El soberanismo ya juega al límite con una declaración de independencia
El soberanismo, con Carles Puigdemont al frente, prepara una declaración de independencia en el Parlament con la suspensión de la autonomía en el aire
Sendero Luminoso. Cuanto peor, mejor. Eso, trasladado a Cataluña, significa que el soberanismo, llegados a este punto, jugará en las próximas horas al límite, con la declaración unilateral de independencia, la DUI, preparada en el Parlament.
Con el impulso de un “referéndum” sin ninguna garantía, que tuvo el acicate para el independentismo de unas cargas policiales en algunos casos excesivas y que se deberán investigar, Carles Puigdemont aseguró al final de la jornada que llevará “los datos” del 1-O para que la cámara parlamentaria tome una decisión. Una decisión que, siguiendo la ley del referéndum, significa «declarar la independencia en 48 horas».
Antes, para este martes, se desea convocar una huelga general, que ha recibido el apoyo de la Taula per la Democràcia, que integra a UGT, CCOO, Pimec, Cecot, ANC y Òmnium. Y un día después, el 4, aunque Puigdemont tendrá la tentación de que se vote el 6 de octubre –en 1934 Companys declaró el estado catalán dentro de la república española— se buscará esa DUI con la que se desea hacer reaccionar al Gobierno español.
Puigdemont va directo a la declaración de independencia con la idea de forzar la suspensión de la autonomía
¿Lo tenía todo atado ya el presidente Puigdemont? Las acciones de la Policía Nacional, que deberán analizarse e investigarse, como pidió en su comparecencia el líder del PSOE, Pedro Sánchez, son ahora el gran detonante de una huída hacia delante de Puigdemont, que cuenta con la complicidad de Oriol Junqueras. Se descarta una convocatoria de elecciones, con la idea de buscar o ampliar una mayoría absoluta. “Nadie entendería ahora esa decisión”, asegura un miembro destacado de Junts pel Sí. La DUI era y es el objetivo, pasara lo que pasara este domingo con el supuesto referéndum. Y la huelga general también se había previsto, antes del domingo.
Para el Gobierno de Mariano Rajoy el reto ya es sideral. El Gobierno hizo sus cálculos, valoró la situación y decidió que el referéndum del 1-O no podía ser un nuevo 9N. Con cargas policiales que han ofrecido imágenes muy dañinas, ahora Rajoy deberá hacer frente a la DUI y dispone ya de un plan para aplicar el artículo 155 de la Constitución.
El problema para Rajoy es mantener un frente sólido con el PSOE y Ciudadanos. Sánchez le reprocha esa actuación policial, pero quiere mantener su apoyo para defender el estado de derecho. En las próximas horas, tras las reuniones que mantendrá Rajoy con Sánchez y Albert Rivera, Moncloa diseñará el plan concreto.
También ha vuelto a surgir la idea de convocar elecciones generales anticipadas. Todo está abierto a la espera de esa declaración unilateral de independencia, que se da por segura.
¿Qué pretende el independentismo con esa jugada? Forzar al máximo la operación contra el estado, como apuntan las mismas fuentes de Junts pel Sí y ver cómo puede salir de esa situación confiando su suerte a la intervención de la Unión Europea.
El Gobierno puede convocar elecciones generales o suspender la autonomia catalana
La cancillera Angela Merkel ofreció a Rajoy un mensaje, a través de fuentes diplomáticas, como publicó Economía Digital. El mensaje fue que apoyaría toda su estrategia frente al independentismo catalán, y el referéndum de autodeterminación. Pero siempre y cuando no se excediera en las medidas para anularlo. Ahora se trata de saber si para Merkel lo ocurrido este domingo fue o no un exceso, o si lo realmente alarmante, –no sólo para España sino para el conjunto de Europa, donde esperan otros grupos nacionales como Cataluña–, es esa declaración unilateral de independencia.
Con una suspensión de la autonomía a través del artículo 155 de la Constitución, el Gobierno podría convocar elecciones autonómicas con el propósito de favorecer una mayoría parlamentaria alternativa al soberanismo, –muy complicado en estos momentos—o, al menos, constatar que existe un dique que representa el estado de derecho que no se puede traspasar y que el nuevo gobierno que surgiera debería respetar.
La cuestión es que, al margen de los datos que ofreció el Gobierno catalán, de tres millones de personas que, en todo caso, participaron de las manifestaciones y de las votaciones a lo largo del día, lo que pedirá el independentismo una y otra vez es un referéndum de autodeterminación acordado con el Estado con todas las garantías.