado para relevarlo, pues es el remplazo natural y previsible y cumple el requisito de tener experiencia de gestión tanto en el Ejecutivo gallego como en el propio partido, que preside en la provincia de Pontevedra.

El miedo a la división interna

A nivel orgánico, cobra fuerza el nombre de Miguel Tellado, el secretario de organización. Sería el encargado de guiar el partido en una suerte de dirección provisional hasta un nuevo congreso que renueve el liderazgo en el PPdeG. Una gestora sin gestora para la etapa post-Feijóo, quien deberá presentar su renuncia cuando sea nombrado presidente del PP.

Aún en este esquema, hay dos escenarios posibles y ninguno es el ideal. El primero sería que se reúna el comité ejecutivo del partido y designe directamente al nuevo presidente, previsiblemente, a la misma persona que Feijóo haya designado para la presidencia de la Xunta y que tendría que ser refrendado por la junta directiva, según está recogido en los estatutos para casos de dimisión o fallecimiento. La otra sería organizar un congreso a corto plazo, por ejemplo, justo después del verano.

Ninguna de las opciones es buena. La primera, por la falta de higiene democrática de la designación directa. La segunda, debido al riesgo de una disputa interna por el liderazgo si se presentan más de una candidatura. Manuel Baltar, por ejemplo, manifestó tiempo atrás que le gustaría optar a suceder a Feijóo en la presidencia del partido e hizo maniobras para ello hace cuatro años, cuando el presidente de la Xunta se retiró de la carrera por relevar a Mariano Rajoy.

Feijóo y Ayuso, lo dos poderes del PP

El aterrizaje de Feijóo en Génova activará también cambios en el PP de Madrid. Una de las primeras tareas que tendrá sobre la mesa será la de convocar un congreso en el que Isabel Díaz Ayuso, probablemente sin mayor oposición, se haga con la presidencia del partido en la comunidad.

Es un anhelo que la dirigente madrileña ya manifestó ambicionar y que provocó una de sus disputas con Pablo Casado. La celebración del cónclave quedó pendiente y, según las fuentes consultadas, Feijóo lo activará poco después de hacerse con la presidencia en abril. Ayuso podría ganar un enorme poder orgánico incluso antes del verano, logrando una posición privilegiada si, en algún momento, decide dar el paso hacia la presidencia del PP y postularse en unas elecciones generales.

Feijóo y Ayuso representan actualmente los dos grandes poderes del partido. El presidente gallego tiene el control orgánico, el aparato que lo aupó a su nuevo cargo merced a una pacto con los barones territoriales. La presidenta madrileña tiene un gran respaldo de las bases y se le supone un mayor atractivo entre el electorado. Con la presidencia del PP de Madrid tendrá también la cuota de poder interno que ahora le falta.