El PP entierra la tecnocracia de la era Rajoy

El PP aparca la gestión y centra sus esfuerzos en renovar el discurso del centro-derecha ante la izquierda y el nacionalismo

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Mariano Rajoy prometió hace ahora siete meses, en su despedida como presidente del PP, ser «leal» y ha cumplido. Incluso sabiendo que el nuevo líder del PP, Pablo Casado, trabaja en una nueva etapa alejada del marianismo —aquel tiempo en que tanto se oyó hablar del «imperio de la ley»—, Rajoy aceptó acudir este viernes a la llamada de su partido para que ningún medio pudiera recrearse en su ausencia a la convención «España en libertad».

Casado planea dar una sacudida ideológica a un partido que se había acostumbrado a dominar las instituciones (a la Moncloa durante 7 años, en particular) y que ahora tiene que competir con más adversarios que nunca desde una posición de poder muy disminuida.

El joven líder del PP se esfuerza por abrir una nueva era que sepulte definitivamente la tecnocracia de Rajoy para que el partido sea reconocido por algo más que por ser eficaz y conservador.

Pero Casado no se puede permitir romper con las figuras del pasado porque se arriesga a proyectar un PP más pequeño. Y Rajoy, un hombre de partido, aceptó escenificar que las familias del PP quizás están separadas pero no destrozadas. Y que, por tanto, no hay mayor problema para reunirse en una fecha especial como san Volusiano (ayer, 18 de enero).

El rival es Vox

Protagonizó el expresidente un discurso intencionadamente anodino, sin retranca y sin brillantez alguna, queriendo pasar desapercibido y dejando un único recado: «No es bueno el sectarismo ni son buenos los doctrinarios. En ninguna faceta de la vida. En política, tampoco”

Nadie en el PP quiere mencionar a Vox, aunque el futuro de los populares pasa por resistir a la repentina irrupción de la formación de Santiago Abascal.

«No se trata de dejar de ser lo que somos ni de cambiar todas nuestras estrategias por Vox. Pero sí se trata de renovar nuestro discurso, de ser más sólidos en nuestro eje liberal-conservador y de que seamos un partido menos tecnocrático», analiza un relevante dirigente del PP.

El PP ha renovado el logotipo para la ocasión. Ha retocado el himno del PP. Ha coloreado como nunca el pabellón 1 de Ifema en Madrid. Y ha puesto  música de baile a todo volumen. Es la terapia electroconvulsiva de Casado.

Hoy habrá que rebajar decibelios: llega Aznar.

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