Esprint final de campaña: Rueda apela al desgaste de Sánchez y el PSOE exhibe a sus ministros
González Formoso visita Ferrol junto a Margarita Robles, ministra clave para Navantia, y reprocha a Rueda y Feijóo que "escondan" a sus candidatos; el presidente de la Xunta asegura en Vigo que el PSOE "bajará"
PP y PSdeG acaban la campaña con discursos contrapuestos, no solo en el contenido, sino también en el enfoque. Alfonso Rueda, el heredero de Feijóo en San Caetano, confía en que el desgaste de Pedro Sánchez en el Gobierno beneficie a sus candidatos el 28-M; Valentín González Formoso exhibe músculo con ministros socialistas, pero traza un discurso en clave municipal para defender las alcaldías que conquistó su formación hace cuatro años. El PSdeG gobierna en cinco de las siete ciudades y en tres de las cuatro diputaciones.
Este viernes, antes de la jornada de reflexión, el secretario xeral de los socialistas gallegos estuvo con Margarita Robles en Ferrol. El Ministerio que dirige es el que encarga a Navantia las nuevas fragatas de la Armada, el contrato clave para asegurar una alta carga de trabajo durante los próximos años y para la renovación tecnológica del astillero. Allí, González Formoso acusó a Rueda y Feijóo de «esconder a sus candidatos» a las municipales debido a que «no tienen proyecto».
«Decidimos entre dos formas de hacer política, la que aporta ilusión, proyectos de futuro, puestos de trabajo de calidad y servicios públicos dignos, y la que no aporta más que ruido, crispación y la política de amiguetes para administrar el dinero de todos», dijo el también presidente de la Diputación de A Coruña.
Frente a este relato, el presidente de la Xunta envió un mensaje en clave estatal desde Vigo, una plaza difícil para los populares por el amplio dominio de Abel Caballero. «Ahora más que nunca está en juego el futuro de Vigo, de Galicia y España. Eso se vota aquí. El mensaje es claro: a toda esa gente que nos vota en otras y no en estas hay que decirles que estamos preparados para que vuelvan a confiar en nosotros. Yo el primero, como responsable del partido en Galicia», proclamó Rueda.
«El PSOE va a bajar»
El presidente autonómico siguió en la misma línea al asegurar que Caballero intenta distanciarse de Pedro Sánchez de manera obsesiva. Incluso ironizó con que en Vigo «ya no se puede hacer política ni siendo del PSOE», en referencia a que el alcalde «no quiere ministros» por la urbe y busca que «no se sepa» que sus votos «se los va a apuntar Sánchez».
El líder popular no ha escatimado en elogios para el equipo popular en Vigo y a Marta Fernández-Tapias, una cabeza de cartel «valiente» y que «ha dado la cara» pese a los «desplantes» y la «mala educación» que ha recibido por parte, ha dicho, de sus rivales polítos. Y tras afear que Caballero haga campaña «en otros ayuntamientos» –los populares sugieren que para tratar de retener la Diputación provincial en manos de los socialistas–, ha garantizado a los suyos que «el PSOE va a bajar en apoyos». «No tengáis duda», ha agregado, después de clamar bíblicamente: «¡Ay de los soberbios y bienaventurados los humildes!»
Rueda participa en un acto electoral en Vigo con Marta Fernández -Tapias / PPdeG
Escrivá visita el fortín de Lores
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, visitó Pontevedra para dar su apoyo a Iván Puentes, el candidato socialista a la alcaldía. Defendió Escrivá que es la garantía de «políticas sociales» y de su complementariedad con las que se adoptan a nivel «nacional» el mismo día que Ana Pontón y el alcalde Miguel Anxo Fernández Lores ofrecían un mitin frente al Consistorio.
«El BNG es garantía de un gobierno que hizo el que prometió», frente a alternativas «que anegaron la campaña de promesas incumplibles» o que han «saboteado Pontevedra», dijo Pontón en el cierre de campaña en la ciudad del Lérez.
El candidato del BNG a la reelección como alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, con la líder del BNG, Ana Pontón – BNG
La portavoz nacional del BNG se desplazó después a A Coruña para apoyar a Francisco Jorquera y apelar al voto «rebelde» e «inconformista» que quiere un «cambio» y una transformación, un discurso similar al que utilizó en Vigo.