El PP facilitará la investidura de Díaz con una abstención
Los dirigentes populares rechazan construir una alternativa y quieren centrarse en las autonómicas de mayo
Rápido. Rápido. De nada sirve lamentarse, aunque el batacazo haya sido terrible. La dirección del PP quiere pasar página lo antes posible, y no desea analizar en detalle los resultados de las elecciones andaluzas. Ha pasado de 50 diputados a 33, con una pérdida de 500.000 votos. Pero el porcentaje es casi el mismo que en las elecciones europeas en Andalucía. Entonces, en 2014, fue del 25,89%, y ahora en las autonómicas andaluzas es del 26,75%.
¿Qué quiere decir, teniendo en cuenta las diferentes encuestas de los últimos meses? Que el PP comienza a pensar que es mejor conservar ese porcentaje, que no perder más, asumiendo que será difícil que pase del 30%, con los nuevos partidos que han emergido en la política española, como Podemos y Ciudadanos.
Eso implica que lo mejor es asumir la realidad. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, rechazó este lunes, en la ejecutiva del partido, que los resultados se puedan extrapolar a la política española, pero el PP asume que la realidad es otra. Y lo mejor es adelantarse. El director de campaña del PP, Carlos Floriano, vicesecretario general del partido, tiene claro que «debe gobernar la lista más votada».
Asumir la realidad de los porcentajes de voto en el futuro
El partido en Andalucía, con el liderazgo de Juan Manuel Moreno, muy tocado con los resultados, –aunque la responsabilidad es del propio Rajoy– se debate entre la abstención o el voto en contra en la primera vuelta de la investidura de Susana Díaz. En segunda vuelva se da por hecho que habrá una abstención. Pero no se desea perder tiempo. Fuentes del partido valoran abstenerse ya en primera vuelta.
El PP ha comprobado dos cosas en las elecciones andaluzas. La primera es el porcentaje de voto, que puede variar, pero que dejara a los cuatro partidos con una diferencia máxima de entre un 15% y un 30%, según apuntan todos los expertos.
La otra es que debe contar con algún socio, y ese no puede ser otro que el PSOE. Si Rajoy gana las elecciones generales –que en estos momentos no está claro, a la espera de lo que suceda en las elecciones municipales y autonómicas de mayo– necesitará que los socialistas le faciliten, como mínimo, la investidura. «Todo eso queda muy lejos, aunque las andaluzas muestran una tendencia, pero es lógico que se prepare el terreno», se apunta desde el PP.
Gobernar en minoría
El problema es que en la primera votación de investidura, que llegará tras la constitución del parlamento andaluz –el 16 de abril– Díaz necesitaría el voto afirmativo de otro grupo, para tener la mayoría absoluta que exige el reglamento del parlamento. Si no la logra, sería presidenta en segunda vuelta por mayoría simple.
Susana Díaz quiere gobernar en minoría, y podrá hacerlo. Ninguna fuerza política quiere ahora comprometerse. Ciudadanos no quiere, ni puede. Carlos Floriano caracterizó al partido que lidera Albert Rivera como de «centro izquierda», y de «muletilla», junto a Podemos, del PSOE. Ciudadanos sabe que una aproximación al PSOE provocaría una crítica contundente del PP en toda España. Y prefiere esperar.
Preparar el terreno cuanto antes
En cualquier caso, «el PP no construirá una alternativa, porque eso no lo hace el PP», remachó Floriano, advirtiendo de que los populares no querrían sorpresas tras las elecciones generales, con un frente entre los partidos de izquierda, incluso con la participación de Ciudadanos, en contra de Mariano Rajoy.
Y es que las elecciones andaluzas han comenzado a marcar ya el futuro de la política española, con una clara lección: aparecen dos partidos nuevos, que tendrán apoyos, y que dividirán el voto, pero que todavía no tendrán la fuerza del PP o del PSOE. Por eso el PP se quiere curar en salud, a pesar del ruido sobre las responsabilidades de la derrota andaluza, a la que se apuntó Esperanza Aguirre, al recordar la elección «a dedo» de Juan Manuel Moreno.