El pueblo con la deuda más monstruosa de España
Moraleja de Enmedio (Madrid) construyó un teatro con capacidad para 500 espectadores, el 10% de toda su población. Ahora no tiene dinero para pagar a los barrenderos
Moraleja de Enmedio (a 20 kilómetros de Madrid) es un pueblo de vecinos acomodados que viven en un municipio pobre y arruinado. En concreto, el más endeudado de Madrid y el tercero de España.
La localidad vivió épocas de gloria económica durante la gestión del alcalde popular Carlos Alberto Estrada, imputado en la trama Púnica y que dirigió una gestión manirrota en 16 años. Pero ahora no puede pagar el mantenimiento de la fotocopiadora, peligra el servicio de limpieza y recogida de basuras y hasta los desayunos de los niños en la escuela municipal.
El exalcalde Estrada, investigado por la presunta contratación irregular de empresas para beneficiar al PP, construyó un teatro con aforo para 500 espectadores, el 10% de toda la población censada en el municipio. También construyó una generosa piscina climatizada para el pueblo sino que la acompañó de unas enormes gradas con capacidad para 300 asistentes.
En 2006, las fiestas del pequeño pueblo tuvieron un derroche de estrellas entre las que figuraron Isabel Pantoja, Carlos Baute, Ana Belén y Víctor Manuel y Andy y Lucas. También se pagaron 70.000 euros por el desmontaje de la discoteca móvil a la empresa Waiter, también investigada por la corrupción de la Púnica.
Pero desde ese año, el ayuntamiento dejó de pagar a Hacienda y a la Seguridad Social. Desde entonces, los intereses se han multiplicado. Solo en esos dos conceptos, el municipio debe seis millones de euros, el doble del presupuesto anual.
Nóminas con retrasos
La deuda monstruosa del municipio no reside en su cantidad (38 millones) sino en su incapacidad para hacerle frente y para asumir los servicios básicos. En el municipio de chalets adosados de clase media alta, cada habitante del debe unos 8.000 euros.
El ayuntamiento no puede pagar las deudas con Hacienda y la Seguridad Social, lo que le impide obtener ayudas públicas y subvenciones para paliar su arruinada economía. Ningún banco ha concedido ningún préstamo y ni siquiera ha accedido a abrir líneas de crédito provisionales para hacer frente a pagos de emergencia.
Todos los proveedores sufren retrasos en los pagos, incluidos los trabajadores municipales. La mitad de los barrenderos están de baja por problemas en la espalda. Los carros para la recogida llevan ruedas de bicicleta instaladas de forma precaria. El personal no cuenta con material adecuado para garantizar la limpieza de las calles.
La empresa que recogía la basura ha plantado al gobierno municipal. Tras deudas de varios meses acumuladas, ha dejado de recoger los desperdicios y el ayuntamiento tuvo que recurrir a otra empresa para garantizar los servicios mínimos de limpieza.
La borrachera financiera
Los concejales opositores aseguran que el exalcalde (que en teoría está retirado de la política) asistía a los plenos municipales con fuerte olor a alcohol. También regentaba un prostíbulo, según el sumario de la trama Púnica.
Pero las facturas de esa borrachera financiera aún no se han pagado y los intereses y las deudas carcomen la economía local. El municipio ni siquiera puede hacer frente a los gastos más básicos, la nómina de los 92 trabajadores municipales. La situación desastrosa terminó con 16 años de gobierno del PP y ahora el PSOE tiene mayoría absoluta.
«Nos hemos rebajado el sueldo y hemos recortado los gastos en 62%, pero no es suficiente. No podemos pagar las nóminas puntualmente. Ni siquiera al hombre que nos mantiene la fotocopiadora podemos garantizarle un pago puntual», explica la María Ángeles Fernández, concejal de Hacienda del municipio.
El actual gobierno intenta investigar, con facturas, dónde se fue el dinero de la época de bonanza, pero ni ellos tienen respuesta. Ni siquiera los concejales que participaron en la gestión anterior concretan cómo se desfalcaron las arcas públicas. Algunos de ellos han acusado a los ediles socialistas de no haber denunciado la situación con anterioridad.
El ayuntamiento ha pedido auxilio financiero urgente a la Comunidad de Madrid y al gobierno de España, pero hasta ahora ninguna medida se ha concretado. Mientras tanto, el equipo sigue contando los céntimos y pagando con cuentagotas. Ni ellos saben cuál será el próximo corte de servicio por falta de pago.