España tiene la luz más cara de Europa (y la culpa no es de la sequía)

Las reglas del juego del sector energético en España no pueden corregir el constante encarecimiento de la factura de la luz

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España se ha acostumbrado al encarecimiento de la factura de la luz año tras año. Mientras algunas voces señalan a la sequía, la falta de viento o las olas de frío como factores determinantes, otras voces acentúan que el problema es regulatorio porque las subidas no han sido puntuales, sino continuadas desde hace diez años hasta tener una de las tarifas más caras de Europa.

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Durante los primeros once meses de 2017, las familias han pagado de media 74 euros más que en el mismo período del año pasado y terminarán pagando el 10% más una vez finalice diciembre (835 euros en un año).

El precio se calcula tomando como valor el pago de un usuario medio acogido a la tarifa regulada de precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC), la que contratan la mayoría de hogares. Así, el acumulado de enero a noviembre de este año es de 722 euros, frente a los 648 del mismo periodo del pasado año.

La estructura de la factura se divide en dos partes: la del término fijo de potencia, determinado por el Ministerio de Energía, y la del consumo de energía, es decir, las fuentes que se han utilizado para producirla y los costes que se establecen en el mercado mayorista, además de otros asociados al suministro.

La sequía afecta al precio, pero no lo determina

Respecto a la segunda parte de la factura de 2017, la del consumo de energía, ha vivido un repunte del 18% en un año por la variación en el consumo de fuentes.

¿Las causas? La sequía y la falta de viento han reducido la producción de energía hidráulica y eólica, respectivamente, y ha provocado que se recurra al gas y al carbón (fuentes más caras) para sustituirlas.

La mayor parte de electricidad se está produciendo con las mismas fuentes que en 2016

Así lo reflejan los datos de Red Eléctrica (REE). El 7,5% de la generación este año procede de la energía hidráulica, frente al 14,6% que supuso en 2016. En cambio, ahora la nuclear se ha elevado hasta el 22,7%, el carbón el 17,3%, el 11,3% de la cogeneración, el 3,4% de la solar fotovoltaica y el 13,9% de los ciclos combinados. 

Pero, ¿por qué a pesar de esta variación la sequía no es tan influyente? Porque el agua no produce la mayoría de la electricidad. Entre 2016 y 2017 solo se ha perdido el 8% del total de la producción (por la caída de la hidroeléctrica del 15 al 7%), mientras que el 92% restante proviene de las mismas fuentes.

Un problema regulatorio

Sin embargo, el mercado mayorista, donde se fijan los precios, se ha disparado por su sistema marginalista. El mercado paga el precio de la unidad de energía más cara (en este caso el gas) independientemente de que su proporción en el mix energético sea reducida respecto al resto de fuentes.

Una asimetría que, según el experto Jorge Morales de Labra, destapa “un problema regulatorio” de fondo porque «cualquier desequilibrio impacta de manera desmedida en el precio de la luz».

Jorge Morales de Labra: «La subida del precio de la luz no se corresponde con el cambio de fuentes de energía» 

Para Morales de Labra la lógica de que existe una competencia perfecta en todas las fuentes de generación es errónea. “Cualquier empresa gasista puede instalarse en España y operar, pero no ocurre lo mismo con la hidráulica, que no pueden construir una presa, o las nucleares y el carbón, que no pueden construir centrales”, explica sobre la inexistencia de libertad de entrada.  

El experto explica cómo las reglas del juego distorsionan los precios. «Ahora, las centrales nucleares cobran el kwh un 40% más caro que hace un año, cuando fijaron el precio en 35 euros y los costes eran los mismos», comenta.

Líderes europeos en subidas

Los datos de Eurostat también apoyan esta postura. Los consumidores domésticos pagan en España la luz más cara de Europa antes de impuestos. En concreto, el país ocupa la primera posición con 0,20 céntimos el kwh, por delante de otros como Croacia (0,16), Alemania (0,13), Francia (0,10), siguiendo el estudio publicado por Bruselas que pondera el precio de la luz en función del poder adquisitivo de cada país miembro. 

Además, España es de los países que peor ha evolucionado desde 2014, superando a Polonia, Malta, Eslovaquia, Albania, República Checa y Hungría, que tenían precios más elevados.

En la última década, la factura se ha encarecido en España cerca del 55% y solo en el primer semestre del año (enero-junio) el precio del recibo ha subido 5,1 puntos, si bien en el conjunto de Europa la caída ha sido de medio punto.

Si en los inicios de la crisis el precio de la luz estaba en un rango medio similar al resto de países, actualmente España tiene un precio equivalente al de los más caros, como Alemania, con la diferencia de que el nivel de renta es más bajo.

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