El reto de Felipe VI: impulsar una reforma constitucional profunda
Expertos de diferentes ámbitos reclaman que el nuevo rey abra una nueva etapa, con cambios en la división del poder territorial y en el terreno judicial
El jueves 19 de julio el futuro rey Felipe VI tendrá una oportunidad. Un directivo empresarial establece un símil con el tenis: “Tiene el servicio, y tiene una única bola para realizar un ace”.
El símil es contundente, pero es cierto que el todavía príncipe Felipe tendrá en su discurso en las Cortes, al ser proclamado el próximo jueves como nuevo rey de España, una ocasión para establecer qué proyecto quiere, qué España desea, y cómo pretende ganarse su propia legitimidad.
Quiera o no Rajoy
El rey tiene unas limitaciones constitucionales. No se le puede pedir al que será el rey Felipe VI que rehaga la España lastrada por el boom inmobiliario y la corrupción política, pero sí que busque una nueva etapa, esté de acuerdo o no el actual Gobierno central que preside Mariano Rajoy.
Quien defiende esta tesis es Joan Botella, catedrático de Ciencia Política de la UAB. Botella entiende que se debe abrir “una agenda reformista, que pasa por una reforma de la Constitución”, y que “ya no vale no hacer nada”.
Botella rechaza la idea de Rajoy, aplaudida por los círculos políticos y empresariales de Madrid más inmovilistas. “Eso de que hay que acotar lo que se quiere reformar, no es válido, debe ser el presidente del Gobierno el que se ponga delante y plantee, en positivo, los cambios que se necesitan”, asegura.
Entre ellos, claro, figura la cuestión del problema catalán, que parece insoluble si no se apuesta por una reforma de la Carta Magna.
Referéndum posterior
Por ello, el impulso de Felipe VI podría ser determinante, a juicio de Botella. El calendario que plantea es claro: “Los principios de la reforma deberían quedar establecidos y convocar elecciones generales, en noviembre del próximo año, cuando tocan. Justo después, las nuevas Cortes deberían aprobar la reforma”, asegura, lo que implicaría, posteriormente, un referéndum.
Sólo en el caso de que los catalanes rechazaran ese referéndum, convocado para toda España, se podría hablar ya abiertamente de choque de trenes, pero no antes.
Botella, sin embargo, entiende que en el Gobierno del PP pesa “la idea del conflicto”. Y señala que en el PP, “donde abundan los abogados del Estado, se prefiere el conflicto al acuerdo”.
Reformas, reformas
Pero la petición de reformas profundas en España la defienden ya numerosos expertos, desde todos los ámbitos. El catedrático de Economía Luis Garicano, uno de los grandes referentes en estos momentos, señala en su libro El dilema de España que se brinda una oportunidad que no se puede dejar pasar.
“España debería usar la demanda del pueblo catalán como una oportunidad para hacer, por fin, la inevitable reestructuración del Estado autonómico y del sistema político entero, que exigen, de acuerdo con todas las encuestas, la gran mayoría de los ciudadanos”, señala Garicano.
Huir de los «hooligans de partidos caducos»
El también catedrático de Economía de la UPF y consejero del Banco de España, Guillem López Casasnovas, pide a Felipe VI que no demore el problema. Y sitúa como prioritario “sin duda la reforma de la Constitución, porque ello supondría un acomodo a las aspiraciones de nuevas generaciones que no la votaron y no la sienten como propia”.
López Casasnovas se explica: “Que uno de su generación promueva dicho cambio legitimaría un nuevo impulso de encaje territorial y de derechos y libertades que a su vez le legitimaría como nuevo rey, y no por sucesión dinástica de quien juró fidelidad al caudillo sino por parte de quien arbitra situaciones enrocadas tanto de apoyos intergeneracionales como de realidades multinacionales”.
El economista advierte a Felipe VI de que sus apoyos de futuro no estarán en los partidos más inmovilistas. “Tiene que saber que el futuro (también el suyo) no está entre los hooligans actuales de los medios y de partidos caducos que ahora tanto le apoyan sino de las nuevas generaciones, que como él buscan acomodo en la pluralidad. Juan Carlos lo hizo en cierto modo contra el antiguo régimen pese a lo que juramentó”.
Ronda de contactos con políticos
El catedrático de derecho constitucional de la UB, Xavier Arbós, es más cauto sobre las posibilidades de éxito de Felipe VI. Lo primero que pide es que “los políticos digan cuál es su prioridad, y si el debate territorial lo es o no. Y en función de eso, el Rey puede ofrecer su proyecto”, asegura.
Pero Arbós ve como algo vital que Felipe VI, a partir del jueves, afirme que “abre una ronda de contactos con los dirigentes políticos, lo que le daría una gran legitimidad”.
El cualquier caso, Arbós concluye con la idea de fondo que defienden todos los expertos: “El consenso de hace 30 años ya no sirve, y hay que renovarlo”.
Pongamos, siguiendo el símil tenístico, que Felipe VI está lanzando la bola al aire. Tiene el servicio. Se dispone a lanzar. Y sabe que deberá acertar de pleno este jueves con su discurso en el Congreso.