Esquerra se planta ante el Pdecat y Puigdemont de cara al 21-D
Esquerra contará con Junqueras y Rovira para ganar las elecciones, con una lista propia, aunque pueda acordar un programa común con el Pdecat de Puigdemont
Esquerra quiere iniciar una nueva etapa. La situación judicial puede cambiarlo todo, con Oriol Junqueras en prisión, pero los republicanos se han plantado ante el intento del Pdecat de buscar una lista unitaria, tras elegir a Carles Puigdemont como candidato, para forzar la unión de todo el soberanismo. ERC apuesta por una lista propia para encarar el 21-D, sin descartar, eso sí, un programa común de mínimos, a favor de los políticos presos.
La situación de Puigdemont es compleja. Este domingo se puso a disposición de la justicia belga, que podría demorar su extradición a España, con 60 días de plazo. Eso supone que ejercería de candidato desde Bélgica y podría ser elegido diputado. Para el Pdecat se trata de buscar un espaldarazo electoral, porque se encuentra en una situación delicada, sin posibles alternativas, con Josep Rull en prisión, y con la posibilidad de que la alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, tome las riendas, pero sin tirón electoral.
Lo que ocurre es que las apelaciones a la unidad son ficticias. La batalla entre el Pdecat y ERC ha sido cruenta en los últimos meses. Se ha traslado al seno de las entidades cívicas, como la ANC y Òmnium Cultural, y en el Govern. Es una pelea antigua, que se remonta a la elaboración del Estatut, que explica en gran medida la actual situación de la política catalana. Y alcanzó su clímax la pasada semana, cuando los republicanos frustraron, en gran medida, el anuncio de elecciones al Parlament, por parte de Carles Puigdemont.
Fue Marta Rovira la que espetó a Puigdemont que le llamarían traidor si convocaba elecciones
La clave de ese enfrentamiento la dio Marta Pascal en un mensaje de Twitter, cuando, tras la decisión de Puigdemont de dejar en manos del Parlament la posible convocatoria de elecciones, que acabó en la declaración de independencia del viernes 27 de octubre, aseguraba que el presidente catalán había cumplido “y los que tampoco fallan nunca son los del odio visceral a lo que nosotros representamos”. Fue un mensaje nada velado a los republicanos.
En la noche anterior, el 25 de octubre, cuando Puigdemont reúne a toda la cúpula de los partidos soberanistas en el Palau de la Generalitat, donde el presidente acaba decidiendo que a la mañana siguiente convocará elecciones para evitar la aplicación del 155 de la Constitución, es Marta Rovira, la secretaria general de ERC, con un tono de voz elevado, la que le espeta que si toma esa decisión ellos mismos lo calificarán de traidor.
Ese ha sido uno de los motivos que han tergiversado por completo la política catalana en los últimos años, aunque se ha vestido de supuesta unidad para construir la república catalana. Esquerra lleva tiempo preparando su posible victoria electoral, con el objetivo de sustituir a la vieja CiU como la fuerza política hegemónica. Y no se recata en anunciar que buscará ensanchar la base independentista. Su diputado en el Congreso, Joan Tardà, explicó este domingo que llevarán la petición de un referéndum acordado en el programa, y que el objetivo es lograr acuerdos con los Comunes de Ada Colau, y también “con el catalanismo federalista”, en una clara alusión al PSC.
El Pdecat quiere una lista de país, pero también desea iniciar una etapa que le permita recuperar su espacio ideológico
¿Es eso posible? Lo que parece complicado es una gran lista unitaria. Para ello, los republicanos, a través de su consejo nacional, han pedido que se incorporen los Comunes y la CUP, además del Pdecat. Se trata de una clara muestra de que no se desea esa opción, porque este mismo domingo los Comunes ya la rechazaban. El problema para todos es que el plazo para presentar coaliciones se acaba este martes, 7 de noviembre.
El Pdecat lo intentará hasta el final, de la mano, de nuevo, –siempre está ahí—de Artur Mas, que podría reunirse en las próximas horas con la dirección de ERC. El Pdecat se debate entre tratar de iniciar una nueva etapa, diezmado, pero con el objetivo de recuperar su espacio ideológico, o seguir gobernando camuflado en una gran “lista de país”.
La presión será total por parte de las entidades soberanistas y de sectores del Pdecat que han cobrado una voz propia, como Miquel Buch, alcalde de Premià de Mar, presidente de la Asociación Catalana de Municipios, que insiste en la lista de todo el soberanismo.
El problema no es de suma del independentismo, que puede alcanzar perfectamente la mayoría absoluta, aunque sea a partir de diferentes listas. Pero el convencimiento de ERC, y también de la cúpula del Pdecat, aunque la retórica pública sea otra, es que es necesaria una nueva etapa tras el final del proceso soberanista.