Enfado en el ocio nocturno por las nuevas medidas de la Xunta: «En los botellones nadie pide PCR”
Desde el sector aseguran que las restricciones son "contraproducentes" y que tendrán serias repercusiones como el cierre de locales e impacto negativo en el turismo
Jarro de agua fría para el ocio nocturno. La quinta ola que está disparando los casos y los contagios en Galicia ahoga a pubs y discotecas, que han recibido el anuncio de las nuevas medidas con «indignación y desconfianza». El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, informó el miércoles de que a partir del día 20 será obligatorio presentar una PCR negativa o un certificado de vacunación para acceder a este tipo de establecimientos, una norma que en el sector creen que «incentivará los botellones y las fiestas en pisos».
La medida, que ya funcionaba en ayuntamientos con un nivel medio de restricciones, se extiende ahora a toda Galicia. Sergio Fernández, vicepresidente de la Federación Galega de Hostalaría (HOSFEGA) y directivo de la Asociación de Bares, Pubs e Discotecas de Santiago recibe la norma «con indignación» y la considera «contraproducente» porque asegura que el problema «no está en los locales de ocio nocturno, que cumplen los requerimientos y son seguros». Opina que si la gente joven «no está yendo a los cribados», tampoco se va a hacer una PCR «para entrar un día en una discoteca», sino que harán «lo que se hizo siempre; botellones y fiestas privadas».
Alberto Grandio, presidente de la Asociación Galega de Salas de Música (Clubtura), suscribe esta idea y añade que el ocio nocturno funciona con planes espontáneos ya que «nadie planea con antelación cuándo sale, y nadie se va a estar haciendo la prueba cada fin de semana». Coincide, además, en que los jóvenes dejarán de ir a pubs y discotecas y optarán por otro tipo de entretenimiento como los botellones, porque para ir allí «nadie te pide una PCR».
Frenazo al verano
Para los hosteleros, la entrada en vigor de la nueva medida supondrá cierres en los establecimientos y «afectará muchísimo» a un verano que Grandio prevé «mucho peor que el anterior». Para Fernández el problema va mucho más allá, ya que el ocio nocturno arrastra a otros sectores como el turístico, y esta norma provocará que la gente se lo piense dos veces antes de reservar sus vacaciones en Galicia porque «si tienes que hacer todo ese protocolo para poder salir, te vas a otra comunidad».
El vicepresidente de HOSFEGA reivindica, además, que si en el cumplimiento de esta medida los clientes de los locales de ocio nocturno van a estar todos vacunados o a tener PCR negativa, la Xunta debería ceder por su lado y eliminar «otras pautas como el aforo en interiores», el uso de mascarilla o la distancia social, ya que el riesgo de contagio sería nulo.
El Apóstol, arruinado
«En el caso de Santiago parece que lo han hecho casi a propósito», lamenta Fernández. Y es que la restricción de entrada a los locales entra en vigor a partir del día 20 de julio, coincidiendo con el primer día de las fiestas del Apóstol en Compostela, en año Xacobeo.
Para los hosteleros de la capital la nueva norma entra en un momento clave y trunca «la mejor semana del año» a nivel de negocio. Fernández critica que el área compostelana tiene «una incidencia muy baja con un comportamiento ejemplar de la hostelería», por lo que no entiende que las medidas se tomen «siempre contra el sector» cuando además «la quinta ola comenzó con el ocio nocturno cerrado».
«Es esto o cerrar»
Luis Diz, portavoz de la plataforma Galicia de Noite y gerente de la sala Pelícano de A Coruña, no ve el futuro tan negro. «La alternativa es segura y positiva, porque el otro plan es cerrar. Nadie contaba con esta ola de contagios, ahora tenemos que torearlo y ganar tiempo hasta tener a los mayores de 18 vacunados», señala.
Para Diz, esta medida se compara a otras implantadas en Francia e Inglaterra que planteaban pedir PCR negativa o certificado incluso en cafeterías. El gerente de la conocida sala de fiestas coruñesa, cerrada hasta que mejore la situación, califica «de diez» la norma «aunque me baje el negocio». «Nos quedan dos meses en el desierto, esto hay que pararlo de alguna forma», sentencia.